Amor Verdadero

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Capítulo 16

Me devolvió el beso encantado.

- ¿Te ha gustado? - Le pregunté tímidamente.

Se sonrojó.

- Mucho - dijo con una sonrisa sincera.

Le devolví la sonrisa y lo abracé.

- ¿Te vistes y vamos a dar un paseo?

Asintió.

- Pero antes necesito darme una ducha - dijo sonrojado.

Yo me reí y esperé. En cuanto se duchó fuimos al parque del cementerio, dónde había sido nuestra primera cita y nuestro primer beso. Cuando llegamos nos sentamos al lado de un árbol. Nico me pasó un brazo por encima de los hombros y se instauró un silencio entre nosotros.

- ¿Era lo que pensabas? - preguntó ensimismado.

- Sabes que no tengo idea de qué estás hablando ¿verdad? - Pregunté sonriendo confusa.

- Si hacerlo conmigo fue como esperabas – contestó sonrojado.

- Ah! Sí, claro - dije evasiva.- ¿Qué vamos a hacer por tu cumpleaños? - Pregunté para cambiar de tema.

- Yo cumplo el 29 de enero y aún estamos a 30 de diciembre.

- Espera... ¿Hoy es fin de año? – Pregunté confusa. Con todo lo que había pasado estos últimos días ni siquiera recordaba que esa noche era mi favorita de todo el año.

- Sí...

- Genial! - dije emocionada - Vendrás a cenar ¿no? Es noche vieja, hoy es noche de fiesta.

- Mi madre va a venir y nos comeremos las uvas juntos. - Contestó Nico.

- ¿Uvas? - Pregunté confusa - Creía que los italianos comían cucharadas de lentejas en vez de uvas.

Él soltó una carcajada que hizo que me diera un salto el corazón.

- Mis abuelos lo hacen, pero reconoce que es más fácil comerse una uva por campanada que una cucharada de lentejas.

Rio y yo reí con él.

- Tu madre también puede venir. 

A las siete de la tarde llegó María, y Nico fue a buscarla al aeropuerto en taxi. Quedamos para cenar a las diez y yo fui corriendo a mi casa para avisar a mi tío.

- ¿¿A las diez?? - Mi tío casi salta del sofá.

- Tranquilo tío, compramos comida preparada en el restaurante del centro, uvas tenemos de sobra y mientras yo me voy con Nico tú te quedas con María - le guiñé un ojo y él sonrió.

- Está bien... Pero voy a llamarles a ellos antes de encargar la comida. A lo mejor ya tienen planes.

A las diez menos diez estaba la comida en mi casa y a las diez y cinco Nico y su madre llegaban. Saludé a María con timidez, pero ella lo ignoró y me dio un cálido abrazo.

- Bienvenidos - saludó mi tío detrás de mí. - Hoy os quedáis a dormir ¿no? - Preguntó mi tío de manera inquisitiva mientras Nico lo miraba confuso.

- Por supuesto - contestó María de inmediato. Cuanto más nerviosa estaba más se le notaba el acento, al igual que Nico.

Nico la miró confuso e impresionado.

- Pe... Pero sólo hay do... dos habitaciones... - Dijo mi novio tartamudeando.

- Bueno... - Dijo María pasando la mirada de Nico a mi tío y luego a mí. - Es que, hijo... Tu padre nunca estuvo con nosotros... Y yo llevo toda la vida intentando darte una buena vida pero... Pero sigo siendo una mujer... Y no soy tan vieja... Creo que deberías saber que entre Jack y yo bueno... Hay algo más que amistad. - Concluyó de un color tan rojo como el mantel que teníamos para Navidad. 

Dirigí la mirada hacia mi tío y vi que estaba del mismo color. Nico los miraba a los dos estupefacto. Pasó un minuto entero mirándolos con incredulidad.

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