La anciana quien había respondido a mi pregunta despertó en mi cierto interés en aquellos problemas a los que hizo hincapié.
Con cautela me acerqué hasta ella y me senté en el suelo justo a su lado haciéndome parecer más pequeña de lo que ya era.
—Levántate, niña—me dijo ella cuando se percató de mi presencia— el suelo está demasiado sucio para que te molestes siquiera en mancharte.
Le sonreí tratando de ser lo más amable posible. Me ofreció un lugar a su lado el cual acepté, moví mis manos un tanto inquieta, pero me limité a preguntar:
—¿A qué clase de problemas se refiere?
Sus ojos cristalinos me miraron fijamente más serios de lo que ya eran.
— Ese aullido lastimero solo significa guerra, un centinela herido y algún lobo perdido cegado por la venganza.
Me sentí cohibida ante la respuesta, pero no había entiendo por completo el significado de esta.
— ¿Algún lobo perdido? — en mi voz se escuchaba credulidad.
—Ni se lo imagina, Luna, los regímenes de cada clan son diferentes, pero algo que tienen todos en común es evitar la deslealtad al alfa, quien ose desafiarlo se enfrenta al destierro y hay muchos hijos de la luna vagando por esto. Les gusta crear estragos enfrentado a grandes clanes en pequeños grupos, casi nunca termina bien para ellos, aunque yo reconozco el esfuerzo de siquiera intentar luchar, es imposible derrocar a una manda sin contar con el apoyo de otra.
Medité las palabras de la anciana tratando de armar el pluzze que se generaba a las afueras de la manada.
—¿Entonces es posible que se encuentren luchando ahora mismo contra otro grupo de lobos? — preguntó una voz joven que se hallaba en un grupo al fondo del albergue. Ellos se habían detenido a escuchar.
—Es muy probable— respondí.
El ambiente comenzó a agitarse pero un hombre adulto con un bastón en mano nos mandó a callar.
— tranquilícense todos, recuerden que los jóvenes y más fuerte nos defienden, aquí solo estamos aquellos sin transformación o los más viejos para luchar.
—Mamá me dijo que sólo cuando algo malo ocurría nos encerrarían en el albergue, no es la primera vez que un grupo de repudiados nos ataca y nunca estuvimos encerrados por nuestra seguridad— dijo una chica de cabello cobrizo con aproximadamente catorce años de edad.
El parloteo en la habitación comenzó a aparecer nuevamente, aunque está vez nadie nos pidió silencio.
Mi mente comenzó a maquinar, algo grande estaba sucediendo y todo parecía ser por aquellos a los que llamaban repudiados.
De golpe recuerdo al lobo entre las penumbras, él no había aullado mostrando respeto al alfa, pero si había estado distante. ¿A caso él era uno de ellos?
Sacudí mi cabeza intentando dispersar mis pensamientos. Tal vez estaba sacando conclusiones equivocadas, aunque admito que la espinita se quedó conmigo por un buen rato.
Para distraerme y distraer a los niños había comenzado a contarles un cuento que no les hiciera pensar en lo que ocurría. Podía sentir como la tensión entre los más grandes surgía, no les gustaba estar sin información o conocimiento de la situación y si yo estaba exagerando con mis suposiciones las de ellos eran aún más locas.
Ilan
Uno de nuestros hombres fue herido y nuestra barrera penetrada, no habían sido unos cuantos repudiados, habían sido aproximadamente ocho grupos con un total de doce cabezas por cada uno.
Solo había atacado el primer grupo de ellos, siendo avisados a tiempo para impedir que invadieran el territorio. No entendía como había Sido posible que se juntaran en una especie de manada, aunque al parecer el líder no se encontraba entre ellos.
Era una advertencia, iban a atacar, hoy no, tal vez tampoco mañana, pero lo harían. Lo único que puedo pensar es que si hubieran querido el terreno no hubieran advertido, quieren otra cosa pero puedo sentir que tratan de centrar nuestra atención en algo más para nosotros descuidar su objetivo.
La pregunta es ¿Que estaban buscando?
Esa misma noche se duplicó la seguridad y se instaló un toque de queda, aunque deberíamos preocuparnos si mañana durante la luna llena nos llegaban a atacar.
Una vez comunicado las declaraciones a la comunidad pudimos regresar a casa. Davina se había quedado dormida cuando la cargué sobre mis hombros, se notaba a kilómetros lo cansada que estaba, aunque sonreí ante los pucheros que hacía mientras dormía.
Cuando llegué a casa me debatí entre dormir con ella o en el sofá, aunque mi fuerza de voluntad se vino abajo y terminé abrazando a mi pequeña de manera protectora. El aroma de su cabello me relajaba, ella olía ligeramente a salmuera sin necesidad de estar cerca de una playa.
Casi al instante caí dormido, aunque entre sueños escuché a mi mate susurrar:
—El lobo está por regresar.
Davina
A la mañana siguiente me desperté con un cuerpo que me aprisionaba, abrí los ojos lentamente acostumbrándome a la iluminación natural que se colaba entre las delicadas cortinas. Ilan me abrazaba contra su pecho el cual era demasiado cómodo, todo él estaba caliente, un gesto característico de él ahora que lo pienso, su otra mano se aferraba a mi cadera y una de mis piernas estaba encima de las suyas.
No quería moverme de esa posición, pero mis necesidades fisiológicas me estaban ganando. Como pude me liberé de mi pelinegro sin que se despertara y corrí al baño.
La noche había sido pesada, demasiados acontecimientos que registrar si contar mi extraña experiencia de la tarde.
Cuando terminé, bajé a la cocina por un poco de leche y algo de fruta. Comí en silencio admirando los detalles del lugar. Vamos que las instalaciones estaban demasiado bien para estar en medio del bosque.
Unos pasos captaron mi atención, estos bajaban las escaleras y cuando aparecieron en mi campo de visión observé a Janick.
Tenía unas enormes bolsas negras debajo de sus bonitos ojos, la sonrisa que me regaló era más una mueca y sus movimientos perezosos me indicaron que había tenido una mala noche.
—¿No pudiste dormir?
Janick volteó a verme luego de beber leche directamente de la botella.
—No mucho en realidad.
—ya— suspiré— saldré a tomar aire fresco, si Ilan despierta como loco rondare cerca de aquí.
Sin esperar respuesta salí, quería meditar un poco lo ocurrido y más que nada aquellas extrañas voces dentro de mi cabeza. Me senté en una roca cubierta por nieve, esta parecía estar a punto de derretirse con los rayos del sol, pero se mostraba reticente.
Estaba segura que en mis alucinaciones había escuchado el crujido de las hojas de otoño, estás habían sido pisadas por patas, era definitivamente un animal corriendo por el bosque, huyendo, pero no sabía de qué.
Recordaba sus palabras, la necesidad de borrar unas memorias y el despertar de un lobo.
Todo era tan confuso, una tragedia tintaría la nieve y una venganza del pasado sería cobrada.
Tenía el presentimiento de que algo malo ocurriría en la estación entrante pues anoche había sido la primera helada y corríamos el riesgo de que la nieve del invierno se manchara con sangre. Una guerra, eso era lo que se veía venir.
Un movimiento a mí costado llamó mi atención, un lobo se alejaba cautelosamente entre el bosque sin importarle nada, se giró en mi dirección dándome una rápida mirada para luego correr entre el espesor del bosque.
No fue cualquier lobo, fue aquel que estuvoentre la penumbra y no mostró lealtad ante el alfa.
Cuídate cachorra.

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SOULMATE
WerewolfATENCIÓN: Está historia modificó sus primeros 17 capítulos el 21 de enero del 2019 para el correcto seguimiento de su curso. Sí ya la habías leído te recomiendo leer desde el inicio nuevamente para entender completamente la historia. Las actualizac...