Dos semanas han pasado desde que sorprendí a Ricardo. Las cosas han sido un poco diferentes; por lo menos, así es como lo percibo. Aún no he hablado con él sobre mi idea de regresar y solo falta un mes para que el semestre termine.
He mantenido la comunicación con Ezequiel; como amigos, por supuesto. Cumplió su palabra y ya tengo en mis manos la carta indicando que tengo un trabajo en la empresa para la cual él trabaja; incluso me está ayudando a conseguir un apartamento.
Extraño mi familia, pero también disfruto mi libertad. No pienso tener a mi papá mirando el reloj cada vez que entro o salgo de la casa. Mucho menos darle cuentas a donde voy; ya me acostumbré a ser adulta.
Ricardo y yo decidimos ir a la playa. El día estaba hermoso e intentábamos mejorar nuestra relación; aunque no puedo negar que muchos fantasmas andaban rondando mi mente después de lo que vi aquel día. Infidelidad, desconfianza, desamor, culpabilidad; eran unos cuantos de ellos. No veía un futuro para esta relación, pero aquí estaba aún, y sin saber cómo arreglarlo.
Terminando de lavar lo que usamos para desayunar, caminé hasta el cuarto para prepararme. Al entrar, Ricardo estaba en su computadora. Este al verme, la apagó instantáneamente y caminó hacia mí para besarme.
“Quieres que te ayude a vestirte?” preguntó Ricardo, insinuando otra cosa e intentando esconder lo nervioso que se veía, por qué?
“Creo que si permito que me ayudes, Celeste y Alan se quedarán esperándonos pues no llegaremos.” Le respondí forzando una risa.
“Tienes razón; de todas maneras, tenemos todo el día.”
Al llegar a la playa, ya Celeste y Alan estaban allí. Caminamos hasta ellos, saludándolos y colocamos nuestras cosas junto a las de ellos; sentándonos en la arena.
“Porqué no nos acompañan esta noche a la fiesta que Roxana tiene? Van a ir muchos de los compañeros de la universidad.” preguntó Celeste.
“Seguro, cuenta con nosotros.” respondió Ricardo sin detenerse un momento a preguntarme si estaba de acuerdo.
Un rato luego, Ricardo y Alan fueron al agua, mientras Celeste y yo tomábamos sol.
“Cuando piensan casarse?” preguntó Celeste de la nada, tomándome por sorpresa.
“No sé. Por qué la pregunta?” esto era algo que definitivamente no tenía en mi mente. Unir mi vida a Ricardo sería una locura.
“Isabella, tú y Ricardo llevan casi siete años juntos. Lo más lógico es que tomen el siguiente paso.”
“No lo creo aún Celeste. No hemos hablado sobre eso.” le respondí sin poder esconder el desinterés sobre ese tema.
“Sucede algo?”
“No, todo está bien. Es que estoy un poco cansada de todo el trabajo en la universidad.”
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Amor Clandestino
Romance(Libro 2 de la trilogía) "Pero me duele no gritar tu nombre en toda libertad; ante sospecha hay que callar..." Qué hacer cuando el amor de tu vida es uno prohibido; cuando descubres que la persona con quien estás solamente es atracción, deseo; que e...