Amor Verdadero

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Capítulo 12

Miré al reloj asustada y salí de la cocina corriendo mientras mi tío se reía a más no poder. Entré a la ducha y en cinco minutos estaba fuera. Me puse un vestido blanco de encaje y me maquillé un poco los ojos. Cogí el bolso, aunque suponía que me invitaría él. Estaba lista a las doce y veintinueve minutos. Entré corriendo en la cocina y allí estaba Nico, más guapo que nunca, charlando con mi tío.

- Hola... - Dije tocándome el pelo.

- Estás muy guapa - dijo sonrojado y con una sonrisa.

- Tú también - dije mirando su camisa entre abierta y unos pantalones vaqueros un poco ajustados.

- Bueno, no apliques hoy tu frase favorita - me dijo mi tío guiñándome un ojo -. Divertíos - agregó saliendo de la cocina.

Nos cogimos de la mano y salimos por la puerta hacia el restaurante del centro. Nico tenía una expresión confusa, como si estuviese intentando poner sentido a las palabras de mi tío. Ya estábamos sentados en la mesa del restaurante cuando se rindió.

- ¿Qué tal has pasado la noche? - Pregunté para romper el silencio.

- Estuve pensando... - dijo con cierto temor - Sí realmente te parece buena idea acostarnos tan pronto.

Me puse colorada instantáneamente. ¿Acaso no me deseaba? Debió de leer la duda en mi rostro porque continuó hablando.

- No es que yo no quiera o no pueda - dijo recalcando la última palabra para que me quedase claro. - Es sólo que mi madre piensa que es demasiado pronto y podría estropear nuestra relación.

¿Se lo había dicho a su madre? Increíble. Tú se lo has contado a Jack... Me recordó una irritante voz en mi cabeza.

- Yo quiero - No sé por qué motivo estaba enfadada pero realmente lo estaba. - Si no quieres se lo pediré a Ángel.

Me arrepentí antes incluso de haber terminado de pronunciar su nombre. Nico me miró incrédulo. Pero yo no le dejé leer en mi rostro lo arrepentida que estaba. Él me iba a decir algo pero nos interrumpieron.

- ¿Sabéis ya lo que vais a pedir? - Nos dijo la camarera.

Pedimos un par de hamburguesas y la camarera se fue.

- ¿Hablabas en serio? - Me preguntó fríamente.

Me sorprendió su tono. Nunca me había hablado con dureza. Era cómo si de repente aquellos rumores que me habían llegado sobre él los primeros días de clase fuesen ciertos. Estaba sombrío. Pero a la vez atónito, triste, anonadado.

- ¿Me estás diciendo que si no lo hacemos me vas a engañar con el imbécil de tu ex-novio?

- Puede que él me diera cosas que tú no me das. - Lo dije sin pensar en lo que podía significar eso para él, sin pensar en sus sentimientos.

No habló más. Estaba pensativo. Triste incluso. Nos trajeron el almuerzo y comimos en silencio. Cuando acabamos pagó la cuenta y salió del restaurante sin avisarme. Yo lo seguí. Estaba dirigiéndose al parque en el que habíamos estado aquella misma noche. En ningún momento se giró para ver si lo seguía. Llegó al banco en el que nos habíamos besado y se sentó. Me quedé de pie frente a él mientras Nico me miraba con esos preciosos ojos oscuros.

- Siéntate - Me ordenó señalando su regazo.

No era la actitud para decírmelo pero estaba confusa y excitada, así que lo hice. Me senté en la misma posición que la última vez. Sentada sobre él con mis piernas una a cada lado de su cadera.

Me miró fijamente.

- ¿Qué quieres exactamente? - Me preguntó sin rodeos.

- Pasión - Lo dije sin pensar. Había estado tanto tiempo dándole vueltas que la palabra había salido sola de mi boca.

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