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El descanso no duró nada, y en menos de un abrir y cerrar de ojos, ya estaba en el estacionamiento del hospital de nuevo. Me bajé del auto y justo alguien me tomó por la cintura por sorpresa, giré y vi a Alex, en traje de deporte y sudado a más no poder.

—¿Ahora corres?

—Todos los días, nena.

—¿No te cansas?

—Tengo resistencia.—dijo con una mirada pícara, se acercó más a mí, haciendo que me pegara contra el auto, pero vimos que mi hermano ya venía para acá en su auto, así que lo empujé un poco para disimular.

Mi hermano se bajó del auto tranquilo, así que lo saludé con la mano y una sonrisa mientras Karev se quedaba parado con las manos en la cadera a mi lado. Mi hermano hizo una mueca a ver esto, pero terminó regresándome la sonrisa al final.

(...)

Bailey y el director de Alex nos habían dejado trabajar juntos como la "dupla mágica"

Ya que se podría decir que Alex no tiene una muy buena relación con los demás, de hecho se ganó un puñetazo de George, Meredith dice que es algo irritante cuando se le da la gana y a Cristina le da completamente igual, pero Izzie dice que es insoportable, apenas y soporta estar cerca de él, lo aborrece de verdad. La verdad es que a veces Karev sí se pasa.

La verdad es que más de una vez tuve que darle de golpes porque no le cambiaba las baterías a su aparato, entonces hacía imposible localizarlo, decía que se le olvidaba, pero sé qué más bien le daba flojera. Así dejándome todo el trabajo a mí, ya que hubo una temporada en la que todos estaban en quirófano, mientras nosotros dos estábamos fuera.

Cuando las cosas estaban tranquilas, hacía comentarios como los que está haciendo ahora, por ejemplo...

—¿Quieres hacerlo en el vestidor? ¿Quizá en el baño? ¿O en el almacén?—me cuestionaba, con un tono grave, mientras que yo estoy revisando el expediente de X paciente. Podía sentir su cercanía a la mía, su voz, su aliento cosquilleando cerca de mi rostro, sus manos rozando el filo de mis caderas. Me está tratando de provocar.—Donde quieras, tenemos el piso entero para nosotros solos.

—Mmm... quizá en el vestidor.—bromee con él, pero pude sentirlo aún más cerca.—Pero ¿qué crees? El piso no está solo, hay enfermeras y pacientes.

—Oh, pero las enfermeras son ancianas todas, _______.—me dijo despreocupado.—Y los pacientes están ocupados tratando de no morir.

—¿De verdad eres tan frívolo e insensible como pareces?

—Ah, ¿quieres ir por un trago más tarde para enterarte de mi pena secreta?

—¿Te ha funcionado alguna vez decir eso?—le cuestioné divertida, mientras ponía el expediente en el escritorio alto de la recepción de este piso, y me recargaba en él.

—A veces...—me susurró al oído, erizandome la piel y causándome de esos escalofríos que te remueven todo el cuerpo.

—Debe de ser por cómo luces.—dije siguiéndole el juego, mientras sigo hojeando el expediente, ignorando a las enfermeras que nos miran, unas asombradas porque el amor existe aún, otras con cara de que será chisme por el resto del mes y otras simplemente observan sin expresión. También hojeo para no pensar en lo cerca que está él de mí.

—¿Cómo luzco?—me preguntó, así que giré a verlo con los ojos entrecerrados, a lo que él río entre tiernamente y sexymente.—¿Eso es un sí?

—Quizá.

—¿Sí?—dijo respirando en mi cuello y pegando más su pecho a mi espalda y su... ya saben.

Heartbeat. |Alex Karev y tú.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora