CAP.1-. Beste Freunde für immer.-

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Leipzig, 31.07.1931

—"Tomii...—le llamé desde atrás, ya que él estaba esquivando todas las ramas para poder pasar entre los árboles.

—¿Hmmm?—sostuvo una última rama para que yo pudiera pasar, le dediqué una gran sonrisa cuando pasé frente a él, dándole un beso en la mejilla, el sonrió de oreja a oreja y sus mejillas estaba un poco rojitas.

—Mañana...es nuestro cumpelaños—lo dije mientras correteaba una mariposa blanca que estaba en el descampado que era nuestro lugar secreto, estaba un poco dentro del pequeño bosque atrás de nuestras casas.

—Eso ya lo sé Billy...—dijo mientras me abrazaba por la espalda apoyando su barbilla en mi hombro, depositando un beso en mi mejilla, ahora era yo quien estaba rojo—¿qué quieres de regalo?—acarició con la punta de su nariz mi mejilla. Él ronroneó como un gatito, mi gatito.

—Sólo hay una cosa que deseo para mi cumpleaños Tomii...—se giró para quedar frente a frente, me rodeo el cuello con sus finos y delicados brazos, y sólo a un respiro de distancia, sus labios rosas susurraron sobre los míos —y creo que ya sabes cuál es...—hablaba tan bajo que de no haber estado cerca de él, no lo habría alcanzado a escuchar—Tomii...—jadeaba sobre mis labios, sentía su aliento chocar contra el mío, mezclandose perfectamente, mis ojos no se despegaban de su boca, veía atentamente como pasaba la lengua sobre ellos para mojar la resequedad, ese tono, demandante...suplicante —por favor—pegaba su cuerpo más al mío, mis manos apretaban fuertemente su cintura, nuestros pechos pegados, subían y bajaban...no sé que pasaba, no sabía que era, pero en mi vientre podía sentir un calor que se expandía por todo mi cuerpo—puedes...por favor...—inclinó levemente su cabeza para poder encajar mejor—¿darme mi regalo ahora?—él era mi dulce favorito, él era mi escape perfecto...no le podía negar algo. Simplemente no.

—Lo que tu quieras Billy...—y con una gran sonrisa en su boca, pegó sus dulces labios sobre los míos, y describirlos sería casi imposible, eran dulces, pero sabían a sal, eran suaves, pero la piel reseca me picaba un poco, eran esponjosos, pero eran tan finos...estaba besando a Billy, mi primer beso, con mi primer amor, con el amor de mi vida...—Billy...—jadeé su nombre, no se cuantas veces, entre cada beso, y entonces me dijo lo que alguien de nuestra edad jamás pensaría.

—Te amo Tomii...—acarició mi nuca con sus pulgares—¿te quedaras a mi lado siempre?— sus ojos estaban grandes, sus pupilas dilatadas, brillantes, llenos de promesas y esperanza.

—Para siempre...—sonreí como cada una de las sonrisas que él solamente era dueño. Las sonrisas del corazón—te amo Billy— le dí un último beso para agarrar su mano e irnos a casa.

Íbamos caminando sobre aquel camino de grava, Billy iba balanceándose sobre la barda, yo simplemente lo cuidaba desde abajo para que no se lastimara, Llegamos a la casa y nuestros padres estaban conversando en la sala. Pero los padres de Billy se veían molestos. Voltearon al mismo tiempo en nuestra dirección y callaron al instante.

—Billy cariño, despidete de Tom, mañana tendrán el día entero para ustedes...—la sonrisa de la señora Kaulitz era forzada, no era sincera, y Billy sólo apretó más mi mano, dudando de si ir o no con sus padres.

—Bill...—su padre era un buen hombre no daba tanto miedo, pero cuando hablaba en ese tono asustaba, y Billy sólo se escondió atrás de mí—es hora de irnos, ya es tarde—él sólo escondió su cara en mi hombro.

—Vamos Billy...—susurré para no asustarlo más, negó levemente—mañana nos veremos, te daré tu regalo de cumpleaños...—sentí su sonrisa sobre mi hombro, y con eso lo convencí para que fuera con sus padres, le dió la mano a su madre que le había ofrecido y volteó a verme una última vez.

Love is death.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora