(33) Tú lo sabes bien

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Mientras caminaba, deseaba haber traído mi teléfono.  M estaba acobardando y quería pedirle a Ezequiel que no llegara.

Alguien agarrando mi brazo, me detuvo.  Quedé congelada y no sabía cómo voltearme.  No tenía duda de a quién pertenecía esa mano.

“Isabella?” entonces fue cuando mi corazón de detuvo completamente.

Me volteé, no lo pensé más.  Mis ojos quedaron en el rostro de Ezequiel, mientras los de él bajaron de mi rostro a mi vientre.

“Te ves hermosa” continuó él mientras se acercaba a darme un abrazo.

No me opuse a ese abrazo; después de todo, mi cuerpo lo anhelaba.  Deseaba tenerlo cerca, sentirme segura, amada nuevamente.

“Me parece mentira tenerte aquí” me dijo Ezequiel mirándome al rostro e inclinando el suyo, acercándolo al mío.  Sus labios a solo centímetros de los mío. 

“Ezequiel, necesitamos hablar” le dije volteando mi rostro.

“Seguro.  Lo que tú desees mi vida” respondió él besando mi mejilla.

“Vamos a un área menos concurrida?”

Tomándome de la mano, Ezequiel me llevó hacia la entrada, abriendo la puerta y deteniéndonos en la esquina del balcón.  Nos podían ver desde allí, pero nadie nos molestaría. 

“Cómo has estado?” pregunté, no tenía más ideas en mi mente.

“Te digo la verdad, o te miento?” preguntó él tomando mis manos.

“Prefiero la verdad.  Creo que ya abusamos demasiado de la mentira” le respondí con una sonrisa en mis labios. 

“Isabella” comenzó él y suspiró, “no sabes cuánto te he extrañado, como han sido mis días, especialmente desde que me enteré que tu vida y la de nuestro bebé corrían peligro” terminó de decir mientras colocaba sus manos sobre mi vientre de la manera más tierna y especial que jamás había sentido.

Dios, fue una sensación enorme, la que llegó a mi corazón causando que lágrimas salieran inconscientemente de mis ojos.  Mi hijo tenía  a su padre cerca, y aunque quería tomar las cosas con calma, el sentimiento hacia Ezequiel era enorme.

“Por qué lloras?” preguntó Ezequiel envolviéndome en sus brazos.

“Me alegra tenerte aquí.  Sentirte cerca, que cuento contigo.”

“Siempre estaré a tu lado.  Perdóname Isabella.  Perdóname por haber sido un estúpido, por pedirte que te deshicieras de este milagro de vida, a quien amo demasiado, igual que a ti.  Espero que me aceptes de nuevo en tu vida.  Quiero comenzar de nuevo.”

“Ezequiel, no te voy a negar que te amo; que quiero tenerte a mi lado de nuevo.  No tienes porque pedir perdón por lo que dijiste aquella vez, porque; aunque yo jamás pensé en deshacerme de él, no te puedo negar que fue luego que aprendí a quererlo, a amarlo.  Solo quiero tomar las cosas con calma.”

“Estoy dispuesto a todo mi amor.  A comenzar de nuevo, a ganarme el cariño y la confianza de todos” su mirada era sincera, sus ojos demostraban el amor que sentía.  Ese brillo especial estaba presente, el brillo que siempre causaba una sonrisa en mi rostro.

Aun en sus brazos, todo parecía un sueño. Después de tantas cosas, de tanto tiempo sin verlo, lo tenía a mi lado, dispuestos a comenzar de nuevo.

Ezequiel comenzó a inclinar su cabeza, a acercarse nuevamente a mi rostro.  Sé que quería llevar las cosas con calma, y lo haría, pero mis labios ansiaban sentir los suyos.

Amor ClandestinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora