(12) Hoy ya me voy

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Al lado una foto de Emma Watson...Celeste, la gran amiga de Isabella. Y el video de la canción que Isabella cantó en la fiesta "Hoy ya me voy" de Kany García...espero que les guste.

Los ojos de Ezequiel y los míos, demostraban el asombro de ambos.  Por un momento, me sentí incómoda en los brazos de Ricardo y deseé poder soltarme de su lazo y caminar hacia Ezequiel.  Pero a su lado estaba Viviana, hablando con unas amigas y sin percatarse de nuestro encuentro.

“Necesito tomar algo.” le dije a Ricardo cuando no soporté más.

“Ven, te acompaño.” me dijo Ricardo mientras tomaba mi mano y caminábamos hasta la terraza, donde tenían las bebidas.

Me recosté del riel de la escalera que daba al patio, mientras Ricardo iba por las bebidas.  En ese instante, noté que Ezequiel caminaba hasta el bar improvisado, sin quitar sus ojos de los míos.

La vista fue interrumpida por Ricardo, quien luego de poner los tragos en el mismo riel, me tomó de la cintura, me pegó hacia él y me besó con todas sus fuerzas.  Podía actuar menos posesivo?

Cuales eran mis opciones? No responderle y que me hiciera un espectáculo, o seguirle la corriente aunque mi corazón se estuviera rompiendo.  Tristemente, escogí la segunda, sentía que no tenía más remedio.

Luego del beso, y de terminar nuestros tragos, entramos hasta la sala, donde muchos se habían reunido pues tenían un karaoke.  Ezequiel estaba sentado al lado de Viviana, tomándola de la mano.  Al verlos, bajé mi mirada, no sabía qué hacer.  Ricardo se sentó en una de las sillas y me sentó en sus piernas, colocando su mano en mi cintura.

Tres torturantes canciones pasaron; la mayoría de ellos un poco borrachos para cantar.  De repente, Celeste se acercó a mí. 

“Ven Isabella, canta algo.” decía ella.

“No gracias.  Prefiero quedarme aquí.” o tal vez irme de aquí, pensé.

“Vamos, ven…por los viejos tiempos cuando catabas en la escuela.” continuaba ella su suplica, pero esta vez halándome por la mano.

Llegué hasta donde se escogían las canciones, y mirando los títulos, encontré la perfecta; como me sentía, y aunque no lo dijera…iba para Ricardo.

Agarré el micrófono en la mano y me paré frente a todos.  Mis ojos fijos en la pantalla donde aparecían las letras.  Si miraba a Ezequiel, podía desmayar, y si miraba a Ricardo, pues…no podría disimular todo mi dolor.

Comencé a cantar sin apartar mis ojos de aquel monitor, pero al iniciar el segundo verso, mis ojos quedaron en Ricardo…”Y no llegué a aprenderte a amar aunque quisiera, yo no pude…Rocé tus labios con mi boca y te entregué mi cuerpo.  Cansada me detengo y pienso si esto es lo que merecemos…”

 

Mis ojos se rindieron, no podían mirar más a Ricardo, así que moví mi mirada.  Sin poder evitarlo, miré a Ezequiel; quien parecía entender el porqué de esa canción.  El no sabía mucho de lo que estaba sucediendo entre Ricardo y yo, pero si sabía que quería marcharme de su lado.

Amor ClandestinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora