Tercera División: Despedida

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"¿Qué habrá más allá del cosmos? Nunca me he visto capaz de complacer esta duda, somos simples humanos encargados de sobrevivir en un mundo devastado por nuestros propios pares ¿Qué debemos saber de la muerte? Hay tantas dudas que me hacen digerir duro ante tal vacío mundo de respuestas que anhelamos encarecidamente, he tenido la teoría que después de la muerte un humano es capaz de saber lo que nunca pudo entender, se aferra a un ideal creyente, incluso parece similar, pero ¿Será realmente un Dios encargado de responder mis dudas? Quizá, nuestro cerebro solo esta programado para vivir."

No sabía como sentirse, sus manos estaban apoyadas sobre el barandal plateado que actuaba a modo de reja en el ataúd de su abuelo, todo lo había tomado por sorpresa, todo fue muy rápido, fue como si una parte de sí mismo se hubiera desprendido, sintió que una segunda alma reencarnaba para vivir en corazón y mente de Demeter, se sentía insatisfecho, sentía rabia, no había alcanzado a despedirse pero aún así se percataba que su abuelo, desde que era pequeño le hablaba para dejarle reflexiones, desde pequeño se despedía de él porque sabía que la muerte se aproximaba.

Y aunque sentía pena y angustia, no podía llorar, no tenía la necesidad, desde muy pequeño su abuelo le había dejado muy buenas opiniones acerca de la muerte y no como otros, que vivían el miedo a morir sembrando el pánico.

El abuelo simplemente ya había completado su instancia en el mundo físico y ahora trascendió, heredándole la razón a Demeter, quien, al percatarse de su perdida en la realidad, se encontró de sorpresa abrazado a Argos, su compañero de vida.

Se sintió asimismo temblar, reconfortado en los brazos de quien sería su compañero de vida, un hombre casi de su misma altura, tan castaño como él pero más bajo y delgado, su relación variaba en todo, no había nombre que la describiera, simplemente eran dos hombres que estaban en todo momento cuando el otro lo necesitaba, Demeter sintió culpa por un instante, al no haberlo tenido en mente.

Lo siento yo...— se disculpó en tono despreocupado contra el hombro de Argos, quien le palmaba el hombro con suavidad.

No creas que sería capaz de enojarme con algo así.— Le interrumpió, con un cariñoso beso en la mejilla que rompía toda costumbre en su tradición familiar, y es que Argos no le interesaba en él que pensaban los Von Woffgan acerca del contacto físico, él era un simple hombre campestre que creció frente a la franja que dividía sus pueblos en un tormentoso bosque, él sabía de por sí que el cariño físico era mucho mejor que las palabras.

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El Banquete de los Dioses existencialistas  [Homoerotica]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora