CAP 2. -. Alles ist (nicht) gut...-

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Berlín, 1932.

"—Tomii...—susurré lo suficientemente alto como para que me escuchase, tomé su mano para impedir que siguiera avanzando, él al sentir mi agarre entre su pequeña mano, se volteo a verme con esa sonrisa tan suya.

—¿Si Billy?— en ningún momento su sonrisa se esfumó de su pequeño e infantil rostro, llena de dientes y pequeñas arrugas alrededor de sus ojitos...

—No quiero ir con esos señores...—había escuchado a mi padre hablar sobre mandarme a un campamento de verano con otros niños de mi edad, ya que Tomii era mi único amigo.

Me vió con una sonrisa enternecida, yo simplemente fruncí más mis labios, la verdad es que él sabía perfectamente el por qué de mi precoupación, no quería separarme de él, no quería pasar otro verano sin él. No quería despertar y no verlo nunca más.

—No te preocupes Billy...—el sonido de su voz se distorsiona cada vez más, su mano apretó fuertemente la mía sin llegar a lastimarla—no importa cuantas veces nos separen...—su mano libre acarició mi mejilla, borrando la lágrima solitaria que soltó mi ojo, acercó sus labios a aquel rastro fantasma que dejó la lágrima, tratando de borrar siquiera su memoria—siempre nos volveremos a encontrar...— aquellas palabras permanecieron en mi mente cuando desperté...incluso las puedo escuchar hoy en día"

—Billy...—las últimas imágenes de Tomii se fueron disipando en mi mente conforme abría mis ojos, quería seguir viendo a Tomii—despierta hijo, tenemos que irnos...—su voz sonaba un poco ahorcada, forzada a salir, como si no quisiera decir aquellas palabras.

—Papii...—remilgue un poco mientras tapaba mi cara con las sábanas. Escuche su risilla.

—Venga Billy...—sus palabras no parecían ni poder convencerse a él mismo— tenemos que irnos, ya es tarde— su voz sonaba como si aquellas palabras pudieran hacerse realidad.

Escuche un sollozo ahogado, asomé mi cabeza un poco para ver como mi padre, aquel hombre al cual jamás vi llorar, se lamentaba en cortos sollozos, derrumbado y abatido...algo malo estaba por ocurrir. Y cuánta razón tenía.

—Papi...—mi voz apenas audible, fue suficiente para que mi para secarlas rápidamente las lágrimas y voltear a verme con una sonrisa llorosa, me acerque a él para poder acunar su rostro en mis manos, su barba picaba por lo áspera que era, pero aquel acto bastó para que rompiera en llanto y me abrazara fuertemente. Al principio me sorprendió, pero luego trate de envolverlo lo mejor que pude con mis pequeños brazos, acariciando su espalda con mis pequeñas manitas — todo va a salir bien Papi...—él sólo me estrechó un poco más fuerte por un segundo antes de soltarme y acunar mi rostro, aún con su sonrisa llorosa

—Sí Billy...—acariciaba mi cabello, peinado de aquella manera que nunca me gustó— todo va a salir bien— me dió un beso en la frente y después se paró de la cama para dirigirse a la puerta—venga Billy, apurate que se nos está haciendo tarde—asentí y él se quedó en el umbral de la puerta, viendo cómo iba a mi ropero por el cambió de ropa, apretó fuertemente los ojos y salir de mi habitación sin siquiera mirar una segunda vez.

Me cambié lo más rápido que pude, y de un momento a otro, una sensación de nostalgia me golpeo fuertemente...giré para ver cada rincón de mi habitación, sabía que pasaría mucho tiempo antes de volver a estar entre estas cuatro paredes, y entonces un punto llamó mi atención. Eran esas marcas de altura de Tomii y mías, aquellas que marcamos cada año en nuestro cumpleaños.

"—No es justo!— gritó Tomii cuando vió que era una pulgada más alto que él, inflando sus cachetes y cruzándose de brazos.

—Jajajajaja ya PEQUEÑO Tomii...—lo abracé por el cuello y poniendo mi mano libre en la cadera, él simplemente volteó su rostro pero no negó aquel contacto— sabes que no me importa que seas más bajito que yo...—lo abracé por la cintura y entonces él me acurruco entre sus brazos.

Love is death.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora