XVII

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Cristopher comenzó a hacer fuerza hacía el infectado, mientras intentaba morderle la cara y le escupía encima.

Santiago y yo, en el suelo, mirábamos perpejos, hasta que él, temblando, se abalanzó contra el infectado.

Temiendo lo que sucediera, me levanté y sacudí el polvo, tembloroso. Empuñé el guante casi mágico que recibí de manos de Santiago y golpeé con fuerza al monstruo.
Esto lo lanzó al otro lado de la calle, dejándolo inconsciente.

Estaba realmente ansioso por lo que sucediera, así que todos decidimos correr en ese momento.
Corrimos hasta cansarnos. El corazón me rebotaba en la quijada, y jadeaba como el diablo.

Una vez que vimos perdido al infectado, solamente seguimos adelante. No habíamos salido mucho del camino, pero aún faltaba un tramo largo qué recorrer.
Nada tenía sentido, hasta hace poco todos vivíamos con normalidad, aún así, sentía todo muy lejano, tan borroso. El único recuerdo que prevalecía, latente, era mi hermanita.
Parecía que, en vez de destruirme en este momento, me diera fuerzas para continuar.

Comenzamos a tener hambre, pero habían varios problemas. No había mucho alimento que digamos, tampoco agua y aún faltaba un tramo que, seguramente nos llevaría un día entero.
Así que, por nuestro mejor, decidimos aguantar el hambre, al menos por ahora.

En determinado momento de nuestro pequeño viaje, encontramos a un hombre con un arma de fuego.
Parecía de temer, no quisimos tomar riesgos, pero...

- ¿Qué hacemos? - dijo Cristopher, escondido detrás de una pared.
- No tengo idea, pero... Está bloqueando nuestro paso... - Lo miraba, furtivo, lo peor que podría pasar era que ese hombre fuese algún asaltante.
- No creo que tengamos oportunidad, aún siendo una simple pistola, está armado. - Santiago dió su punto de vista.

Me quedé viendo al suelo, pensando. Esto retrasaría mucho más el viaje, la noche cuando caía era muy densa, fría y peligrosa. Realmente nadie quería verse en esta situación.

- Podríamos distraerlo... - dijo Cristopher, mirándome a los ojos.
- Solo si estás dispuesto a morir, hermano. - le dije, en voz baja.

El hombre volteó con rapidez a ver al lugar donde nos encontrábamos. Su arma, colgando de su funda pegada a sus jeans, se balanceaba mientras se acercaba a donde estábamos.

El pánico comenzaba a tener lugar, sudaba frío, comencé a temblar.

- Ahí viene, ahí viene... - Susurraba Santiago.

Cristopher me miró con el ceño fruncido, y entendí su mensaje.

Cuando el hombre estaba por llegar, Cristopher hizo ruidos para llamar su atención, a lo cual el hombre sacó su pistola y le apuntó, gritando.

- ¿¡Quién mierda eres y qué quieres!?

Crustopher se veía tan asustado, balbuseaba cosas como "Yo solo pasaba por aquí", "No me mate por favor".

Debido a que los tres estábamos distribuidos en dos paredes, de mi lado Santiago y yo, y él solo del otro, el hombre estaba dándome la espalda, mientras le apuntaba en la cabeza.

Me levanté rápidamente, pero silencioso, lleno de pánico por muchas obvias razones, con el puño arriba. Usando el guante, encrusté un golpe en su espalda.
Un golpe devastador sonó y el hombre voló hacia el lado izquierdo. Cristopher estaba intacto y el hombre en el suelo, sin moverse.

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⏰ Última actualización: Mar 13, 2020 ⏰

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