(9) Mala Suerte?

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Durante el funeral de Luisa, permanecí un poco aislada de los demás; todos tenían en quien apoyarse excepto yo.  Incluso Ezequiel tenía a su papá a su lado, ya que Viviana no pudo llegar.

Fue una ceremonia muy emotiva.  Sonrisas aparecían en el rostro de los presentes mientras recordábamos a Luisa llena de vida.  Pero de la misma manera, lágrimas salieron sin cesar al momento de decirle adiós. 

Una vez terminada la ceremonia, todos comenzaron a partir.  Decidí acercarme para poner en la tumba de Luisa, unas flores que tenía en mis manos.  Colocándolas sobre la tumba, lágrimas botaron de mis ojos.  Recordando las palabras de Ezequiel, dije “Luisa, perdóname…”

“Perdón tengo que pedir yo, no tú.” dijo Ezequiel parado a mis espaldas, inclinándose en mi oído.

“Tú tampoco tienes porqué pedir perdón.” le respondí.

“Isabella, aún hay cosas que faltan por decirte.  Sé que cada uno tiene a alguien a su lado, pero quiero ser completamente honesto contigo.”

“De acuerdo Ezequiel; yo también quiero ser honesta.”

“Quieres ir a dar una vuelta para hablar tranquilos?”

“Seguro”

Caminamos hasta un parque cerca del cementerio.  Era un sitio muy bonito.  Llegamos y nos sentamos debajo de la sombra de un árbol.

 “Te he extrañado mucho…” comenzó a hablar Ezequiel, rompiendo el silencio y tomando mis manos.

“No te puedo negar que yo también.” le respondí mirando nuestras manos.

“La noticia de que estuviste embarazada me ha tomado por sorpresa; me he quedado pensando.”

“No tienes porqué.  Fue algo que se fue sin apenas saber que lo tenía.” porqué ese recuerdo me dolía tanto? Cuando me enteré, ya no estaba.

“Voy a decirte algo de lo que me enteré sin querer.  Es acerca de Viviana.”

“Qué sucede?”

“Prométeme que no te molestarás.”

“No es la forma correcta de comenzar una confesión, Ezequiel.”

“Isabella, unos meses luego de comenzar con Viviana, ella quedó embarazada.  Ambos nos asustamos mucho con la noticia que decidimos que era mejor deshacernos de la criatura.  Así que ella abortó.”

“Cómo pudieron?  Cómo ella se atrevió?” le pregunté llena de  coraje.

Si hubiese sido mi situación, me hubiese negado por completo.  Admito que este pensar lo heredé de mi madre, pero, a fin de cuentas, para mí, esto no era lo correcto.  Hay que ser valiente y enfrentar la situación.  Admiraba a Adrián y a Angélica por luchar por su bebé; aunque no fue fácil el susto para ellos al principio. 

“No sé Isabella, no sé porqué actuamos así.  Apenas teníamos diecisiete años, nos faltaba mucho por delante.”

“Si mi bebé no hubiese muerto, yo hubiese decidido tenerlo aún con dieciséis años.”

“Créeme que me arrepiento.  Por culpa de eso, Viviana no puede tener hijos.”

“Pero, son jóvenes, pueden seguir intentándolo, hay muchos tratamientos.”

“Hace unos días la escuché confesarle a una amiga que iba a ser imposible.  El doctor que le practicó el aborto, hizo algo incorrecto y será imposible. Me siento culpable.”

Ezequiel bajó su rostro, pero podía notar el sentimiento de culpa que sentía.  Colocando mi mano bajo su rostro, lo obligué a que me mirara. 

Amor ClandestinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora