Décima sexta división: Lujuria

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Transcurrió la semana completa desde que Demeter fue dado de alta con satisfacción del hospital, se encontraba renovado, pero con un incómodo vendaje rodeando su cabeza y cubriendo su cien, el único signo del pasado, que persistía los malos recuerdos. La herida había mejorado, la satura se había retirado y el proceso de cicatrización fue sano y mejor que nunca. Lizbeth había completado los trámites, el proceso de divorcio ya casi terminaba y la demanda por violencia terminó con dinero de recompensa. Si bien, todo ocurrió rapido por las ansias de Lizbeth por abandonar la casa y mudarse a italia con su madre y sus dos compañeros.

Y es que Ernesto no había vuelto más, solo aparecía cuando los trámites y documentos presentados por su abogado debían ser firmados, y él, no era contrario a la idea de su ex esposa.

La bienvenida de Demeter fue maravillosa, llegó gracias al transporte de la propia clínica como cortesía y protocolo del paciente de movilizarlo hasta las puertas de su hogar, donde, en ese caluroso dia de otoño, bajó con cuidado siendo recibido por los únicos que componían su corazón, Argos y Lizbeth, radiantes, bellos y cabales, esperandolos bajo el umbral de la puerta con paciencia y una sonrisa acogedora.

Cenaron en familia, rieron como solían hacerlo y disfrutaban de buen apetito la mesa donde no faltaba nada, no habia plato que estuviese mediovacio, ni tampoco alguna bandeja de la cual faltase una pieza, el ambiente era integral, cálido y contento, los tres charlaban como de costumbre bajo el claro de luna que iluminaba por el ventanal y reflejaba el bosque frondoso, perdidos en la tenue iluminación del Living, única habitación que tenía el candelabro encendido.

De pronto Demeter se sintió a sí mismo extrañar toda esa hermosa fachada, los candelabros, la elegancia de las cortinas, lo rustico de las paredes, y los coloniales muebles, todo valía una fortuna, puesto que todo se heredaba de los Von Woffgan.

ーAdmito que extrañaré este lugar, me veo a mi mismo, recorrer en cada etapa de mi vida cada rincón de cada habitación, desde que era un infante a mi edad de juego, y de mi edad de juego hasta mi floreciente adolescencia. ー. Confesó con un tono de amargura en su voz, bajando la mirada en un suspiro nostalgico, el que prosiguieron a imitar influenciados por aquel comentario.

Los minutos pasaron, los tres habían terminado de cenar y sus estomagos se encontraban satisfechos, Argos fue el primero en levantarse para ayudar con el orden y la limpieza, Demeter fue el segundo, seguido de Lizbeth que pedía hacer ella todo sola, pero obviamente, la educación y la moral de ambos hombres no se lo permitian.

Lavaron la loza juntos, lo que permitió que la tarea fuese más rapida de lo habitual y que en cosa de segundos ya hubieran estado listo. Se despidieron en la misma cocina dando las buenas noches, con un caluroso abrazo hacia Lizbeth. Argos y Demeter continuaron hasta su habitación.

ーEsperame, iré a bañarme.ー Dijo Demeter antes de entrar, doblando en dirección al baño, Argos asintió en un ademán silencioso y se dirigió a la recamara, donde se lanzó a la cama agotado. En esa misma posición comenzó a desvestirse, como un verdadero postrado, primero desbotonó el chaquetón y luego la camiseta, quitó la faja de su cintura tirando del velcro, aprovecho de bajar el cierre de su pantalón y quitarse los zapatos con la fuerza de sus talones. Poco a poco y con movimientos vagos terminó desnudo sobre la cama, con una de sus manos sujetando de su hombría como signo de aburrimiento.

Y jugaba con ella, rascando de su pubis con relajo, mientras le daba ciertos jalones los cuales no iban más allá de nada, con una de sus manos apoyada detrás de la nuca.

ーAsí te dará fríoー Oyó entonces la voz de su querido Demeter, llegando con su piel mojada, lujosa y desnuda a la habitación, secando de su cabello oscuro, sin el vendaje y despeinado, alrededor de su cintura lo rodeaba una toalla de color burdeo, la cual cayó con naturalidad en efecto de sus pasos.

El Banquete de los Dioses existencialistas  [Homoerotica]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora