Capítulo 12

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—¡Chris, cállate!
—¿Cuánto se tarda una persona en llegar?
—No puedo responder a eso.
—¿Por qué?
—Siempre llego tarde a donde sea que vaya —Chris rodó los ojos ante la no obvia confesión.
—No me digas. Llegaste una hora y media más tarde a nuestra cita.

Thea se encogió de hombros y volvió la mirada a la mesa perfectamente preparada por ellos dos. Estaba en medio de un campo lleno de árboles, arbustos, flores, etc, las que habían sido decoradas con luces pequeñas de color blanco. Había una alfombra larga y marrón, la cual empezaba en el costado de la calle de tierra y se extendía hasta llegar a la mesa, en donde se encontraba Crawford con el ceño fruncido.
Le parecía muy raro que una reunión para hablar sobre el comportamiento de alguien debía ser en un campo, en medio de la nada misma, sin siquiera otras personas para hablar y, para rematar, en una mesa decorada como si fuera navidad.

—Mierda, éste moño pica mucho.
—Que te calles, dije.

Ambos chicos llamaron la atención de Crawford, el cual sólo vió dos arbustos moverse y pensó que era el viento. Los dos habían decidido esconderse allí porque era el lugar en donde menos se los veía y en donde mejor podían acosar a la futura pareja.
Christian no dejaba de quejarse de su vestimenta. El estaba vestido de mozo, listo para hacer su trabajo y llevar la comida. Thea tan sólo vestía de negro, se sentía una espía super secreta, algo así como Black Widow de los Avengers.

—¿Cuándo piensa venir esta señora? —preguntó el castaño mirando su reloj impacientemente.

Los chicos detrás de los arbustos se miraron con pánico. ¿Dónde se había metido Mackenzie?
Justo cuando Thea iba a llamarla para ver si estaba viva, se escuchó un auto frenar. Crawford, quién estaba de espaldas al camino, miró atrás, encontrándose con la chica que lo volvía loco, ya sea para pelear o para sentir algo raro en su estómago. Él se levantó y caminó hasta Mackenzie, la cual lo vió con el ceño fruncido.

—¿Crawford? ¿Qué haces aquí?
—Lo mismo estaba por preguntarte.
—Vine a hablar con la directora sobre el comportamiento de mi hermano —se encogió de hombros y Crawford elevó una ceja.
—Yo vine a hablar con la madre de una compañera de Karisma sobre el comportamiento de la misma.

Ambos se miraron por un rato largo y rodaron los ojos, sintiendo su sangre hervir.

—Christian y Thea —dijeron al mismo tiempo y suspiraron con cansancio, mientras que los mencionados sonreían cómplices.

—¿Y bueno? ¿Ahora se supone que tengo que ignorar el hecho de que estoy con la persona más arrogante y sentarme a comer con ella?
—¿Qué mierda? ¿Por qué me dices arrogante si ni siquiera me conoces?
—Eres fácil de leer, Mackenzie —él se encogió de hombros y ella soltó una risa amarga.
—Aquí vamos de nuevo —susurró Chris rodando los ojos.
—¿Fácil de leer? ¿Pero qué carajo significa eso? Ah, claro, ahora seguro sabes hasta la película que me gusta ver y mi personaje favorito de Los Increíbles.
—No me refiero a eso, me refiero a tu personalidad. Estoy seguro de que eres arrogante, egocéntrica, egoísta...
—¡Pues si yo soy eso, tu eres peor! —gritó interrumpiendo a Crawford—. Me vale mierda lo que creas que soy, me basta con saber que tú eres una porquería.

Enojada, se dio la vuelta y comenzó a caminar de regreso a su auto, pero fue detenida gracias al grito de Crawford.

—¿Yo soy la porquería?
—¡Sí! —se giró y lo encaró—. Tú eres el pedazo de mierda que escribe mierda sobre personas que no son mierda, y por si la indirecta no te quedó clara, hablo de mí y de tu estúpido reportaje sobre mí.
—¡Lo escribí porque estaba enojado! ¡Me habías mandado a la mierda!
—¡No me importa! Ahora la que está enojada soy yo y por mí que te vayas bien a joder.
—¡Bien! Prefiero irme antes que seguir con esta conversación sin sentido.

Crawford Collins. Ciencia & periodismo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora