Amanecer con un hombre en todo su esplendor no fue lo más maravilloso de la mañana, si no el hecho de ser yo quien pudiera estar rodeada entre sus brazos de manera protectora con su respiración relajada soplando en mi cuello.
Sonreí al recordar la noche anterior y una punzada sacudió mi parte más íntima. Me giré para poder ver a Darren, pero en su lugar estaba Ilan observándome tranquilamente. Su mirada ya no era dorada y podía observar el disgusto en la cara del pelinegro.
—Hola—dije restregándome más contra su pecho.
—Hola—susurro de vuelta sin apartarme.
—¿Estás molesto? —inquirí insegura a pesar de ya saber la respuesta.
Ilan suspiró sonoramente para luego responder
—si.
—¿Te molesta el hecho de que ahora cada que quiéramos podemos tener sexo?
—Me molesta que hayas ignorado la advertencia que le di a Darren. Solo trataba de protegerte. — respondió Ilan con pesar.
—¿Protegerme? — ¿De qué diablos quiere protegerme? Pase la mejor noche de mi vida.
—De mí.
Su barbilla se posicionó en la parte alta de mi coronilla y permitió que nuestros cuerpos desnudos se juntasen en un abrazo demasiado personal. No lo entendía, que tenía de malo él como para rechazarme íntimamente.
No había nada de que cuidarme, pero Ilan tenía otra idea completamente distinta a la mía.
—¿Porque de ti? Dime qué hay de malo, Ilan.
No podía verlo a los ojos, pero sabía que había duda en el al momento que me contestó, pero quise creer en su respuesta sincera.
—Nuestra unión no ha sido completa, no hay marca y lo único que pasará es que querré matar a todo aquel que se te acerque sin importar quien sea.
>> Mi parte posesiva se intensificará y voy a querer estar entre tus piernas todo el tiempo hasta que podamos completar la unión.
Tragué saliva al escuchar lo que pasaría y una parte de mi comenzó a dar saltitos imaginando las horas que pasaríamos en esa habitación.
—Vamos que la última parte no es tan mala. —sonreí contra su pecho.
—Me aterra no poder parar.
Un beso húmedo impacto contra mi frente y cayó finalmente a mis labios.
Era un beso dulce y no tan necesitado, era un beso de Ilan y no de Darren, era un beso casto que hizo mi cuerpo arder. Al parecer yo también estaba un poco receptiva.
Sus manos sabían dónde tocar, acariciar y apretar, sus labios sabían por dónde navegar y besar, su lengua juguetona sabía dónde lamer con exactitud y su virilidad donde llenar para hacerme gritar.
Sus estocadas era suaves y lentas tanto que me hacían delirar agitando mis caderas en busca de más pero Ilan se limitaba a tratarme gentilmente como si tuviera miedo a romperme.
El clímax llegó poco después con una energía liberadora que me mantuvo ocupada durante un buen rato.
—Si todos los días voy a disfrutar de esto no sé si quiera que nuestra unión este completa.
Ilan río.—Claro que lo querrás, el sexo es mejor con la marca en tu hombro pues cada vez que te muerda tu orgasmo se volverá más potente, las sensaciones serán más placenteras y tus gritos se oirán por toda la casa.
Mis piernas temblaron al oír eso y no puede evitar preguntarme cuando se completaría nuestra unión.
—¿Y cuándo estará completa la unión? — Inquirí rogándole a la luna que fuera pronto.
—Hasta la próxima luna llena, al ser mi parte salvaje la que inicio la unión él debe encargarse de terminarla.
Era prácticamente un mes de espera, pero quería creer que valdría la pena.
Después de otra ronda de sexo y de otra más desayunamos algo en la cocina.
La puerta principal se abrió justo cuando Ilan y yo planeábamos hacerlo en la encimera, pero fuimos interrumpidos cosa que no le hizo gracia a mi pelinegro.
Janick e Isaac llegaron con una cara de frustración que indicaba una mala noche. Su ceño se frunció al oler la atmósfera y al comprender lo que habíamos estado haciendo subieron. Y bajaron las cejas sugestivamente.
—Huele a sexo caliente— dijo Isaac.
Oculté mi rostro sonrojado en el cuello de Ilan y pude oír el quejido del menor de los Underwood cuando algo impacto de lleno en su espalda.
La risa de Janick llenó la estancia al presenciar el acto de Ilan. Mi mate le había lanzado a Isaac una manzana verde que se había hecho añicos al golpear su espalda.
Isaac también sonreía y estuvieron molestando por un buen tiempo hasta que Ilan tuvo que encargarse de algo de la manada. No tenía otra cosa mejor que hacer así que fui en busca de Ámbar y Magda a las cuales encontré cerca del mercado de ayer.
—Oí a mi padre decir que los repudiados estuvieron rondando anoche, no atacaron, pero parecían estar buscando algo. —dijo Ámbar.
—¿Pero que pueden querer? Ellos lo perdieron todo por avaricia, parece que no aprenden— respondió Magda un tanto ofuscada.
—¿y no se han puesto a pensar tal vez busquen a alguien y no algo?— Inquirí orgullosa por mi puntualización.—¿Un ajuste de cuentas? — sugirió Magda.
Yo solo me encogí de hombros.
Avanzamos hasta la casa de la morena aún con el tema como conversación, pero una mirada penetrante me hizo girar.
No había nada, pero podía seguir sintiendo aquella pesadez sobre mí.
—¿Estás bien? — preguntó Ámbar recorriendo el lugar con la mirada.
—sí, solo que creí oír algo.
Le resté importancia a mi percance y continuamos caminando.
Me permití contarles a las chicas lo que había sucedido con Ilan y me aplaudieron por la osadía, aunque la unión no se completara.
De regreso a la casa mi mente estaba distraída con todo lo sucedido que ni siquiera me di cuenta del chico que estaba frente a mi hasta que choqué con él.
—Disculpa, no te he visto— dije tratando de restarle importancia a mi torpeza.
El no parecía ser mayor que yo, incluso apostaría que él tenía unos cuantos años menos.
Era alto pero su cara de niño lo delataba, sus ojos negros eran profundos y tenían un brillo que parecía esconder algo.
—No te preocupes, a cualquiera le pudo haber pasado.
Asentí ante su respuesta y seguí caminando, pero rápidamente él se colocó a mi lado y caminó junto a mí.
—¿Puedo ayudarte en algo?—pregunté algo molesta por la confianza que había tomado aquel chico.
— Regálame una sonrisa.— respondió simplemente, como si fuera de lo más normal ir pidiendo sonrisas regaladas.
—¿Que?
—Regálame una sonrisa la próxima vez que te vuelva a ver.
Mi confusión crecía a cada momento y busque a alguien a mi alrededor a quien pedirle ayuda, pero no fue necesario porque el chico se había ido.
El viento se estaba volviendo gélido y amenazaba con volver a helar.
Quisiera decir que fue un susurro del viento, pero este no habla, fue más bien una voz que este acarreaba que me indicaba que no estaría segura por mucho tiempo.
—Vendré por ti Cachorra.
ESTÁS LEYENDO
SOULMATE
WerewolfATENCIÓN: Está historia modificó sus primeros 17 capítulos el 21 de enero del 2019 para el correcto seguimiento de su curso. Sí ya la habías leído te recomiendo leer desde el inicio nuevamente para entender completamente la historia. Las actualizac...