Capítulo 29.

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Luna.

— ¿Daddy? ¿Daddy?

No respondía, ya me estaba asustando.

— ¡Daddy! —lo estremecí, él reaccionó asustado y me miro con sus ojos bien abiertos.

— ¡Luna! ¿Estás bien?

—Claro que sí, daddy...

— ¿Dónde está ella?

— ¿Quién, daddy? Alguien parece que tuvo un mal sueño... —se froto los ojos con las manos y me abrazo, su corazón latía tan fuerte que podía sentirlo.

—Sólo fue una pesadilla... —dice en voz baja, sabía que algo lo estaba atormentado, pero no quería decirme que era.

—Todo está bien, yo estoy contigo —acaricié su cabello negro y después sus mejillas.

Lo tome de la mano y le sonreí, bajamos las escaleras y tomamos el desayuno, me senté sobre su regazo mientras comía, su mirada estaba perdida y se notaba que había tenido una mala noche, en cambio yo, dormí como un bebé.

— ¿Quieres decirme qué soñaste?

—Soñé que alguien entraba a casa —dice mientras toma su café con tranquilidad.

—Oh, ¿y qué más?

—Dejaba huellas y era una mujer.

— ¿Qué mujer?

—No lo sé —dijo mirando hacia otra dirección.

— ¿Pasa algo malo, daddy?

—No, cariño.

— ¿Por qué no me quieres decir, no confías en mí?

—Claro que sí confió en ti, Luna. Sólo que no pasa nada; termina de comerte tu desayuno.

—Ugh, está bien —mire hacia otro lado un poco molesta, no era tonta y sabía que pasaba algo que me estaba ocultando.

— ¿A ver? ¿Cómo hiciste? —sabía que iba a regañarme, por eso no lo mire a la cara.

—Nada.

—Luna... Está muy temprano para unas palmadas en tu lindo trasero.

—Bah —le saque la lengua, sabía que lo estaba provocando, así que me reí y subí corriendo las escaleras, me metí en la ducha y cerré la puerta.

Escuche los pasos tranquilos de Dominik y también de cómo se ponía de pie delante de la puerta.

—Abre.

—No.

—Abre, Luna; no querrás ver ese trasero un poco más rojo de lo normal.

—No voy a abrir.

—Está bien, saldrás cuando te canses —escuche sus pasos alejándose de la puerta, y abrí un poco, me quite mi pijama y me metí a la ducha, sabía que iba a volver.

—Eres una niña mala, ¿lo sabes? —me miro con una sonrisa que me hacía temblar, me miro detenidamente cada centímetro de mi cuerpo haciendo que mis piernas temblaran un poco. —Pero eres hermosa.

Había cierta tristeza o tal vez preocupación en su rostro que no me dejaba tranquila.

— ¿Vas a castigarme, daddy? —sabia como hacerlo sentir mejor.

Dominik se quitó la ropa y se metió en la ducha conmigo, abrió el grifo del agua, y tomo mi cintura para que me pegara a él, dio unas cuantas palmadas en mi trasero haciéndome jadear.

—Sí, pequeña. Haz estado desafiándome hace unos días.

Metió un dedo dentro de mí, haciéndome chillar un poco más fuerte, mis mejillas estaban rojas y mis piernas temblaban.

—Voy a limpiarte.

Se agacho y comenzó a pasar el jabón por en medio de mis muslos, limpiando mis piernas, mis muslos, mi trasero y mi zona intima. Luego subió un poco a mi abdomen, mi pecho y mis brazos, pone un poco de shampoo en mi cabello y lo masajea con cuidado, después de enjugar todo mi cuerpo me sujeta fuerte y me sienta sobre el mesón del baño.

—Daddy...

—Shh, haz sido una pequeña muy mala, ahora debes complacer a daddy—al decir eso me emocionó y lo jalo hacia mí, le beso sus labios y noto como se le dibuja una sonrisa en su rostro, mis brazos están alrededor de su cuello, y mis piernas alrededor de su cintura, toco su pecho y luego bajo mis manos a su entre pierna, me muerdo el labio sin querer al sentir el bulto en mi mano, abro un poco más los muslos.

Dominik se abalanza hacia mí, y yo muevo mis caderas en él, siento como entra en mí y sale, muchas veces seguidas, chillo, gimo y me derrito en sus brazos, siento que está siendo duro conmigo, tal vez sea parte del castigo, siento un dolor pero a la vez mucho placer.

— ¡Daddy! —digo fuerte sintiendo todo el placer del mundo.

—Grita mi nombre.

— ¡Do-Dominik!

Jala de mi cabello hacia atrás y unos minutos después, sale de mí, con mis piernas tensas y mis mejillas a un rojo vivo; lo miro.

—Te amo, pequeña —dice con la voz agitada.

—Yo te amo a ti, daddy —digo con mi cabeza escondida en su cuello.

Salimos de la ducha y nos dirigimos a mi habitación, allí papi me pone mi ropa y él también se viste, me alegra tener a Dominik a mi lado, sin duda, es lo mejor que me ha pasado.

—Estas hermosa, muñequita.

—Gracias, daddy. Tú también lo estás.

— ¿Qué quieres hacer hoy? —me pregunta mientras estoy sentada en su regazo y él me peina el cabello.

—Cualquier cosa, contigo.

—Está bien, cariño. Vayamos a comprar algunas cosas.

— ¿Dulces, daddy?

—Podría ser...

—Oh, daddy.

— ¿Sí, cariño?

—Lo siento.

—Está bien, bebé —dice y me besa los labios, roza su nariz con la mía y me acaricia mis mejillas.

Ya estábamos listos para irnos, cuando alguien inesperado toco la puerta...


I will be your daddy (Dylan O'brien)©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora