Maratón 1/2
Capítulo 13
Me agarró el trasero y me atrajo hacia él dejándome cada vez más cerca de su entrepierna. Lamió sus labios y me besó. Como nunca lo había hecho. Después de diez minutos besándonos apasionadamente pude notar un bulto debajo mío y eso me excitó aún más. Justo después el se separó.
- Vamos a mi casa, mi madre no está. - Seguía con aquel tono frío y autoritario pero estaba más relajado. - Pasaremos por la farmacia.
Yo obedecí sin rechistar. Me levanté de su regazo y lo esperé cerca de un árbol. Él me ignoró por completo y dirigió la mirada hacia otro lado. Caminó delante mío para que no pudiese ver su cara. Aún así pude apreciar un par de lágrimas cayendo por sus mejillas. Entonces fue cuando me empecé a preocupar. Entró a la farmacia y compró unos condones. Los guardó en la chaqueta que yo ya le había devuelto y se puso de camino a su casa. Cuando llegamos aún no me había mirado ni una sola vez.
Lo seguí hasta su habitación. Se quitó la chaqueta y se sentó en la cama. Me tiró los condones como diciendo "hazme lo que quieras". Todavía tenía los ojos llorosos.
Estaba tan sorprendida al ver su cara de desolación que no sabía qué hacer. Se me ocurrieron dos cosas:
1 - Hacerlo con él sin importar nada más.
2 - Averiguar que le pasaba.
Obviamente opté por una tercera más egoísta.
- ¿Tan horrible es la perspectiva de acostarte conmigo? - dije incrédula y con voz entrecortada.
Su expresión de "Estoy enfadado pero haz lo que quieras" fue rápidamente sustituida por una de "¿Qué diablos estás diciendo?" y luego por una de "No tienes ni idea ¿verdad?"
- No es por eso - Se limitó a contestar con una voz mucho más dulce que la que tenía antes.
- ¿Entonces por qué es? - dije desconcertada - Ayer no te parecía tan mala idea.
No esperé a que contestara. Salí corriendo y no paré hasta que llegué a mi casa. Por suerte mi tío no estaba o hubiese tenido que dar muchas explicaciones.
Lloré sobre mi cama hasta que oí sonar el teléfono que conecta mi piso al llamador del portal. Contesté y habló Nico.
- Liv, abre la puerta.
La abrí. No sé por qué, pero lo hice. Oí el timbre medio minuto después y allí estaba Nico, quien también había estado llorando. Le dejé pasar y entró a mi habitación. Me senté junto a él en la cama.
- Lo siento. - No contestó, ni me dijo que me perdonaba así que seguí hablando. - Por haberte dicho aquella tontería, por haberte presionado y por haberte hecho creer que si no lo hacíamos te dejaría.
Miré a Nico, que seguía mirando al suelo sin decir nada.
- ¿Me perdonas? - Le supliqué llorando.
Levantó la cabeza y vi que él también estaba llorando. Se secó las lágrimas de su rostro y después las secó del mío. Me miró seriamente.
- Soy yo quien lo siente. - dijo en un susurro con voz ronca - Me he comportado como un crío. Tenía miedo. - lo mire sorprendida y el continuó. - No quería decepcionarte. Ni que me comparases con tu ex-novio - escupió la palabra como si fuese veneno. - Por eso me molestó tanto que dijeses su nombre.
- No te comparo con él - dije hipócritamente. - Y te quiero a ti.
Me sonrió con la tranquilidad reflejada en su rostro y yo lo abracé. Me puse encima de él y lo besé tiernamente. Pero él quería algo más.
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Amor Verdadero
Novela JuvenilUna historia de amor con complicaciones adolescentes, engaños y un triángulo amoroso. Todos los personajes son míos, excepto el nombre del protagonista (Nico di Angelo) que pertenece a Rick Riordan, pero solo el nombre no la personalidad.