Capítulo 16.

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Narrador omnisciente.

La pequeña Luna agito sus pestañas abriendo sus grandes ojos azules, tras una fuerte luz y una migraña muy fuerte abrió los ojos, un pitido la hizo tratar de levantarse pero no pudo, no comprendía nada; no sabía que era ese lugar ni porque estaba allí y mucho menos él porque estaba conectada a cables, ella sólo quería salir de allí y abrazar a su mamá.

— ¡Luna! —exclamo una fuerte voz masculina. —Tranquila —el hombre se veía borroso pero poco a poco pudo ver el rostro de aquel hombre con claridad. Era Dominik, pero ella no lo sabía, no sabía nada.

Dominik se acercó a ella y se limpió una lagrima que le había salido, lucia muy mal con ojeras y con los ojos hinchados, se notaba que no había descansado ni un rato y así había sido, él era el culpable de que la pequeña Luna estuviera en esa camilla conectada a hacía asquearse, nunca debió dejarse de ella, además de que la misma Brenda le había contado que Luna los había visto besándose, Dominik cargará con esa culpa por siempre, por otro lado una adolorida Luna estaba viviendo un momento de confusión.

— ¿Quién es usted? —dijo Luna con su tono de voz aniñada.

Dominik se acercó y noto como Luna trato de retroceder con temor, esto hizo que él se conmoviera.

—Cariño, ¿no me recuerdas?

—No, ¿Dónde está mi mami? —A la pequeña se le formo un pequeño puchero en su boca, esto la hizo ver adorable. Dominik no sería capaz de contarle lo que realmente le paso a Luna, era muy tiste verla preguntando por su familia la cual ya no estaría con ella nunca más.

—Eh, cariño... —fue interrumpido por la puerta de la habitación que se abrió.

—Señor Dominik —hablo el doctor.

—Dígame.

— ¿Puedo hablar con usted un momento?

—Claro.

—Afuera —dijo el hombre de bata blanca seriamente.

Dominik salió después de darle una mirada a la pequeña Luna, él la quería y no estaba dispuesto a perderla, ella era suya a pesar de que había cometido un error, él la quería para él.

—Bueno, aquí tengo el diagnóstico de la paciente —mostró un papeleo blanco. —Tengo malas noticias, pero lo bueno es que esta sana.

— ¿Puede leerlo, por favor? —Dominik se acomodó la corbata y al doctor le pareció el tutor de la paciente un hombre confiable.

—Sí, claro. —pauso y volvió a hablar. —la paciente sufrió un shock traumático también conocido como pérdida del conocimiento presentando síntomas tales como:

1.- Piel pálida, fría, pegajosa.

2.- Pulso acelerado.

3.- Respiración débil, rápida o irregular.

4.- El herido está asustado, inquieto, temeroso o en estado comatoso.

El desmayo le produjo una fractura en la cabeza. Dominik quería morirse, era un idiota y lo sabía, su pequeña no hubiese pasado por tanto si él hubiese estado con ella, se sentía culpable y en parte lo era.

—Quiere decir que la paciente ahora mismo sólo recuerda una parte de su vida, si tiene quince su edad mental es de cinco, sólo va a recordar por ahora sus cinco primeros años de vida, no sabe la noticia de sus padres ni mucho menos se acuerda de usted y es mejor que no la presionen, la memoria la puede recuperar por partes, completamente y en el peor de los casos no recordara nunca más, pero tiene que ser cuidadoso; le recomiendo que no le comente nada de esto para no causar un trauma mayor. —el doctor termino de hablar y Dominik suspiro. —Por cierto, necesitamos ver su papeleo de custodia sobre la menor, para poderla dejar ir con usted. Dominik saco los papeles que ya tenía preparados y se los entrego, él se había encargado de todo. Hasta de pagarle millones a un prestigiado abogado para que le entregaran la custodia de Luna, esos días fueron difíciles para él. Pero ya la tenía en sus manos y no la iba a dejar ir. Entro a la habitación donde la pequeña estaba tomando un juguito de naranja y se acercó hacia ella lentamente.

—Cariño —le acaricio el cabello y la pequeña miro hacia donde él. —Como decirlo... —murmuro Dominik tratando de encontrar las palabras correctas. Ella lo miro con esa mirada dulce e inocente y a Dominik se le partió el alma. Trago saliva.

—Imaginemos algo un momento —comenzó a hablar Dominik.

— ¿Qué imaginamos? Suena divertido —la pequeña rió.

—Uhm, ¿te gustan los viajes?

— ¡Sí!

—Bueno, imaginemos que tus padres se fueron a un viaje muy largo y por mucho tiempo.

—Oh —la pequeña hizo un puchero y sus ojos se cristalizaron. — ¿por qué no me llevaron? —miro a Dominik con esos ojitos grandes y tiernos, estaba a punto de llorar.

—Cariño, ellos no te llevaron porque no podían. Además ahora estarás conmigo y yo no te voy a dejar, la pasaremos bien ya lo verás –Luna escuchaba atenta a Dominik, le parecía uno de los príncipes de las historias de Disney que veía junto a su familia, le agradaba. Los niños se encariñan rápido con los adultos.

—Está bien —dijo y le dio su cajita de jugo a Dominik para que él la botara, Dominik sonrió y le acaricio el cabello. Luna bostezo y el doctor entro. Reviso la maquina a la que estaba conectada Luna, miro que estaba bien, pero debía consumir uno que otro medicamento y tener mucho cuidado, descansar y comer sano.

—Podrá salir mañana dependiendo en como pase la noche —Luego salió y los dejo solos.

—Mira lo que te traje linda. —Dominik le paso un peluche y saco otras cosas, como cepillo de dientes de ositos, pijama suave de unicornios y otras cosas.

— ¡Oh! ¡Un peluche! —dijo emocionada. —Tú... —bajo la voz con timidez.

— ¿Qué paso princesa? —la pequeña se sonrojo al escuchar ese lindo sobrenombres.

—Es que no sé cómo te llamas —se tapó la boca con ternura.

—Dominik, bebé. Pero de ahora en adelante llámame daddy. ¿Está bien?

— ¿Daddy? —la pequeña rió y se tapó con su mantita.

—Sí, cariño.

— ¡Daddy! —exclamo de repente y volvió a reír, era adorable. Quizás mejor que antes.

—Princesa, te traje un pijama muy lindo y una almohada de princesas —la pequeña extendió sus manos y Dominik le dio el pijama junto a la almohada.

—Gracias —dijo en voz baja con timidez mirándolo y aleteando sus largas pestañas tiernamente.

— ¿Gracias qué?

—Gracias, daddy —rió la pequeña.

—Eres una niña muy inteligente —Dominik deposito un pequeño beso en la frente de Luna.

—Daddy.

— ¿Sí, querida?

—Quiero quitarme estas cosas. —hizo un puchero adorable.

—Pronto te las quitaran linda, no te preocupes.

— ¿Por qué tengo estos cablecitos, daddy? —"por mi culpa" dijo la mente de Dominik, esto lo iba a matar tarde o temprano.

—Te ayudaran a estar mejor, am-amor. —la voz le temblaba, se sentía como la peor persona del mundo pero por otro lado le gustaba la idea de que Luna ahora era suya y totalmente suya.

—Oh, quiero usar el pijama ahora.

— ¿Cómo se dice?

— ¿Puedo usar el pijama, por favor daddy?

—Ahora sí. —sonrió y se acercó a la camilla donde estaba su pequeña.

—Brazos arriba. —ordeno Dominik, esta hizo lo que él le pidió. Dominik deslizo la bata del hospital por el pálido cuerpo de Luna. Observo y trato de controlarse al ver a la hermosura que tenía ante sus ojos.

— ¿Qué pasa papi? —dijo la Luna con su pequeño cuerpo desnudo.

—Nada, querida. – Luna tembló del frío, Dominik reacciono y le puso su pijama.

—Listo, mañana iremos a casa. Buenas noches princesa. —Luna sonrió y cerro sus ojitos.

—Buenas noches, daddy —dijo con una dulce voz y cayó profundamente dormida.

Dominik recordó la última vez que le había dicho eso, y Luna tuvo un vago recuerdo de eso, pero no lo pudo recordar con claridad.

I will be your daddy (Dylan O'brien)©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora