Capítulo 20: Nathasa

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Me enderezo y me quedo sentada dentro del saco dando pequeños sorbitos de agua. Maï estás conmigo en la tienda de campaña y me mira con expresión de curiosidad y preocupación. Kaya y Parker ya se han ido, pero no parecían muy convencidos de que estuviera bien.

El sueño que he tenido ha acabado convirtiéndose en una pesadilla. Estoy segura de que no era producto de mi mente, sino que era un recuerdo, otro más.

Estoy sentada en un banco del jardín leyendo un libro cuando un hombre vestido con traje, el mayordomo, me avisa para que entre dentro de la casa para recibir a una visita. Asiento, dejo el libro en el banco y después hago lo que me dice. Camino por un pasillo hasta un gran recibidor, en él hay muchos cuadros antiguos colgados sobre una pared gris. Espero allí mientras le doy con mi zapato blanco a la alfombra roja del suelo. Levanto la cabeza y veo a mi padre salir de una de las habitaciones seguido de una mujer de pelo rubio y ojos marrones, ambos están serios y parecen algo preocupados, pero al verme intentan mostrarse tranquilos.

-Hija-dice mi padre con voz dulce-sube a tu habitación y coge tus cosas, te vas de viaje.

-¿A dónde?-pregunto intentando saber por qué hay tanta prisa.

-Vas a ir a...-deja la frase sin terminar ya que alguien empieza a golpear con fuerza la puerta.

-Ya están aquí, hay que irse-dice la mujer rubia.

Pasa delante de mí y después mi padre y yo la seguimos. Corremos por el largo pasillo hasta el final, salimos a un gran comedor y a continuación nos dirigimos a la cocina. Un montón de personas, que están trabajando nos observan con preocupación, intentan preguntar qué es lo que está pasando, pero no pueden, ya que el sonido de los disparos irrumpe en la habitación. Todos nos agachamos y comenzamos a reptar hacia la puerta que da a la salida trasera.

-Nathasa, tienes que salir de aquí-me dice mi padre, mientras me empujan hacia la salida.

-Tú también-respondo con los ojos llenos de lágrimas.

-Ya es demasiado tarde para mí, tú aún puedes salvarte.

Voy a abrir la puerta cuando un montón de hombres y mujeres armados entran en la habitación. En sus miradas arde el fuego de la desesperación, comienzan a disparar al techo para obligarnos a todos a quedarnos en nuestro sitio y a no decir nada.

Mi padre en un último momento por intentar salvarme se abalanza sobre mí y abre la puerta, de forma que caemos fuera. Rápidamente las personas que han irrumpido en la cocina se hacen con el control del lugar y tiran de mi padre hacia dentro. Alguien tira de mi brazo y me obliga a caminar agachada hasta la puerta de un furgón negro, antes de subir y de que se cierre la puerta veo a mi padre tumbado junto a la mujer de pelo rubio, que no deja de rogar por su hija y de pronunciar su nombre, Kaya.

Maï sigue observándome sin quitarme los ojos de encima, no tenemos mucha confianza, pero sé que está preocupada por mí. Quiero contarle lo de los sueños, que he podido recordar, pero me da miedo que no me crean o que me traten diferente por ser la única que ha recuperado algunas partes de su vida y que tiene alguna de las piezas del puzle de la verdad.

-¿Quieres que te traiga más agua?-me pregunta porque he dejado la cantimplora vacía.

Asiento y le doy la cantimplora. Aprovecho el momento a solas para repasar y entender lo que he podido recordar. Estoy muy segura que esa fue la última vez que vi a mi padre antes de acabar aquí. Las personas que entraron en mi casa comenzaron a disparar, puede que buscaran algo o a alguien, tal vez a mi padre y a la mujer rubia, bueno a la madre de Kaya. No sé si siguen con vida, pero sé que mi padre hizo todo lo posible por mantenerme a salvo, es un buen hombre, estoy segura de que no hizo nada malo y aquellas personas tenían un motivo equivocado para hacer lo que hicieron. Puede que esas personas crueles fueron las que nos borraron los recuerdos y nos obligaron a venir.

Me pongo en pie y salgo fuera, necesito tomar el aire. Todos están despiertos, incluso Robin que está sentado junto a la entrada de su tienda. Sé que ellos le odian y no quieren estar junto a él, pero yo no creo que sea tan malvado. No lo conocemos, en realidad, no nos conocemos entre nosotros, ni siquiera a nosotros mismos. Tal vez esté asustado y su forma de demostrar lo contrario sea esa. Se da cuenta de que lo estoy observando así que aparto la mirada y sigo caminando hacia la hoguera para sentarme junto a Kaya y Parker.

Ambos están callados y sentados a un par de metros de distancia. Cuando me acerco, Parker da una palmada en el suelo para que me siente junto a él.

-¿Estás mejor?-me pregunta Kaya.

Cuando la miro a los ojos, no puedo evitar recordar la cara de la mujer rubia y de ojos marrones, amabas son idénticas. Aunque siempre está seria sé que anhela saber quién es su familia y me gustaría poder decirle que tiene una madre que la quiere y que la echa de menos, o por lo menos eso me ha parecido a mí. Aparto rápidamente la mirada, me impone respeto y me da miedo que se enfade si la miro mucho tiempo.

-Sí, gracias.

Permanecemos todos en silencio observando cómo cambian de posición las estrellas y el cielo va cambiando de color. Parker y Kaya se ponen en pie y cogen sus mochilas, los observo atentamente, ya que no sé por qué lo hacen ni a dónde van.

-¿Os vais?-les pregunta Maï que los mira con curiosidad.

-Vamos a buscar comida-responde Parker mientras se encoje de hombros para no darle importancia.

-¿Tan temprano?-inquiero ya que es demasiado pronto.

-Así volveremos antes-dice Kaya mientras hace un pequeño gesto con la cabeza en dirección a Robin que no nos presta atención.

Asentimos y observamos cómo se alejan y se internan en la jungla. Nos quedamos cerca de la hoguera mientras nos comemos un puñado de frutos rojos. Vemos que Robin se pone en pie y se acerca a nosotras cojeando. Maï lo mira con desagrado, pero no le dice que se marche, a pesar de que parece tener ganas de hacerlo.

-¿A dónde han ido esos dos?-pregunta mientras le un trago a su cantimplora.

-A buscar comida-respondo con amabilidad.

-¿Y les habéis creído?-las dos asentimos y él suelta una carcajada-se creen que son los que mandan aquí.

Vuelve a darle un trago y se tumba sobre la arena de medio lado, de manera que nos mira directamente.

-No sé cómo los aguantáis, pero dudo que alguien los haya nombrado "jefes"-niega con la cabeza.

La verdad es que tiene razón, nadie los ha mandado "jefes", como los ha llamado él, pero han sido los únicos que han tomado la iniciativa y desde el primer momento han propuesto ideas para sobrevivir en la isla. Yo no tengo la confianza y fuerza suficientes como para hacerlo, y Maï no ha mostrado ningún interés en dirigir.

-No pienso dejar que manden-hace una pausa y se pone serio-no van decirme lo que tengo que hacer.

-Gracias a ellos sigues con vida-le contesta Maï, que ya no se esfuerza por esconder su desagrado.

-No-niega con la cabeza-sigo con vida gracias a ti-muestra una media sonrisa, que en otras circunstancias resultaría cautivadora-No deberíais dejar que tomen ellos las decisiones y que no os cuenten lo que en realidad hacen.

También lleva razón en la última parte, porque está claro que nos han mentido al decirnos que iban a buscar comida. No quiero enfrentarme a Kaya y a Parker, sobre todo a ella, desde el principio ha sido quien ha dirigido nuestros pasos, gracias a Kaya estoy con ellos, ya que fue quien me encontró.

-Si estuviese curado y tuviese el mando organizaría mejor el campamento y buscaría una forma de salir de aquí-dice mientras echa la cabeza hacia atrás y cierra los ojos.

-Estoy segura de que eso ya lo están haciendo-le responde Maï mientras lo fulmina con la mirada.

A pesar de que no le gusta su presencia, sé que ella tampoco está de acuerdo con que nos escondan sus planes. Las palabras de Robin son sinceras y reales. Seguro que cuando esté totalmente curado intentará imponerse, solo espero que sus ideas sean bien recibidas.

La Isla de los CincoWhere stories live. Discover now