Capítulo 8: Parker

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El fuerte impacto contra el suelo me deja un gran malestar en la espalda y la cabeza. Mis ojos ya se han adaptado a luz del día y lo que veo me deja sorprendido. Hay una playa y un poco más apartado lo que parece la entrada a una jungla. Me levanto lentamente y me aparto del lugar del que he salido. Arrastro los pies por la arena y busco algo o alguien que me diga cómo he llegado hasta aquí o por qué estaba encerrado. Sigo asustado por lo que había junto a mí en la extraña cueva. Siento la tentación de entrar y mirar lo que había dentro, pero me contradigo y decido que es mejor alejarse de la playa y buscar a alguien que me ayude.

Camino en dirección al mar para refrescarme, me mojo los brazos y la nuca. Hace calor pero el cielo está totalmente cubierto de nubes y por su aspecto parece que va a llover. Me subo las mangas de la camiseta azul que llevo y veo que en la muñeca izquierda tengo un tatuaje, me parece muy extraño para estar tatuado en la piel, es un número, aunque más bien parece un código. 04.19. La piel está enrojecida por lo que parece que es reciente, puede que como mucho tenga un día. Giro la cabeza en dirección a lo que parece una jungla, me cuesta ver lo que hay, de manera que entorno los ojos. Hay palmeras y otras plantas de colores muy vistosos, tanto que parecen irreales.

Me siento muy confundido, estar solo y con la mente totalmente en blanco hace que me sienta muy vulnerable. Decido caminar y buscar ayuda, tal vez haya alguien más en la playa. Camino en dirección contraria a la playa hasta llegar al exterior de lo que decido denominar "jungla".

Veo un pájaro de color verde situado en lo alto de una de las palmeras, el color de sus alas es tan brillante y llamativo que parece imposible que exista, es como si su color natural hubiese sido modificado para ser más atrayente. Estiro el brazo hacia él aunque ni siquiera soy tan alto como para alcanzarlo. Gira la cabeza hacia mí y me observa unos instantes, clava su mirada en mis ojos, el negro de los suyos es tan profundo que parece que puede saber lo que estoy pensando. La forma en la que me mira me hace sospechar que sea en realidad un pájaro, pero es imposible que no lo sea. Retiro el brazo y sacudo la cabeza, tengo que centrarme en buscar ayuda, no puedo distraerme en sacar conclusiones disparatadas.

Me quedo de pie pensando en qué hacer, si me adentro en esaa extraña jungla estoy seguro de que veré más cosas extrañas e inusuales y si me quedo en la playa es posible que no encuentre a nadie o nada. Valoro ambas opciones hasta que llego a un acuerdo conmigo mismo, iré por toda la playa y si no encuentro nada entonces me internaré en la jungla. Espero encontrar lo que busco pronto o anochecerá y estaré mucho más asustado y vulnerable de lo que lo estoy.

Comienzo a caminar lentamente intentando no dejarme intimidar por los ruidos procedentes del follaje. Me cuesta vislumbrar lo que hay a lo lejos, con esa desventaja si anochece pronto es posible que no pueda ver bien en la oscuridad de la noche. Tras varios minutos caminando me doy cuenta de que hay grandes rocas sobre la arena y rozando el mar, es extraño ya que parecen separar la playa, como si la dividieran en partes. Sigo andando hasta que veo a lo lejos dos pequeñas figuras en la arena, me detengo de golpe feliz por mi hallazgo. No estoy solo en la playa, lo que significa que hay más personas aquí que puede que me conozcan y que tal vez me expliquen por qué no me acuerdo de nada o por qué estaba encerrado.

No parecen haberme visto. Camino cada vez más deprisa impulsado por la alegría de no estar solo. Conforme me voy acercando me doy cuenta de que son dos chicas y de que están observando lo que parece ser un baúl. Ralentizo mis pasos a la vez que la imagen se hace más clara ante mis ojos. Una de las chicas es rubia y delgada, la otra es de menor altura y tiene el pelo oscuro. La de menos estatura se da cuenta de que me acerco y llama a la otra chica sin apartar su mirada de mí.

Me detengo cuando estoy lo suficientemente cerca de ellas como para que puedan verme la cara y para que pueda salir corriendo si es necesario. Ambas me observan unos instantes. La chica morena me observa sorprendida y asustada, mientras que la otra me mira seriamente esperando a que haga algún movimiento.

-Soy Parker-digo con la voz entrecortada.

Soy mucho más alto que ellas, pero la figura de la más alta me impone bastante, tanto que temo que pueda hacerme algo.

-Acabo de despertarme y no sé cómo he llegado aquí.

Veo la decepción en sus ojos, parecían esperanzadas al principio. Una idea me ronda la mente, es posible que ellas estén como yo, asustadas y sin saber quiénes son o cómo han llegado hasta aquí.

-Soy Kaya y ella es Nathasa-dice la chica rubia que me mira con desconfianza.

-Nosotras también nos hemos despertado aquí-se apresura a decir Nathasa que me mira con compasión-Tú tampoco recuerdas nada, ¿verdad?

Niego con la cabeza. Siento que voy a desfallecer, pero contengo mis ganas de sentarme en la arena y compadecerme de mí mismo.

Kaya me observa con detenimiento, me asusta la forma en que me mira, como si fuera una presa. Detiene la mirada en mi brazo izquierdo, exactamente en el lugar en el que tengo el extraño tatuaje. Al levantar la mirada nuestros ojos se cruzan y nos miramos fijamente unos instantes. El color marrón de sus ojos hace que olvide durante unos instantes del miedo y que me sienta seguro. Aparta la mirada y se acerca a mí.

-¿Qué código pone en tu tatuaje?-me pregunta con la total seguridad de que tengo uno.

-¿También tenéis uno?

Nathasa asiente y observa como Kaya sujeta mi brazo y sube la manga de mi camiseta dejando a la luz los números. Pone su brazo al lado del mío, de manera que veo su tatuaje, la forma de los números es igual salvo que en suyo pone 01.16.

-¿Qué significa?-pregunto esperanzado de poder saber algo por fin.

-No lo sabemos-vuelve a responder Nathasa en un tono afable que hace que no me sienta tan mal.

-Hay otra persona más en la isla-afirma Kaya apartándose de mí y volviendo hacia el baúl.

-¿Cómo lo sabes?

-Hemos encontrado este arcón en el mar-comienza a explicar respondiendo por fin a una de mis preguntas-lleva un código similar al que llevamos tatuado en la muñeca.

-¿Estás segura de que pertenece a una persona?-le pregunta Nathasa que se mantiene distanciada del arcón por si pudiese hacerle daño.

-El código es 03.18, y dado que estaría en medio de los vuestros estaría bien considerar que hay alguien más.

-Entonces habrá que buscarla-digo apoyando la idea de Kaya.

Ella asiente y Nathasa hace lo mismo aunque sigue dudando. Apoyar la idea de Kaya aunque sea alocada es una buena forma de hacer que empiece a confiar en mí. Aunque es bastante absurdo pensar que una persona puede fiarse de otra al momento de conocerla, sobre todo si ni siquiera es capaz de recordar nada sobre ella misma.

La Isla de los CincoWhere stories live. Discover now