XVI

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Salimos con cuidado, para no hacer ruido, no tener que hacer frente a algún monstruo ajeno a nosotros.
A escondidas, comenzamos a andar por la calle.
Miré con atención el guante, admirando la belleza que tenía, a pesar de que alguien tan banal como Santiago lo hubiese hecho.

Cristopher tenía una también, casi igual al mío; la única diferencia que había era que el mío iba en la mano derecha, y él tenía el suyo en la mano izquierda.

Debíamos tener sumo cuidado, porque comúnmente había gente maliciosa que asaltaba, lo normal en estas situaciones. Muchos autos estaban sin conductor, ahí puestos para hacer estorbo.
O ni eso.

Comúnmente llevábamos un bote para poner el combustible que pudiéramos sacarle a los automóviles, aunque a veces no tuvieran o ni lleváramos el bote.
Extrañamente y para nuestra gran suerte, no la llevábamos.

Miraba, cauteloso.
No quería ser parte de ellos ni de los muertos que asaltantes se llevaban, les despojaban y dejaban.
Los tres íbamos callados, probablemente recordando cada uno sus desgracias.
Cristopher cuidando sus mangas en su mochila como si fuera parte de él mismo, Santiago pensando probablemente en proyectos, yo pensando en la familia que alguna vez tuve y pude tener, lo cual me genera una depresión terrible.

En mi pensamiento, intentaba no llorar, era algo horrible al tener que soportar tantas vueltas que dió todo tan pronto. Me sentía enfermo, como si no fuera yo mismo, como si este mundo fuera irreal, como si no existiera.
De cualquier manera, no quisiera vivir en él.

Santiago se dió cuenta, y con una mirada pícara se me acercó, me miró románticamente y me dijo:

- ¿A qué hora sales por el pan?

Ha sido la pregunta más estúpida que me han hecho hasta el día de hoy, y no creo que amerite estar presente en una conversación de ahora mismo, sin embargo comprendí que quiso levantar mis ánimos, y comencé a reír.

Pensaba si realmente era buena idea ir a ver a nuestra amiga...
De cualquier manera, no perdemos nada, sin embargo...
¿Y si estaba infectada? O ¿Y si estaba... Muerta...?
No, no estaba bien imaginar ello, aunque hay que estar preparados, hacia un tiempo no la vemos.

Salimos de nuestra manzana, que estaba metida entre muchas cuadras, a la carretera principal, aunque era algo peligroso, recorrimos algo de trecho hasta que Cristopher se cansó y nos pidió parar un momento.
Le concedimos el deseo, porque todos estábamos cansados, a sabiendas que podía se que quedara poco tiempo.

Bebimos un poco de nuestra agua cada quién, y continuamos.

El sol estaba un poco fuerte, aunque no brillaba en su esplendor, resentíamos mucho el calór que pegaba nuestros rostros y nuestros cuerpos.

En determinado momento del trayecto, escuchamos sonidos extraños de nuestro lado derecho (Ya que íbamos de lado derecho de la calle) donde habían arbustos y muchos árboles.

Con rapidez nos escondimos del otro lado de autos aparcados en medio de la calle, de tal manera que no fuésemos vistos por infectados u asaltantes.

El sonido cesó por un momento; aliviado, Cristopher se levantó y un infectado se lanzó sobre de el auto donde él estaba escondido desde un arbusto cercano, lo cuál hizo que pegara un brinco y que gritáramos...

PANDEMIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora