Capítulo IV - Bon Jovi

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Mirad los comentarios del final :) 

CAPÍTULO IV – Bon Jovi.

Como si de un milagro se tratase alguien llamó a la puerta de mi casa. Era Eleanor, que venía con una revista debajo del brazo y una enorme sonrisa pintada en su rostro. Iba dando saltitos de alegría, vestida con un vestido verde y una fina chaquetilla blanca. En cuanto me vio corrió hacia mi enseñándome la contraportada de la revista, dónde mi hermana, ella y yo posábamos con multitud de joyas. Los de la campaña publicitaria había escogido la foto en la que tanto Eleanor como yo le ofrecíamos a Mía más joyas.

-Mira lo que llegó a mi casa esta mañana.- canturreó.

-Menos mal que llevo la máscara.

-No sé, yo te reconocería igual... esos ojos son inconfundibles.- rió mientras admiraba la foto y la comparaba conmigo.

Le arrebaté la revista y comp0robé lo que decía. Tenía razón, se podían apreciar claramente mis ojos azules, pero tenía la esperanza de que nadie me reconociera. Yo no quería ser modelo, ni mucho menos.

-¿Dónde has estado?- cambié de tema radicalmente.- Te estuve llamando el otro día porque necesitaba contarte algo.

-Lo siento, rubia, pero resultó que mi teléfono murió...- dijo mientras nos dirigíamos al jardín.- ¿Qué ha ocurrido?

Nos sentamos en las hamacas que rodeaban la enorme piscina de la parte trasera del jardín y comencé a contarle lo ocurrido con Dylan. Desde el momento en el que había ido al partido y se había lesionado hasta el momento que había vivido un par de horas antes. Eleanor me contemplaba y asimilaba la información que le estaba dando, a la vez que bebíamos un poco de limonada. Finalmente terminé y esperé su reacción.

-Te gusta.- no era una pregunta.

-Sí.- confirmé.

-Le gustas.

-Eso me ha dado a entender...

-Tiene una novia retrasada que te hace la vida imposible.

-Veo que captas la idea.

-La mejor amiga de su novia es una animadora psicótica sin cerebro, ¿no?

-Veo que tienes una buena idea de como es Sheyla.- reí ante sus calificativos.

Continuó un rato repitiendo lo mismo que yo le había estado comentando, pero con adjetivos propios, hasta que me preguntó:

-¿Y cual es el problema?- quiso saber, como si fuera lo más normal del mundo.

-¿Me has estado escuchando?- pregunté con incredulidad.

Amor de Contraportada [en edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora