Capítulo 1

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17/08/1986
Los días lluviosos son hermosos, pero aburridos. Como no tenía mejor cosa que hacer, decidí tomar aquel viejo cuaderno de tapa de cuero marrón que me había regalado mi tía hace dos años para mí cumpleaños, que jamás use. Nunca supe para que, sigo sin saber por qué estoy escribiendo, mi vida no es interesante como para que sea escrita. Pero como dije, no tengo mejor cosa que hacer.
Soy Aria Campbell, tengo 17 años, allí pegue una foto mía para que me puedan reconocer (si es que alguien lee esto). En este momento estoy fumando un cigarro en mi habitación, escuchando un vinilo de Ac/Dc, aquí está lleno de pósters de ellos, también de Misfits, Black Sabbath, Motorhead, The Rolling Stones, y demás. Sólo son algunas de mis bandas favoritas. Si hay algo que deben saber de mí antes que nada es que amo la música, escucharla y hacerla, que por cierto, toco el bajo.
No hay mucho para contar, tengo dos hermanos, una menor llamada Layla y mi hermano mayor llamado Kevin.
Vivo en Los Ángeles, Estados Unidos. Es domingo, por lo tanto mañana tengo que ir al colegio.
Lo más interesante que ha pasado este último tiempo es que se van a mudar mis vecinos, y por lo tanto vendrán unos nuevos. Así que ya se deben imaginar el grado de diversión que vivo.

18/08/1986
"Estúpida, levántate o se va a hacer tarde", esas fueron las dulces palabras que recibí de mi hermana para despertarme.
- No me jodas, Layla.
Acto seguido, Layla me patea y me hace caer de la cama. Fue una buena manera de despertar.
Me dirigí hacia la cocina, allí estaban mi papá, mi mamá, y mis hermanos. Por supuesto saludé primero a mis tres perros; Gino, Otto y Maggie. Luego saludé a mi hermoso gato negro, Ozzy.
Mi familia estaba allí, comúnmente desayunando, no se los digo mucho pero me gusta el momento familiar que pasamos durante el desayuno, solemos hablar y reírnos mucho.
- Aria- dijo mi mamá- saca la basura, por favor, que va a pasar el camión de basura dentro de poco.
Solté mi riquísima taza de café con canela y lleve la bolsa afuera, no me importaba estar casi desnuda en el vecindario, casi todos me conocían y la mayoría a esa hora no estaba despierta. Estaba con una bombacha negra y una remera pupera negra de ac/dc, que me encanta.
Al dejar la basura, noté que en la casa de al lado había movimiento. Había un camión de mudanza y un par de personas llevando cosas hacia el interior. Me quedé un segundo observando, quería saber quiénes serían mis vecinos. Pude notar que había un chico un poco cansado, con un cigarro en la mano, pelo largo, pelirrojo, y... ¡tenía una remera de Black Sabbath!. Al fin, buenos vecinos. Al menos este no me va a pedir que baje la música.
El chico notó que yo lo estaba observando, y me miró. El se quedó viéndome, sonriente, yo sonreí y cuando estaba a punto de saludarlo con la mano, me di cuenta de que estaba en bombacha. Creo que jamás había sentido la sensación de ponerme roja como un tomate, pero lo sentí y muy fuerte. Entre rápido a mi casa.
- ¿Ya viste? Llegaron los nuevos vecinos.- dijo mi papá.
- Sí, pa. Lo ví, gracias por avisarme antes de ponerme un pantalón.- le dije, todavía roja. El solo se rió. Que gracioso.
Terminé mi desayuno y subí a ducharme, con música, como siempre.
Odio absolutamente todo lo del colegio, la manera de enseñar, los profesores, la gente que hay, las materias; pero si odio realmente algo era el uniforme. Creo que hasta le tenía alergia, porque me lo ponía y la piel me picaba.

Me sentía una ridícula llevándolo puesto, estaba exactamente igual a todos

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Me sentía una ridícula llevándolo puesto, estaba exactamente igual a todos. Lo único que me quedaba diferente era mi mochila con los pins de mis bandas favoritas. Pero el resto me hacía parecer mediocre.
Salí para ir caminando hasta mi colegio, me puse los auriculares y puse play a mi walkman. Sonaba un cassette de Deep Purple, que me encantaba. Iba fumando y caminado, y divisé que el chico pelirrojo me estaba mirando. Se estaba acercando hacia mi.
- Hola, ¿Tienes encendedor?.- dijo, cuando me miró note lo lindo que eran sus ojos azules y la voz gruesa que tenía.
- Sí. - se lo di, el prendió su cigarro y se apoyó de espaldas contra un auto.
- Me gustó tu remera.
- Gracias, ¿Te gusta Ac/Dc?
- Claro, por eso me gustó tu remera- sonrió de forma un poco burlona.
- Sólo preguntaba para saber, tal vez te había gustado porque yo la tenía puesta y me quedaba bien.- conteste a propósito para molestarlo.
- Puede que eso también.
No me esperaba esa respuesta. Así que solo atiné a sonreírle a modo de despedida y seguí mi camino. En el trayecto me quedé pensando que me parecía muy lindo, y que su voz era seductora, y sus ojos...
- Aria.
- ¿Eh?
- ¿Estás prestando atención a la clase? Dime cuánto vale esta asíntota.
- Eh... La X vale 40 y la Y vale 60.
- Respuesta incorrecta. Más vale que prestes atención o sino en el examen te va a ir mal.
Los chicos de mi salón se rieron un poco. Creo que ese hombre me odiaba, aunque no importaba porque yo también a el. Realmente no vale la pena escribir demasiado sobre el colegio, ya que en unas semanas lo termino y adiós secundaria.
En resumen, tuve amigas y amigos. Pero siento que nunca encajo bien con las personas, o que las personas nunca se acostumbran a mi. No sé. La cosa es que cuando me hago amiga de alguien, ese alguien resulta siendo alguien bastante diferente a mi, lo cual no me molesta, pero a la otra persona al parecer si, y solo se alejan. Otras veces fue porque sus personalidades eran completamente tóxicas, pero esa es otra historia. La cosa es que no tengo muchos amigos, solo gente que conozco y me parecen agradables. Hasta ahí. No me molesta mucho, en los recreos me la paso escuchando música en el aula mientras todos están afuera, en el recreo. No está tan mal, de todos modos, confío en conocer gente nueva cuando entré a la universidad. Por ahora, mis únicos mejores amigos son mis perros y mis hermanos, y eso me hace sentir bien.
Tal vez el momento que más disfruto del día es volver del colegio, comer algo, ir a mi habitación, sacarme la ropa para quedarme en ropa interior y poner música. Me hacía sentir relajada y libre.
Hoy estaba de buen humor, debe ser por eso que comencé a bailar al ritmo de la música. Era la canción Honky Tonk Woman - The Rolling Stones, amaba esa canción. En los años 60 las mujeres en los recitales se sacaban las remeras y los sostenes, y bailaban con los pechos al aire. Debe ser una de las razones por la cual me encanta esta canción.
Estaba bailando de la manera más sensual que podía, me gustaba mucho. De a poco fui acercando mis manos hacia el broche del sostén, estaba a punto de sacarmelo por completo; cuando estaba a punto de bajar del todo para quedarme con los pechos al aire, noté que en la ventana alguien me observaba. No podía creerlo, ¡era el nuevo vecino! el pelirrojo bonito, que vergüenza. Me estaba mirando fijo con una enorme sonrisa en el rostro. Me puse el corpiño rápidamente, y muy enojada le mostré mi dedo medio como forma de insultarlo. Estaba tan enojada, se cree que porque tiene una cara bonita puede espiarme.
Me puse un pantalón y una remera, y me dirigí hasta la puerta de su casa. Le toque la puerta bastante bruscamente, y el abrió. Apenas me vio me sonrió y me miró de arriba a abajo, y se apoyó contra el marco de la puerta. Es tan estúpido, arrogante y sensual. Lo detesto.
- Vamos a dejar las cosas en claro -dije muy enojada- que seas mi vecino con cara bonita, no te da derecho a espiarme por la ventana, ni si quiera aunque esté leyendo un libro.
- ¿Soy tu vecino "cara bonita"?- recién ahí note lo que había dicho, sin querer le confesé que me parecía super hermoso. Aún así, me parece un imbécil.
- Sí. Y lo que tenés de lindo lo tenés de pajero.
La sonrisa se le borró un poco.
- Disculpa. Tenés razón, no lo vuelvo a hacer. La verdad es que me encanta esa canción y quería ver si la estabas escuchando, entonces cuando mire estabas bailando, pero no creas que estaba mirando de baboso. Tal vez no me creas, pero te admiré un rato como bailabas y lo que hacías, y si, si me gustó. Pero no me hubiese hecho una paja cuando te estaba viendo hacer eso.- se rió.
- Creo que no estás entendiendo mi punto. Espiar está mal, y me estabas espiando. No lo vuelvas a hacer o sino te arranco tus diminutas bolas.
- ¿Como sabes que son diminutas?.
Ahí me harté, y le pegue una cachetada. Se agarró la cara y me miró.
- Tal vez me la merecía, bueno, te juro que no vuelve a pasar.
- Eso espero.
- Te prometo. Me llamo Axl, ¿Como te llamas?.
- Aria. No me molestes más.
Me fui hasta mi casa, cerré la cortina de mi habitación, y me tiré a dormir. Estaba cansada, había tenido un día largo en el colegio. Y de mi mente no salía el imbécil, arrogante y estúpido vecino nuevo. Lo odiaba.

Anything Goes [Axl Rose Y Tú]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora