Amor Verdadero

Capítulo 2

Ese día las clases pasaron como relámpagos y, de repente, ya estaba caminando con Aelita hacia casa.

Yo vivía con mi tío Jack, pues mis padres habían muerto cuando yo era muy pequeña y no se hablaban con mis abuelos, por lo que ellos se enteraron de mi existencia a la muerte de mis padres.

Siempre llamé tío  a Jack, pero él no pertenece a mi familia, es mi padrino y era el mejor amigo de mi padre.

No sabía, en aquella época, nada sobre mi pasado, aunque tampoco es que me esforzara en investigar.

- Eh! - Llamó Nico desde atrás. Si hubiese sido cualquier otra persona le hubiera dicho que me llamara por el nombre, pero Nico tenía una forma bonita de decirlo, incluso dulce. 

- Hola - Saludamos Aelita y yo al unísono.

Les presenté y se dieron la mano.

- Estás libre hoy por la tarde.

- Sí - contesté sin pensarlo.

- Bien - Me dedico una de aquellas sonrisas mágicas - ¿quedamos a las cinco frente al instituto?

- Sí - dije, y se marchó corriendo en dirección contraria.

- A mí me ha parecido que te invitaba a una cita - dijo con voz de inocencia y sonrisa pícara.

- Cállate - le dije riendo.

Caminamos un rato más y llegamos hasta la casa de Aelita, que estaba a medio kilómetro de la mía.

Ella tampoco vivía con sus padres, vivía con su abuela Encarna, una mujer encantadora y poco estricta que siempre me quiso como a una nieta más. Quizá haya que decir que los padres de A (a veces la llamo por su inicial, porque es difícil acortar un nombre como Aelita) no estaban muertos, pero les importaba una mierda lo que le pasara a su hija.

Me despedí de Aelita frente al portal de su casa y seguí andando hacia la mía.

- Liv! - Era mi exnovio. 

-¿Qué quieres? - Pregunté algo brusca. Desde que lo habíamos dejado no había dejado de molestarme, sin embargo, cuando salíamos juntos, no me hacía caso.

- ¿Es verdad que vas a salir con Nico di Angelo?

¿Cómo se ha enterado de eso? pensé.

- Eso no es asunto tuyo - contesté enfadada.

- He oído que lo ha hecho con todas las tías de su colegio, por eso lo echaron. - Dijo ignorando mi respuesta.

A esas alturas ya estaba fuera de mis casillas.

- Ángel - le contesté enfadada -, déjame.

Cuando llegué a casa saludé a mi tío y nos pusimos a comer. Él siempre me esperaba para el almuerzo, aunque siempre llegaba más tarde de las tres y media para comer.

- ¿Qué te pasa? - Me preguntó con aire preocupado

Siempre me sorprendía lo bien que me entendía mi tío. Siempre se lo contaba todo justo después de contárselo a Aelita, pero en asuntos de chicos era sobreprotector.

Aun así se lo conté.

- Bueno si te gusta eso no te debería importar - dijo haciendo evidentes esfuerzos para no ir a buscar al chico y dejarlo sin posibilidades de reproducirse.

- Tienes razón - dije, pero no pude dejar de pensar en lo que me había dicho Ángel, mi exnovio.