Capítulo 5

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La pasada noche no fue como la esperaba, las señales del invierno próximo habían hecho acto de presencia, la temperatura había descendido considerablemente y las ráfagas de viento habían soplado durante buena parte de la madrugada. No sabía con exactitud si el canto del vendaval o el ulular de los búhos me habían arrullado, pero era seguro que el sueño me había arrasado a escasas horas de la mañana.

Baje a tomar mi desayuno aproximadamente al medio día, aunque el ambiente grisáceo aparentaba una hora más prudente. Ni siquiera me preocupé por cambiar mi franela, el hambre que hacia resonar mi estómago era más prioritario.

Los chicos no estaban por lo que aproveché para saquear el refrigerador, agradecí vivir con hombres pues su apetito desmesurado garantizaba una despensa llena. Me serví un gran trozo de pavo y lo acompañe con algunos vegetales frescos que encontré junto a las latas de cerveza, a mi platillo le hacía falta únicamente algo salado, con suerte encontraría algo de queso por lo que enterré casi la mitad de mi cuerpo dentro de la nevera tratando de visualizarlo.

—¿Dónde está el queso? — me cuestioné, pero una segunda voz me respondió.

—A tu derecha.

Di un brinco por la sorpresa y golpeé mi frente con la parte superior, Ilan estaba detrás de mí, en su polera ajustada que dejaba una buena vista de sus músculos formados.

—Por el amor de dios, casi me matas de un susto— le reproché en cuanto sentí el dolorido raspón casi en el nacimiento de mi cabello, llevé mi mano al sitio afectado tratando de aminorar el escozor punzante, pero un líquido pegajoso fue lo primero que rozaron mis dedos — ¿sangre? ¿Qué? ¿tan mal estuvo el golpe?

El pelinegro me indico sentarme en un taburete, con sus manos hábiles limpio mi herida y colocó un curita a modo de protección, sin embargo, un incesante martilleo en mi cabeza parecía acompañar a mi mala suerte.

—Fue solo un rasguño, nada de gravedad. —respondió Ilan— pronto sanará.

Decidí ignorar el dolor y comer lo que había preparado con anterioridad. Por la tarde pase encerrada haciendo gran parte de mis deberes, el incidente ya había pasado a la historia y mi mente se encontraba centrada en lo académico hasta que un correo llegó a mi bandeja de entrada.

CARRERA ANUAL DECEMBRINA.

A toda la comunidad estudiantil del instituto Santa Martha se le extiende una cordial invitación para formar parte de la carrera anual decembrina que dará lugar a la recolección de fondos para la restauración y mejora de las instalaciones del sector salud público.

Esta se llevará a cabo a principios del último mes en las instalaciones deportivas de la academia, los primeros tres lugares serán premiados y tendrán la oportunidad de representar al instituto de señoritas en una competencia estatal apenas iniciar el año.

"No digo que vaya a ser fácil, pero sin duda merecerá la pena"

INSCRIPCIONES ABIERTAS.

El comunicado era breve, pero sin duda algo en lo que quería participar. Era buena en atletismo y aunque estaba en el equipo nunca había participado en una verdadera carrera a nivel superior. Según la entrenadora aun tenia potencial que explotar y estaba decidida a hacerlo.

Apresuré mis deberes y por la mañana del domingo salí a trotar iniciando mi entrenamiento a la de ya.

—No sabía que te ejercitaras tanto— comento Janick desde la cocina cuando escucho mis pasos apresurados descender por las escaleras de madera.

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