Capítulo 19.

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—Nena, no te duermas.

Crawford besó su mejilla y Mackenzie sonrió con los ojos cerrados. Ambos se encontraban acostados en su cama, mirando una película. Ella le había pedido masajes en la espalda, y como consecuencia, se estaba durmiendo.
Crawford rió y volvió su mirada a la pantalla, retirando su mano de la espalda de su novia.

—Ey —se quejó Mackenzie, y Crawford rodó los ojos—. Llevamos un año de novios, ¿Y aún cometes el error de dejar de hacerme caricias? —se sentó en la cama y lo miró fijamente—. Eres un tonto.
—Oh, gracias, mi amor —Crawford bufó y ella se le tiró encima, abrazándolo.
—Pero así te quiero —lo miró y acarició su cabello—. ¿Sabías que te quiero? Te quiero muchísimo, hoyuelitos.

Crawford carcajeó al escuchar el apodo que su novia le había puesto debido a los pequeños hoyos que se le formaban en los costados de sus mejillas cuando sonreía.
Él la besó y la miró, con sus ojos brillando.
Habían estado saliendo un par de meses más, para luego comenzar a salir oficialmente.
Ese día cumplían un año de relación, y lo estaban festejando viendo sus películas favoritas.

—Yo también te quiero mucho muchito —un ladrido se oyó y Mackenzie soltó a su novio, para ir en busca de su mascota.
—¡Wendy!

Wendy era una cachorra parecida a un pastor alemán, pero no era de raza. Kevin y Mackenzie la habían encontrado una vez en la calle, cuando la perrita tan sólo tenía 3 meses. Mackenzie había conectado inmediatamente con ella, por lo que la llevó a su casa y la adoptó.
Ahora, Wendy tenía 7 meses, y era enorme. Crawford la amaba, era como su hija. Siempre dormía entre medio de la pareja, y ladraba si no obtenía la atención que quería. Como ahora.

—Ya, Wen, deja de ladrar —Crawford palmeó la cama y la cachorra se subió, lamiéndole la cara.
—Oh, mi princesa es hermosa —Mack se le tiró encima y comenzó a acariciarla—. ¿Quién es la princesa más linda? Tú lo eres, sí, tú.

Wendy no paraba de moverse, lamerles la cara y ladrar de la felicidad. Crawford y Mackenzie reían y le daban muchos besos, como a un bebé.

—Mejor aniversario de la vida —comentó la científica una vez que su mascota se había ido y que la película había terminado.
—Como no, si estoy yo —dijo su novio con un tono egocéntrico—. Soy hermoso.
—Eres sexy —le dijo Mackenzie y Crawford se sonrojó, pero sonrió como playboy.
—Tú también eres sexy, groarMackenzie soltó una carcajada.
—¿Se suponía que eso era un tigre?
—Soy un tigre.
—Sí —le agarró las mejillas y las tiró un poco—. Uno muy tierno.
—¿Soy un sexy y tierno tigre?
—Síp, pero también egocéntrico —dijo Mackenzie sonriendo, y Crawford se le tiró encima riendo.

Ella gritó y luego rió, aún con Crawford encima. No paraban de reír, eran tan felices con la compañía del otro, que no querían pensar en nada que no fueran ellos.
Mackenzie daba gracias a que su hermano menor no estuviera allí. Si no, estaba segura de que vendría y empezaría a molestarlos, al igual que Karisma. Cada vez que iban a la casa de los Collins, las hermanas de Crawford siempre intentaban ver qué hacían los enamorados, pero Christian venía con su pistola de agua acompañado de su novia, Kourtney, para mojar a Kirsten y Karisma, las cuales salían corriendo y no volvían a molestar.

Los amigos de Mackenzie habían conocido a Crawford, y no podían creer la suerte de su amiga. Katherine se había enamorado del chico, mientras que Lila, Jhoana y Thea le repetían que ya tenía novia, y esa chica era su mejor amiga. Perry decía que Crawford era lindo, pero no más lindo que Augustus Waters, un personaje de su libro favorito: 'Bajo la misma estrella.'
La primera vez que Kevin conoció a Crawford, casi lo muele a golpes. Pero por suerte, el periodista sabía un poco de lucha gracias a su hermano mayor, por lo que había sabido esquivar y devolver algunos golpes. Mackenzie le había tirado su zapato a Kevin, dándole justo en el ojo derecho.

Crawford Collins. Ciencia & periodismo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora