Love is death.

CAP. 11 -. Ya no tengo nada para dar.-

—Maldita sea Jared...—arrojé mi abrigo al suelo, no podía creerlo, no podía creer que Tom estuviera en esta maldita pocilga—No lo podré proteger contra todo Jared...mierda—mascullaba entre dientes, la ira que sentía me quemaba por completo, aventé todo a mi paso, papeles, lámparas y todo lo que estaba en en mi escritorio. Y lo primero que hice fue ir directo al librero y agarrar mi copia de Mein Kampf para después tirarla a la chimenea.

—Bil...—mi amigo estaba parado a lado de la puerta cerrada, sin ánimos de acercarse un milímetro—tranquilo, sabes que yo te voy a apoyar en todo, calma...—con un abrupto movimiento lancé cerca de él la licorera, él simplemente se encogió sobre sí mismo.

—¡¡ESTÁMOS HABLANDO DE GEORG MALDITO LISTING!!—mis manos estaban hechas puño sobre mi escritorio, escupiendo y con el cabello cayendome sobre la frente.

—Bueno Bill, tampoco es como que tu no seas nadie...—me miró con cejas alzadas y una expresión que dijera "eres el favorito de Host...y el amo y señor de este agujero".

—Si, pero no puedo levantar más sospechas, sabes que ya estoy bajo la mirada de Himmler después de lo que hice hace unos meses—peine con mis dedos mi cabello en una acción de llevarlos para atrás, tratando inútilmente ordenar mi lacio cabello que neciamente seguía cayendo sobre mis ojos, exhale un suspiro frustrado—tenemos que ser bastante inteligentes Jared...—dije mientras llevaba mis dedos flexionados casi en un puño a mis labios, pensando...

—Bueno Bill, somos las mejores calificaciones que ha tenido la universidad en mucho tiempo...creo que el campo de ser inteligentes ya lo cubrimos...—trató de bromear mi amigo, lo que me sacó una ligera risa.

—Bueno, entonces tenemos que serlo aún más...esto no va a ser para nada fácil...—me dejé caer sobre mi silla pesadamente tallando mis ojos com mi índice y pulgar derecho.

—Okay, lo tendré lo más cerca posible, si puedo lo tendré conmigo en la enfermería de ser posible...¿sabes si tiene formación de paramédico o algo?—mi amigo se sentó en la silla frente al escritorio.

—No...tenía entendido que quería ser doctor, no sé de qué, pero sé que es bastante inteligente, en algún momento me dijo que quería ser neurólogo, pero la única universidad que quería por el programa, era la que está cerca de Londres, sus padres me escribieron que lo habían aceptado en Oxford, pero eso fue cuando estalló la guerra y ya no pudo ir, le dieron prórroga, pero no sé...—me tallé el rostro con las manos.

—Pues...yo creo que podrá ser de utilidad, yo creo que tal vez sea algo bueno—se levantó de la silla, se acomodó la chaqueta y me miró con una convicción que pocas veces le había visto—vamos a librarla Bill, te lo prometo...—me dirigió una mirada sincera.

—Eso espero Jared, eso espero...—recargue mis codos sobre el escritorio y entrelacé mis dedos, para tapar mi boca con ellos.

—Bueno, te dejo Bill, tengo que ir con Listing para ver lo del chequeo de los nuevos...—suspiró mientras agarraba el pomo de la puerta. Se volteo solo un poco, lo justo para poder ver su perfil—perdón Bill...sabes que cuentas conmigo—y con un último asentimiento abrió la puerta y salió de la oficina.

—Lo sé Jared...—una lágrima corrió por mi mejilla—lo sé...—cerró los ojos y recargue mi frente sobre mis manos.

Esta era la primera vez que me sentía realmente perdido. Solo.

—Rayos...—mi frustración me estaba matando. Esa noche no dormí en lo absoluto.

Al otro día salí de mi pequeña casa situada detrás de las oficinas del campo, y a pesar de tener el uniforme impecable y el pelo perfectamente arreglado, las botas pulcramente pulidas y limpias, y el grueso abrigo sobre mis hombros, y mi pecho cubierto por una bufanda gruesa de lana. El frío estaba empezando a calar, y el fango empezaba a calar aún más, cómo si de hielo negro se tratase.