La Isla de los Cinco

Capítulo 3: Nathasa

Llevo más de una hora sentada sobre una roca esperando a que alguien venga a por mí. Cuando me desperté estaba tumbada sobre la arena sin saber nada sobre cómo había llegado y ahora sigo igual. Estar sola es horrible, sobre todo cuando no tienes nada, ni recursos ni recuerdos.

Me quito las botas y los calcetines, tal vez paseando un poco y relajándome consiga saber algo sobre quién soy. Camino sobre el agua cristalina, no consigo obtener ningún recuerdo más, pero hace que me tranquilice. Hace mucho más calor que cuando desperté, así que decido quitarme la chaqueta y quedarme con la camiseta rosa de tirantes que llevo debajo. Al quitármela me doy cuenta de que tengo algo escrito en la muñeca. Me quito la arena mojada de la piel y queda al descubierto el tatuaje que llevo. 02.17. Sé que esos números deberían significar algo para mí, pero lo único que siento es que llevo un estúpido tatuaje sin sentido en la muñeca. Me dejo caer sobre la arena y cierro los ojos. Las lágrimas comienzan a caer por mejillas sin poder retenerlas. Llorar por algo que ni siquiera sé si he tenido es desgarrador. Solo sé que soy Nathasa Keplar y que tengo catorce años.

Me gustaría llorar y decir el nombre de mis padres, pero no puedo, siento como si me hubieran quitado una parte muy importante de mi vida. No sé si voy a aguantar mucho más tiempo aquí sin saber a dónde ir o qué hacer.

Me remango las perneras del pantalón para evitar que se sigan mojando, aunque ya están totalmente empapadas. Me paso las manos por el pelo y me quito la goma de pelo que lo sujeta. Tengo el pelo castaño y la piel morena, aunque no me he visto en un espejo creo que tengo los ojos oscuros.

Estoy tan absorta en el movimiento del agua, que no me doy cuenta de que el tiempo ha cambiado en un par de segundos. Levanto la vista y veo en el cielo nubes grises, si no viene nadie a por mí tendré que buscar un sitio en el que resguardarme. Me pongo en pie y voy hasta la piedra donde estaba sentada antes. Me pongo los calcetines y al coger las botas veo que en la suela están los mismos números que llevo escritos en la muñeca. Prefiero ignorar lo que pueda significar, solo quiero irme de aquí y saber por qué no recuerdo nada.