CAP. 9 -.Lang lebe der Tod.-

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En aquel momento, donde el crujir de las bisagras del bote cedieron, fue como si se abrieran las puertas del infierno, y es que no era muy diferente, se enviaban al frente chicos como yo que eran el reemplazo de aquellos que caían muertos o heridos durante el conflicto, cuerpos esparcidos por todas partes, podías ver cómo aquellos jóvenes de la primera oleada eran abatidos y caían uno a uno, sin mayor resistencia...pensaba "vaya...ellos ya se libraron de esta cruenta y terrible batalla"

Frío.

Lo primero que sentí al abrir los ojos fue un frío calador, los brazos y piernas agarrotados y seguramente amoratados por el frío. A mi lado estaba Gustav, hecho un ovillo y abrazando con todas sus fuerzas sus piernas con sus brazos, tratando de mantener el calor residual de su cuerpo.

El dolor de mis articulaciones era atroz, no creí que esto pudiera sentirse así, no creí que la humedad fuese tan desgarradora, sentía arena en la boca, y también una mortecina mirada en mis ojos, el cielo estaba gris, la brisa seguía cayendo sobre nuestros cuerpos, haciendo pesado lo que quedaba de nuestros uniformes y equipo, podía oler la piel quemada, la sangre, un olor nauseabundo a hierro y sal, que se impregnaba en la nariz, el ruido metálico de alguna metralleta a lo lejos, la caída de los cartuchos vacíos sobre la arena, amortiguando su descanso. Parpadee para eliminar todo rastro de sueño y dolor...obviamente la fatiga la tendría que cargar durante todo el día, no sería el panorama que elegiría para mi segundo día en esta guerra.

Catorce horas, de las veinticuatro que tiene el día, nunca entenderé cómo nos llegamos a dormir en este maldito infierno, supongo que el cansancio físico y mental hacen mella mucho antes de lo pensado, el segundo día de esta maldita operación y me queda claro, que este día apenas comenzaba, y no podría ser un amanecer bélico sin escuchar los silbidos de los morteros descargando sus municiones sobre nuestros hombres, las balas pasando justo a lado de nosotros, no más allá de un metro.

Nuestra misión era llegar a la línea de defensa arriba en el risco para poder eliminar toda resistencia alemana, pero a cómo veíamos el panorama...era desfavorecedor.

Los tiros de ametralladoras sonaban por todas partes, o simplemente era el único sonido que se podía registrar en toda la costa, no había aves de ningún tipo, parecía que todo ser vivo que tocaba esta costa era para simplemente morir. No había un alma que no sufriera el infortunio de ser propenso a la muerte segura.

—Maldita sea...—escuchaba la voz estrangulada de Gustav tras mío, no podíamos descansar, no había forma de hacerlo, matar o morir— esto no me lo esperaba...es una maldita carnicería...—voltee por sobre mi hombro para verlo un poco, error.

—Carajo...—me había olvidado de cuanto miedo me daban las alturas, o por lo menos la increíble horrible sensación de vértigo que siempre me da cuando miro hacía abajo—rayos...—mascullaba mientras luchaba por que mis piernas se movieran más rápido, para no quedar paralizado por un absurdo miedo 'puedes sobrevivir a la playa pero no a caminar al filo de un risco...rayos' me quedé paralizado. El miedo es real, y es la única forma en la que el cuerpo te avisa que algo va mal.

—Venga Tom, que no está Bill para hacerla de enfermera si te caes...Tom...—mascullaba entre dientes mientras trataba de empujarme un poco con sus brazos. Pero las fuerzas se iban en un abrir y cerrar los ojos.

—Gus...—mi voz temblaba, se quebraba de a poco, pero lo vi, vi a Andrew al final, estaba agazapado sobre un matorral en un descanso del risco, su rifle apuntaba en un dirección, y su mira estaba imperturbable...firme.

—Juro que ese hombre no tiene nervios o son de puto hierro...no puedo creer que esté tan impasible...—susurraba Gustav a mi espalda.

—Ve la tensión en su mandíbula Gus...—podía ver sus músculos quejándose de la presión que ejercía al apretar de una manera visiblemente dolorosa los dientes— se nota el miedo que tiene, vamos a acercarnos un poco más— nos seguimos arrastrando como podíamos para avanzar y alcanzar al Capitán. Justo antes de llegar a él un avión pasó justo encima de nosotros, generando uno de los estruendos más horribles que jamás haya escuchado en mi vida.

Love is death.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora