006

11K 718 92
                                    

Le llevamos las radiografías a a Bailey.

—Scott Seibert, 18 años. No tiene fracturas ni hemorragia interna, tuvo suerte.—Alex dio las radiografías de su paciente.

—¿Qué recomiendas, Karev?—le cuestionó Bailey.

—Observarlo durante la noche.

—Muy bien, ¿qué tienes tú, Dra. Shepherd?—me cuestionó, así que coloqué mis radiografías contra la luz.

—Jacob Seibert, 18 años igualmente. En este caso él tiene un esquince en el cuello de grado 3. Y lo confirmé haciéndole ciertas pruebas de movimiento. No es necesaria una intervención quirúrgica.—dí mi diagnóstico de Jacob, señalando conforme hablaba la zona del cuello malherida y el posible problema en la columna.

—¿Recomendaciones?

—Collarín y observación durante la noche, ya que en dado de movimientos bruscos o excesivo, puede desencadenar una subluxación vertebral o una inversión de la lordosis.

—Excelente, ambos.—dijo felicitándonos. Justo entró Cristina con las radiografías de la madre, y algo me dice que algo no fue bien con ella.

En cuanto las puso contra la luz... me di cuenta de que definitivamente algo pasa en esta familia.

—Rayos.—exclamó Bailey.

—Lea Seibert, 43 años, múltiples fracturas sanadas en la clavícula y húmero. 3ra y 4ta costilla.—Cristina explicó lo que las radiografías mostraban.

—O es jinete de toros, o es maltratada.—comentó mi jefa al respecto.

—Según los chicos, el padre conducía furioso.—explicó Alex, de brazos cruzados

—Alguien le cortó el paso y el hombre explotó.—terminé de relatar en pocas palabras lo que los chicos afirmaron.

—Eso no fue lo que dijo ella.—negó Cristina, poniendo otro tipo de radiografía.—Ella tiene un gran moretón amarillento sobre el riñón derecho, sensible al tacto. Dice que se cayó la semana pasada, tiene hemorragia.

—Hematoma perinéfrico.—comenté, y La Nazi asintió con la cabeza, dándome la razón en esto.

—¿Qué haces?—le cuestionó a Cristina, quien entró en pánico.

—Debe desaparecer solo, pero lo vigilaremos, necesita reposo y un psicólogo.—confirmó Cristina.

Justo entró Meredith con otra radiografía, afirmando que alguien estaba drogado y con algún padecimiento estomacal, y bueno, hoy en día no es noticia. Tenemos adictos a cada rato en el hospital, con las venas destrozadas de tanto inyectarse.

—Tonto, tonto y retonto.—exclamó Bailey, poniendo también esa radiografía a la luz, mostrando que el hombre tenía como 5... ¿Burbujas? ¿Globos? algo en el estómago.—Si una revienta, muere en cinco minutos. ¿Qué se hace?

—¿Limpiar el intestino?—se aventuró Meredith, así que Bailey asintió, ya no es tan dura con nosotros como solía serlo.

—¿Y qué significa eso? Shepherd.—me preguntó, y no me la veía venir.

—Oh, limpiar el intestino implica extraer los 10 metros del intestino de la cavidad, buscar los globos o... lo que sean esos objetos a mano y cortar para sacarlos.—dije y asintió, así que me relajé.

—Grey, busca un quirófano. Entrarán Shepherd y Karev, y si se requiere su ayuda también Yang.—ordenó La Nazi.—Necesito muchas manos.

Alex rió con lo último, lo disimuló con una tos falsa pero aún así le di un golpecito por lo bajo.

Heartbeat. |Alex Karev y tú.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora