Capítulo 28.

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Luna.

Llegamos al sitio encerrado, donde había una fila corta de personas esperando para entrar a la pista de patinaje, me emocione de ver lo grande que era desde afuera.

—Uh, mira ¡Mira! —dije mientras daba pequeños saltitos mientras me ponía encima de Dominik.

—Calma, pequeña.

— ¿Por qué? —dije haciendo un puchero.

—Si no quieres que daddy se ponga duro, es mejor que te quedes en tu asiento.

—Ups —reí mientras lo miraba divertida. — ¿No te gusta que haga esto, daddy? —lo mire traviesa y me apoye en su muslo mientras le daba un pequeño beso en los labios.

—Luna... —advirtió con una sonrisa en la cara.

—Ay, está bien —regrese a mi asiento y me cruce de brazos, mientras miraba hacia delante y no hacia Dominik.

Pasó un mechón de mi cabello por mi oreja y me dio un beso en la frente.

—Cuando lleguemos a casa, cariño...

— ¿Vamos a entrar o no?

—Uh, alguien se puso de mal humor —dice riendo de mí.

—No lo estoy, duh. Entremos.

— ¿Cómo se dice, pequeña mal educada?

—Entremos, daddy. Por favor.

—Esa es mi niña buena. —dice mientras me abre la puerta del copiloto y me da una palmada en el trasero

Duramos haciendo la fila unos minutos, luego unos minutos más mientras elegíamos los patines y lo demás. Entramos a la pista, le tome la mano a Dominik y empezamos patinando suave, tratando de que no nos tropezáramos con las demás personas, se sentían tan divertido, reíamos y Dominik hacia cosas graciosas.

De un momento a otro perdí el equilibrio y caí al piso, mientras me tapaba la cara de la vergüenza, Dominik me levantaba para comprobar que estaba bien.

— ¿Estás bien, cariño? —pregunta mientras lo miraba a los ojos, con mis mejillas rojas.

—Sí.

Dominik soltó una carcajada, mientras yo seguía sentada en el piso, me ayudo a levantarme y le di un pequeño golpecito en su hombro, lo mire fijamente un momento y me di cuenta que no podría vivir sin él.

—Dominik....

— ¿Sí, Luna?

—No quiero estar lejos de ti, por favor nunca me dejes.

—Cariño... —dijo mientras me abrazaba, podía escuchar su corazón latir con fuerza. —También quiero estar siempre contigo y aunque no lo estemos, yo siempre estaré con todas mis fuerzas enamorado de ti.

Algunas personas nos miraban extrañados, pero no nos importaba.

—Te quiero, daddy—hable mientras me abrazaba de su cintura. —Vamos a patinar, se va a acabar el tiempo.

—También te quiero, mi dulce niña.

Patinamos hasta que los pies se nos cansaron y por supuesto el tiempo también, salimos del lugar y compramos unos helados, me estaba divirtiendo mucho hoy, era tan genial que nada podía dañarlo.

Mientras íbamos en el auto, me sentí cansada, tenía sueño y quería llegar a casa rápido.

—Luna, cariño. ¿Tienes sueño?

I will be your daddy (Dylan O'brien)©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora