(15) El Primer Paso

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Esa misma tarde, luego de verificar el apartamento y anotar las cosas que necesitaría; nos dirigimos a la oficina.  Al llegar allí, me sentí un poco nerviosa, ansiosa; pero nada podía arrancar la sonrisa de mi rostro.

Luego de completar todos los documentos necesarios, Ezequiel me presentó a los empleados.  Siendo mi jefe su colega, tendría que trabajar casi a diario con ambos; en realidad no me molestaba el hecho de tener que estar tan cerca de Ezequiel tanto tiempo.

“Mucho gusto en conocerte” me dijo Julián, mi jefe, estrechando mi mano. 

“Gracias, igual” le respondí intentando soltarme de su mano.

Julián era un hombre muy elegante, ya entrado en edad.  Según Ezequiel, tenía 50 años y era muy codiciado entre las féminas de la ofician; algo a lo que Julián no era indiferente.

“Isabella, ven, te mostraré tu oficina” dijo Julián mientras me halaba por la misma mano que aún no dejaba libre.

“Julián, ella comienza la próxima semana y aún le quedan cosas por hacer” dijo Ezequiel casi arrebatándome de la mano de aquel hombre; el que por desgracia, sería mi jefe.  Ya no me agradaba su actitud.

“De acuerdo Ezequiel.  Te veo entonces la próxima semana” respondió Julián mientras nos marchábamos de la oficina.

“No me agrada Julián” le comenté a Ezequiel una vez estábamos en su auto.

“Es un buen amigo, pero su actitud de don Juan no me agrada, mucho menos como te miraba.  Tendré que dejarle saber que estás fuera de los límites.”

“Ezequiel, como harás eso? Después de todo, nuestra relación no es legal.”

“Es clandestina y estoy dispuesto a cualquier riesgo por ti. Para alejar a Julián, tal vez tenga que admitirle que estás con alguien, que tienes novio; aunque no me agrade la idea de pensar que quien lleva ese título es otro.”

“Mejor no hablamos de eso, por favor.”

N e

“De acuerdo.  Qué quieres hacer ahora?”

“Quisiera ir de compras, y para eso llamaré a Adrianna una vez llegue a mi casa.  Yo creo que ya deberías estar en la tuya; antes de que Viviana llegue.”

“No llegará hasta tarde en la noche.  Está reunida con unos socios.  Quieres ir a dar una vuelta?”

“Creo que no tengo ningún problema con eso.  Tú eres el chofer, así que sorpréndeme.”

Cerré mis ojos y me dejé llevar por la música que tocaban en la radio.  Ezequiel tomó mi mano en la  de él  y continuamos el resto del camino en silencio.

Lo que estábamos haciendo no era lo correcto; cuando juegas con fuego te puedes quemar.  Pero eso no me importaba en estos momentos, ambos nos sentíamos felices.

Amor ClandestinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora