(29) Una Llamada

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Hola!!!!!  Gracias a todos por leer mi historia.  Este capítulo, y la historia completa, va dedicado a todos ustedes.  Esta es mi última actualización del fin de semana.  Actualizaré durante esta semana, pero no les puedo prometer cuando.  Les pido disculpas.  Besos.

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Los diez días más horribles de mi vida los pasé allí; en aquel hospital, en la incertidumbre.  No podía moverme de aquella cama; dependía de todos y odiaba eso.  Me gustaba ser independiente, valerme por mí misma, pero sabía que la vida de mi bebé estaba en riesgo si hacía algo incorrecto.

Cuando Armando se enteró de lo que había ocurrido, llegó al hospital y casi lo tienen que sacar a la fuerza de mi habitación, pues no se quería ir.

“Cómo que no me puedo quedar?” Ese bebé es casi mío; yo tengo que cuidarlos a ambos.  Por favor, yo duermo en el suelo si es necesario.”

“Armando, por favor, deja a la enfermera tranquila.  Ella está haciendo su trabajo, además, Angélica se va a quedar conmigo esta noche y Celeste vendrá mañana temprano.”

“De acuerdo, pero tan pronto salga de la oficina, llego aquí hasta que esta dama tan hermosa me vuelva a sacar a la fuerza” decía él mirando a la enfermera y sonriéndole.

Diez minutos luego, y dos intentos más para que lo dejaran; tuvo que marcharse.  Armando era una excelente distracción para mí.  Me hacía reír y se la pasaba hablándole al bebé; lo llamaba campeón, porqué así iba a ser él.

Una vez las enfermeras hicieron la última ronda, y la puerta fue cerrada, Angélica y yo nos quedamos solas en aquella habitación.

“Ezequiel me llamó hoy” fue lo primero que me dijo ella.

“Le dijiste algo?” le pregunté preocupada.

“No, no me has dado el permiso.  Además, no creo que estés en condiciones para verlo.  Podrías agitarte un poco y eso no te convendría.  Pero ya sabe que será padre de un hermoso varón, está emocionado Isabella; si lo escucharas” me dijo ella con alegría en sus últimas palabras.

Mariposas fueron liberadas en mi estomago y no pude contener mi sonrisa.  Era increíble sentir que mi bebé iba a ser amado por su papá.

“me alegran mucho esas palabras” le respondí poniendo mis manos en mi vientre. 

“Solo espero que por el bien del bebé, y el de ustedes, logren solucionar esto.  Ustedes dos se aman.”

“Aun así, aunque lo ame, no será tan fácil regresar a sus brazos luego de tantos tropiezos e inconvenientes” mis palabras eran sinceras; muchas cosas habían ocurrido, las cuales no se borrarían tan fácilmente.

“Yo solo espero que ese amor sea lo suficientemente fuerte para seguir luchando.”

Una vez Angélica dijo esto, salió del cuarto, pues su teléfono sonó.

Yo cerré mis ojos y dejé libre mi mente.  No quería preocupaciones en estos momentos; mucho menos pensar en lo que me esperaba en el futuro.  Tenía que preocuparme por el presente, y esto conllevaba el estar bien para que mi hijo lo estuviera.

La mañana siguiente, la voz de Celeste me despertó.

“Belleza, despierta, te tengo buenas noticias.”

“Qué sucede” le pregunté sentándome en la cama.

“El doctor dice que te dará de alta hoy” la alegría era notable en sus ojos.

“No sabes lo emocionada que estoy.  Ya estas paredes me cansan” le dije con la misma alegría.

“Tengo que decirte algo más, pero no sé como lo vayas a tomar” comentó ella mirando al suelo.

“Celeste, dime.  No seas la causante de que recaiga y me tenga que quedar varios días más en este lugar.”

“Armando y yo saldremos juntos esta noche; espero que no te moleste. Es solo como amigos.”

Comencé a reír, “Celeste, si vieras lo linda que te ves actuando así.  Claro que no tengo ningún problema.  Qué mejor que mis dos mejores amigos juntos.  Espero que en un futuro sigan saliendo pero con otro título que no sea el de amigos.  Siempre y cuando no me echen, ni a mí, ni al bebé, al olvido, no tengo ningún problema.”

“Cómo te voy a echar al olvido?  Tú eres mi mejor amiga, nunca te abandonaré.”

“Sorpresa!” gritó Armando desde la puerta, con un ramo de flores en sus manos.

Caminó hacia nosotras, sacó una rosa del grupo, y dándole un beso en la mejilla, se la entregó a Celeste.  Luego, llegó hasta mí y me entregó el resto.

“Para la paciente más bonita de todo el hospital” me dijo mientras me abrazaba con cuidado; como si me fuese a romper.

“Gracias Armando.  Eres muy especial” le respondí mientras miraba el rostro de Celeste, un poco sonrojado.

“Me encanta la idea de ustedes dos juntos” le susurré en el oído a Armando mientras me miraba y sus ojos se iluminaban con alegría.

Tres horas luego, después de un protocolo completo, y de recoger mis cosas, llegamos a la casa de mis padres.  Me repitieron muchas veces que no me iban a dejar sola en el apartamento, que estaba mejor con ellos.

Me sentía feliz de estar allí con todos; saber que tenía su amor y apoyo.  Sabía, además, que tenía que cuidarme y tomar las cosas con calma, mi bebé dependía de esto.

El semestre comenzó unas semanas luego de mi accidente; tres para ser exactos.  Me encantaba esta universidad y tenía a Celeste y a Armando cerca cuando los necesitaba.  Podría decir que me estaban consintiendo en exceso.

Luego de regresar del hospital, mi papá tuvo una conversación con todos, y llegaron, por decisión unánime, a la conclusión que viviría con mis padres mientras estuviese embarazada; tal vez un poco más de tiempo. Todos estaban muy preocupados por mi bienestar y el de mi bebé, no me iban a permitir estar sola.

Ezequiel?  Aun no sé nada; ni quería por el momento.  Estaba volviendo a mi vida normal, si así se le podía llamar.  Por lo menos, tenía a toda mi familia de vuelta y lo estaba disfrutando.  Mi vida sentimental podía esperar a otro momento.

Una tarde, mientras Celeste y yo caminábamos por uno de los pasillos de la universidad, nos encontramos con Armando.

“El sábado habrá una fiesta en la playa, vamos?” nos preguntó bien emocionado.

“Seguro.  A qué hora es?” preguntó Celeste.

“Vayan ustedes, no creo que con este bultito, me quedé algo de lo que tengo en mis gavetas” le respondí pensando en que ya no entraba en nada de lo que tenía. 

“Te verás hermosa en un bikini, así que no es ninguna excusa.  Este bultito te dará el toque que cautivará a todos” me dijo Armando tomando mi mano.

“Armando tiene razón y siempre podemos ir de compras si los tuyos no te sirven” añadió Celeste abrazándome.

“De acuerdo, ustedes ganan.  Pero se los advierto, en un tiempo más me tendrán que arrastrar y me acostumbraré a que me consientan.”

“Todo lo que haya que hacer, lo haremos” respondió Armando despidiéndose de nosotras, pes tenía una clase, “las llamo luego para ponernos de acuerdo.”

Al llegar a la biblioteca, mi teléfono sonó, ganándome una mirada seria de la encargada.

“Lo siento” le dije y salí al pasillo a contestar, pues era Angélica.

“Cómo estás Angélica?” dije al contestar el teléfono.

“Te llamo para decirte que Ezequiel se enteró de lo que te sucedió.  El habló con su papá y este le contó.  Solo te quiero advertir que tomó el primer vuelo y viene de camino.”

Mi corazón se detuvo al escuchar esas palabras.  No, aun no estaba lista para verlo; no sabía que iba a hacer.  A qué estaría dispuesta?

Amor ClandestinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora