veintidós.

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El haber tenido que ponerme enfrente de los padres de mi hyung y darles la malísima noticia de lo que le estaba ocurriendo a su hijo, fue muy duro. Y el haber visto a los padres llorar preocupados, también fue duro.

Ahora mismo ellos se encontraban llamando y buscando ayuda para que alguien le pudiese donar un riñón a su hijo. Yo también quería ayudar, pero no me dejaron. Me pidieron que por favor me quedase con Jaebum a hacerle compañía, que ellos se encargarían del resto. Así que no pude rechistar e hice lo que me pidieron, de todas maneras ellos conocían a muchas personas en Japón, mientras que yo no tenía ningún contacto aquí.

Entré en la habitación de Jaebum por primera vez en la mañana. Anoche no me había podido quedar a dormir porque no traía las cosas necesarias conmigo y también porque quería darles la noticia a los padres en la casa y no en medio de la calle o el hospital. Así que hoy había cogido todo para poder quedarme todo el día y la noche con él.

-Hola, hyung. -entré con una sonrisa triste y me acerqué a la cama.
-Hola. -respondió con voz baja y me regaló una pequeña sonrisa.
-¿Cómo estás? -acaricié su pelo.
-No muy bien, la verdad. Tengo muchos dolores. -admitió.
-¿Dónde? -le miré preocupado.
-En los sitios de siempre, son dolores intensos. -aclaró.
-Tus padres están buscando algún donante, pronto te operarán y te irás sintiendo poco a poco mejor. -intenté animarle.
-¿Y si no encuentran a nadie? -sus ojos brillaron al hacerme la pregunta.
-Yo seré la opción. -sonreí.
-Jae...
-Ya hablamos de esto ayer, Jaebum. No voy a volver a repetirlo todo. -quité mi mano de su pelo y agarré su mano. -Pase lo que pase, tú vas a estar bien. Vamos a salir de esta juntos, tal como yo quería.
-Eres una magnífica persona, Youngjae. De verdad, creo que nunca voy a poder agradecerte lo mucho que haces por mí. -suspiró.
-No me debes agradecer nada. Tú siempre has estado para mí y me has apoyado y cuidado en todo momento. El simple hecho de tenerte en mi vida me es más que suficiente.

La puerta sonó y después de eso se abrió. Apareció la chica que menos ganas tenía de ver y la cual ya detestaba.

-¿Qué haces aquí, Eri? -preguntó Jaebum sorprendido.
-¡Jaebumie! -corrió hacia él y le abrazó con cuidado. -No sabía que estabas aquí, de nuevo me he vuelto a enterar gracias a tu madre. ¿Cómo estás?

Jaebum me miró por unos segundos y apartó a Eri de su cuerpo, deshaciendo el abrazo.

-No estoy bien, pero pronto me operarán. -respondió sin fuerzas.
-Oh, pero, ¿ya hay donante?
-No. -negó. -Están en ello, y si no hay pues... Youngjae quiere ofrecerse como último recurso.
-¿Tú? -me señaló anonadada. -¡¿Es en serio?! -chilló.
-¿Qué problema hay?

Respondí en japonés y me daba igual que Jaebum se diese cuenta de que entendía y hablaba el idioma. Creo que desde que hablé con el doctor, ya se había percatado de ello.

-Te ofreces para quedar por encima de mí o qué. -me miró molesta.
-¿Para quedar por encima de ti? -fruncí el ceño. -Me ofrezco porque Jaebum es uno de mis mejores amigos, porque le amo y no quiero que se vaya de esta vida. ¿Te queda claro?

Ambos nos mirábamos como si fuésemos enemigos que llevan haciéndose la vida imposible todos los días. Pero lo irónico era que sólo nos habíamos visto una vez y ya no nos soportábamos.

-Eri, deja a Youngjae en paz. -intentó levantar un poco más la voz Jaebum. -No es el momento para ponerse a pelear.
-Pero, Jaebumie... Él quiere destrozar lo nuestro. -hizo un puchero. -Sabes que te quiero mucho y que me gustaría poder estar contigo el tiempo que te vayas a quedar aquí. Pero con este -me señaló otra vez. -de por medio no podemos.
-¿Cuándo te he dicho que quiero estar contigo? -alzó una ceja.
-Es obvio que quieres estarlo, ¿no? Siempre te he encantado.
-El pasado es pasado, Eri.
-¿Y? Podemos retomar lo que tuvimos hace tiempo y...

Todo cambia [2Jae]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora