Convertido en su mejor amigo, sabía casi todo de ella.
Gustos, defectos, gracias, desgracias, quienes odiaba, quienes le caían bien, música favorita, cantante y banda favoritos, libros favoritos, temas de conversación para ella, series, novelas, cartoons, etc...

Le miraba como una Diosa.
Ella lo era para mí, una total belleza... Sin embargo, una persona como yo no estaba hecha para alguien como ella...
¿Verdad?

Un día, al llegar de la secundaria, ella estaba fuera de mi casa.

"Estoy muy cansada de que no hagas nada, así que toma esto."

Sonrió y corrió a su hogar.
Era una pequeña cartita, una hoja doblada tres veces, con un corazón rojo de portada.
Entré a mi habitación y la abrí.

"I am unarmed...
I lay my weapon down for you... Either pick me up or you can shoot me down...
You are my pilot please don't let me drown...
I am unarmed...
But i'm arm in arm with you...
'Cause when you pick me up, you never let me down...
You are my captain in these waters now..."

Su letra era impecable y hermosa, sencilla y linda...
El corazón me palpitó muy rápido...

Al ver en la entrada dicho poema, me sentí atemorizado, había guardado la carta en un lugar muy escondido...

Di la vuelta, y una de mis pesadillas estaba caminante hacia mi.

Daniela, la hermana de Cristopher, infectada...
Con ojos perdidos, el cabello alborotado, rasguñada, toda belleza que había de ella se convirtió en terror.

Tomé lentamente el poema pegado a la puerta y, mientras me veía, parada, caminé lentamente hacia atrás...

Resbalé en la bajada con brusquedad, lo cual hizo enfurecer a lo que fué de Dianela.

Corrí rápidamente a la puerta, con ella pisándome los talones.

Pegaba alaridos que ninguna garganta humana pudiese reproducir.
Llegué a la puerta, y antes de que ella me tomara, la cerré con un portazo.

Nervioso y adolorido, una pequeña lágrima corrió en mi mejilla.
La sequé y caminé directo a casa de Cristopher... ¿Sabrá que su hermana estaba...?

Mientras caminaba, pensaba, y me di cuenta de que los gritos que daba ella eran parecidos a...
Un llanto...

Toqué la puerta, pero nadie abrió.
Volví a tocar, escuché gritos, y posteriormente salió Cristopher.
Se veía un poco demacrado, sin embargo, aún tenía visto bueno.

- ¿Puedo pasar? - Pregunté, después de examinarlo con la vista y que él me viera extrañamente por la mochila.
- ¿Puedes? - Sonrió.

Entré, y hace tiempo que no veía dentro de su casa. Era de una planta, con una sala, cocina, baño, y tres recámaras.

Me mandó a la suya y él fue a ver algo en otra recámara.

Me senté en su cama, junto a su mesa-escritorio. Ahí tenía una serie de mangas de One Punch Man, Kill La Kill y uno que otro hentai.
Tomé el de One Punch, haciendo de lado con un poco de repulsión los de hentai.
Lo leí.

"El héroe más fuerte del mundo"...

Él entró.

- ¡Jodido precoz! - Dije, en tono de burla y señalando los manga hentai.
- Jaja, ¡Bien que quieres leerlos! - Dijo, burlonamente también.

PANDEMIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora