Veintidós

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«Y entre otras noticias, el día de ayer se celebró la posesión de la empresa del heredero legítimo de Incorporaciones Tuan. Mark Yi-En Tuan, el joven empresario de apenas 25 años de edad, con una escasa experiencia en éste campo pero con una gran y brillante mente. La noche de ayer se llevó a cabo la gran celebración en el salón Jinhwaja. Muchos de los más importantes empresarios y asociados asistieron a dicho evento. Sin embargo, lo que captó la atención de todos a media noche fue ver que el joven empresario Mark, salió deprisa tomado de la mano de Hwang Hyeyoung, una posible asociada de la familia Tuan. Existen rumores sobre el compromiso de esta pareja, ya que hace unos días se anunció el compromiso de Mark Tuan con una chica de la cual aún no se confirma nada...»

Dejé de escuchar aquella voz y desperté por completo. Miré a mi alrededor y noté que Mark no estaba junto a mí, seguí buscando hasta que lo vi frente al buró con sólo unos boxers puestos.

—Olvidé que la radio se encendía como alarma.— dijo con una sonrisa al notar mi mirada.— Odio ese tipo de noticias.— agregó.

—Mi despertador es igual.— comenté.

Él se acercó a la cama y se acostó de nuevo junto a mí y me dio un casto beso.

—¿Cómo dormiste?— me preguntó.

—De maravilla.— contesté.

—¿Ah sí? ¿Y eso por qué?— sentí su mano acariciar mi cintura y piernas.

—Mark, no creo que sea buena idea hacerlo ahora.— dije apartando su mano.

—¿Por qué? Ya te dije que no hay nadie aquí.— siguió acariciándome mientras besaba mi cuello, sin embargo lo aparté.

—Por cierto, dime qué es este lugar, ¿Por qué me trajiste aquí?

—Ésta es mi casa, la compré hace poco pero casi no vengo por estar en casa de mis padres.— dijo separándose un poco de mí pero sin soltarme.— Pienso en que vivamos aquí cuando nos casemos.— explicó.

—¿En serio?— pregunté, él asintió.— pero ¿No tienes empleados aquí? Es decir, alguien encargado del aseo.

—No, ya estoy en edad para saber hacer todo eso, además esa es una forma de gastar dinero en cosas que yo mismo puedo hacer.

—Pienso lo mismo, pero mis padres dicen que es algo de ayuda, así tienen más tiempo para la empresa.— comenté.

—¿Y bien? ¿Qué quieres hacer hoy?— dijo volviendo a besarme.

—En primera, quiero ir a casa por un cambio de ropa.

—Bien, demonos prisa. Tengo planes para esta tarde.

Se levantó de la cama y se dirigió al baño. Busqué mi celular y cuando lo encontré, me aseguré de ver que mis padres no hubieran llamado para preguntar sobre cómo me había ido en la noche.

(...)

Luego de que Mark prendió marcha en el auto comencé a sentirme nerviosa. Ya había pasado bastante tiempo y yo no había tomado la pastilla del día siguiente, tenía unas cuantas en casa pero esperar hasta llegar allá era un gran riesgo, así que tuve que arriesgarme con Mark.

—¿Podemos pasar a la farmacia?— pregunté en voz baja.

—¿Ocurre algo? ¿Te sientes mal?— dijo Mark mirándome.

—No, solo quiero comprar algo.

No creí que mi respuesta fuera suficiente, pero sabía que no preguntaría más. Al llegar a la farmacia me di prisa al bajar, le dije a Mark que me esperara y así lo hizo. Volví con las pastillas y una botella de agua, sentí la penetrante mirada de Mark sobre mí, sabía que estaba un poco preocupado pero no quería decirle de qué era la pastilla.

—¿Segura que te sientes bien?— volvió a preguntar.

Asentí y me tragué la pastilla, esperaba que funcionara.

Sin darme cuenta, Mark tomó el paquete de la pastilla y lo vio.

—¿Qué es esto?— preguntó con voz dura.

—La pastilla del día siguiente. — respondí.

—Eso lo sé, ¿pero por qué lo tomas?

—¿Acaso no recuerdas que ayer no usaste protección?

—Sí lo sé, pero yo...

—No es algo que quiera en este momento.— lo interrumpí. — Aún soy muy joven, no sé cómo podría manejar una situación así, además aún no nos casamos. Debemos tener algo firme y seguro antes de pensar en ello y por lo menos tenemos que planearlo, no puede suceder sólo así.

—De acuerdo, de acuerdo.— me interrumpió con voz molesta.— Respeto tu decisión, ahora demonos prisa.

Sin decir más, puso el auto en marcha y comenzó a conducir. Todo el camino, Mark se la pasó serio, parecía estar enojado y no entendía el por qué ¿En verdad él quería que yo...? No, no puede ser, él también estaba aún ejerciendo su carrera y no necesitaba ese tipo de responsabilidades ¿o sí?

Luego de unos minutos decidí hablar para no mantener el ambiente tan incómodo.

—¿Qué planes tienes para hoy?

Él no respondió, mantuvo la vista en la carretera y se comportó como si yo no estuviera ahí.

—¿Mark?— le hablé pero no obtuve respuesta.

Bufé molesta y me crucé de brazos.

—¿En serio vas a comportarte así? Creí haber escuchado que somos adultos y debemos actuar como tal.

Él al fin me miró, lo hizo por un momento y luego apartó la vista.

—Muy graciosa, ¿ahora te dedicas a robar frases?

Rodé los ojos y lo miré.

—¿Qué te molesta tanto?— pregunté.

—Sólo... Olvidalo, no tiene sentido.

No dije más y él tampoco lo hizo.

Cuando llegamos a mi casa, bajé del auto esperando que Mark hiciera la mismo, pero eso no pasó. Lo miré extrañada.

—¿No vienes?— le pregunté.

—Te esperaré aquí. — respondió con tranquilidad.

Asentí y me dirigí al interior de la casa, en seguida me duché y cambié, salí de casa y vi a Mark fuera de su auto con las caderas reposadas en éste. Me acerqué a él y lo vi lanzarme algo. Era un juego de llaves.

—¿Qué es esto?— pregunté extrañada.

—¿Lista para tus clases de manejo?— dijo con una sonrisa.

Always You [마크트안]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora