La presencia de Robin me altera, no me gusta que esté con nosotros. La forma en la que se ha comportado desde que lo hemos encontrado deja ver que la convivencia con él va a ser difícil. Cuando he hablado con Kaya para decidir qué hacer, me he sentido bastante aliviado al ver que a ella tampoco le gusta, pero si hay más cajas con su código necesitamos poder abrirlas. Me he sorprendido por la forma en la que he reaccionado, estoy seguro de que yo no soy tan agresivo con las personas.
Quiero olvidarme un poco de él y de las malas vibraciones que me produce, aunque sea un rato. Me acerco al arcón y miro lo que contiene, dentro hay un montón de cajas y paquetes. Cojo una de las cajas y la abro, me sorprendo al ver lo que hay dentro, es un pequeño catalejo de plata. Me alejo un poco para poder probarlo. Parece extraño que algo tan sencillo me resulte tan curioso, pero algo en mi interior me dice que ese artilugio tiene otras funciones.
Noto que alguien me toca en el hombro, al principio me sobresalto, pero al ver que es Kaya me calmo de inmediato. La conozco desde hace muy poco, pero su presencia despierta en mí sentimientos ocultos, tal vez antes de que perdiera la memoria éramos amigos. Sonrío instantáneamente, pero al ver su expresión de dureza, me pongo serio, sintiéndome un poco estúpido.
-Creo que esto es para ti-me dice mientras me ofrece un pequeño estuche azul.
La miro sorprendido y lo cojo agradecido, sin saber qué es lo que puede contener. Abro el estuche cuidadosamente y cojo lo que hay en su interior, unas gafas de pasta negras. Al verlo me quedo sin palabras y me las pongo rápidamente, observo todo a mi alrededor y comienzo a sonreír. Poder ver bien hace que me sienta muy aliviado, ya que hasta este momento me las he estado arreglando para disimular. No sé cómo Kaya se ha dado cuenta, pero se lo agradezco.
-Gracias-le digo sinceramente y con una gran sonrisa.
-De nada-me dice a la vez que me devuelve la sonrisa, aunque solo la mantiene unos segundos, ya que vuelve a ponerse seria.
Esta es la primera vez que la veo sonreír, estoy a punto de comentarlo cuando me contradigo y me digo que es preferible no decir nada.
-¿Qué es eso?-me pregunta mientras señala con la cabeza el catalejo que tengo en la mano.
-Un catalejo-digo no muy convencido.
Ella me observa con curiosidad esperando a que me explique, sabe que sospecho que tiene otras aplicaciones.
-No estoy muy seguro, pero creo que no solo permite ver a lo lejos.
Estoy a punto de añadir algo más cuando Nathasa nos llama para que nos acerquemos.
-Mirad-dice Maï, que se ha cambiado el vendaje.
Dirijo la mirada hacia lo que está señalando y veo a lo que se refiere. Hay cinco mochilas y todas ellas con un código diferente.
-Entonces, solo somos cinco náufragos en esta isla-digo y veo que las tres asienten convencidas.
Busco la mochila que lleva el 04.19 y la abro, en ella hay una cantimplora, dos cajas de cerillas, una pequeña botella con un líquido rosa, una linterna, un estuche con lápices y bolígrafos y un cuaderno grueso con las páginas en blanco. Dejo mi mochila junto al arcón y comienzo a mirar lo que hay dentro, veo cinco sacos de dormir perfectamente doblados; tres tiendas de campaña plegadas; cuatro contenedores, dos de ellos con un pequeño grifo para rellenarlos de agua y varios estuches alargados.
Nathasa coge uno de ellos y al abrirlo deja al exterior cinco cuchillos afilados. Rápidamente me apresuro a ocultarlos, sería mejor mantenerlos fuera de la vista de Robin. Levanto la mirada en busca de la de Kaya que asiente haciéndome saber que está de acuerdo con esconderlos.
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La Isla de los Cinco
PrzygodoweCinco chicos. Una isla. Cero recuerdos. Kaya solo recuerda su nombre. Nathasa tiene un extraño tatuaje. Parker está encerrado. Robin tiene una herida de bala. Maï está perdida en mitad de la isla. Los cinco tendrán que unirse para sobrevivir a los m...