Capitulo I: Una nueva escuela, un nuevo comienzo.

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—No eres suficiente... Tú no eres suficiente... Lo siento... —Dijo el chico mirandolo fijamente.

La escuela preparatoria es probablemente una etapa muy importante en el ser humano, donde desarrolla por completo su identidad, sus gustos y a veces, su forma de pensar, su anteultimo pasó antes de caer en la monotonía de la adultez.

Era temprano por la mañana, en plena época de primavera, las clases ya habían comenzado hace unas pocas semanas atrás... Pero por un pequeño inconveniente tuve que transferirme de escuela.

Caminaba junto a otras personas que hacían sus propias rutinas, las calles estaban pobladas de multitudes, algo de todos los días.

Mi nuevo uniforme era mucho mejor que el simple uniforme anterior de chaqueta y pantalones negros, aunque tampoco se salía de los estiloa habituales, era un sencilla camisa blanca con unos pantalones cafés oscuros y zapatos negros, nada del otro mundo, pero se me hacía más cómodo.

Finalmente había llegado, las clases ya habían comenzado unos pocos minutos atrás, se me había pedido que llegase un poco más tarde, cuando el ambiente estuviese mas "tranquilo" por así decirlo.

Había un profesor en la entrada, me dijo donde debía ir y nada más, seguí su consejo y entré.

En los casilleros, cambié mis zapatos del exterior por los de interior y pase a ir por los pasillos, debía buscar una sala que decía: "Oficina" simplemente eso, me sentí un poco extrañado, quizás era el del consejero o algo así.

Fue algo fácil de hallar, desde los casilleros de entrada, justo al frente había una gran puerta que era salida al patio interno, a los lados estaban dos pasillos que se conectaban entre sí, en mi caso fue ir del lado izquierdo, pasando por el salón de 1-A y girando del lado derecho donde seguía el pasillo y en la segunda puerta se encontraba la "oficina".

Toqué dos veces seguidas, pero no hubo respuesta, pedí permiso y deslize la puerta para entrar, era una sala pequeña, había un escritorio del lado izquierdo, unas librerias en su lado derecho y frente a ese escritorio había un sofá amarillo, y al lado derecho del mismo había otro similar y arriba del mismo, una ventana abierta donde el aire fresco entraba.

Había una nota sobre la mesa que decía: "Vuelvo en 5 minutos" suspire cansado pensando en la poca responsabilidad y disposición de los superiores.

Me senté en el sofá cerca de la ventana, veía que apuntaba a la parte exterior de la escuela, unos cuantos árboles plantados para mantener un ambiente verdoso y un muro de ladrillos justo detrás de esa hilera de árboles.

—Ha... Que aburrido. —Dije a la nada.

—Vaya que sí. —Contestó una voz masculina.

Di un sobresalto al escuchar esa respuesta y me eché hacía atrás, no lo había notado, pero del otro lado de la ventana, justo al lado de la misma había un chico sentado, ese mismo chico tras escuchar que me aleje de la ventana se levantó y se acercó.

—Oh, cuidado, podrias caerte. —Dijo con una sonrisa. —Jamás te había visto... ¿Eres nuevo?

—S-Sí. —Contesté aún un poco sorprendido.

Aquel chico era de cabello negro, tes blanca y... Sus ojos eran de un atrapante color rojizo, como un rubí, podías perderte fácilmente en ellos, tenía una sonrisa simpática de idiota, y vestía con el mismo uniforme, cabía destacar que tenía una perforación en el laso derecho de su oreja, un aro muy pequeño de color negro, eso me dio mala espina de inmediato.

Ademas, tenía un cigarrillo en una de sus manos.

—Pues en ese caso... ¡Bienvenido al infierno! —Contestó.

—No deberías fumar en la escuela, eso es contra el reglamento y tampoco es bueno para la salud.

—¿Crees que no lo sé? Que niño tan inteligente, fumo porque se me da la gana y ya. —Agregó con un poco de agresividad.

La gente "rebelde" como él me daban repelús, eran un error y solo estaban ahí para molestar a otros, directamente ni siquiera deberían de entrar en las escuelas y dedicarse a otra cosa.

—¿Cómo te llamas niño listo? —Preguntó nuevamente.

Cuando estaba por contestar con un "Que te importa" la puerta se deslizó, una figura femenina y juvenil se presentó.

Era una chica pelinegra, su cabello era largo hasta su pecho, lo tenía suelto y llevaba una diadema de color blanco, su flequillo era cortado de manera recta, igual que sus puntas, lo que le daba un aire de perfeccionismo, sus ojos eran de color café y tenía un lunar debajo de su labio en el lado derecho.

—¿Choromatsu Matsuno? —Preguntó la chica.

—S-Sí ese soy soy. —Contesté algo nervioso.

—Bienvenido a nuestra institución, ahora mismo te guiare a tú salón de clases... En cuanto a usted... Osomatsu-senpai, retirese a clase, por favor.

—Ehhhhh~ ¿Por qué...? Yo quería pasar el rato contigo. —Dijo de forma perezosa.

La chica ni corta ni perezosa, lo empujo hacía afuera y cerró inmediatamente la ventana, luego salió y deduci que tenía que seguirla así que eso hice.

—Puede que nuestra escuela no sea exactamente muy destacada de las demás, pero sus clubes y buena dedicación de los profesores la hace sumamente única. —Dijo mientras caminaba hacia las escaleras.

—Ya veo...

Ella hablaba de forma fría pero segura de sí misma, algo que me hacía admirarla sin mucha razón alguna, me daban deseos de conocerla a profundidas, quizás porque me parecía realmente interesante o por ser simplemente una de las pocas chicas que hablaba conmigo, aún que esa era su obligación, comunicarse conmigo para guiarme u ayudarme.

Tras subir al segundo piso me encontraba nuevamente con un pasillo, siguiendo un poco más hacia la derecha y continuando recto acababa justo al lado del salon de clases, notaba que había otro salón al lado, aún que ambos separados por un pequeño espacio donde había mesas y una maquina expendedora.

—Hablaré con el profesor, espérame aquí. —Agregó y entró.

No tardó mucho en salir tras intercambiar unas pocas palabras con el profesor.

—Ya puedes entrar, mucho gusto por cierto, soy Mitsuka Ayano, si necesitas mi ayuda puedes encontrarme en la sala del consejo estudiantil, nos vemos y buena suerte. —Dijo antes de marcharse.

Entré un poco nervioso, pero no había realmente nada que temer... Creo... Había practicado toda la mañana aquella presentación.

—Soy Choromatsu Matsuno, es un placer y esperó que nos llevemos bien. —Dije algo nervioso.

Podía sentir las miradas juzgadoras de todos los demás estudiantes quiénes me miraban de arriba a a abajo, eso me ponía aún más nervioso.

—Bienvenido, por favor siéntate en un lugar vacío. —Dijo el profesor.

Obedientemente pase por el angosto espacio entre las sillas, con dirección al lugar detrás de todo, a un lado de la ventana, bastante curioso que me tocase estar ahí.

Pero no me hice muchas preguntas y me senté, acomode mis cosas y saque mis útiles listo para comenzar.

Mientras tanto en otro lugar:

—¿No te dije que regresaras a clase? —Dijo Ayano algo molesta.

—Sí, pero no tengo porque hacerte caso. —Contestó Osomatsu.

—Bien puedes quedarte aquí, pero no causes lios. —Agregó y se marchó.

—Aha... Así que... Choromatsu... Un niño listo... —Dijo con una sonrisa.

Ámame hasta los huesos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora