La tierra. Año 2060.
Anne Jones, es psiquiatra en Nueva York y ve esfumarse, evaporarse, ante sus ojos a una de sus pacientes, la cual sufría delirios apocalípticos. La última palabra que aquella logra pronunciar antes de desaparecer es "ARCA"
Dese...
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—¿Podría pasar al tocador?— dijo Anne, levantándose de la mesa, presurosa, con toda intención de salir de allí y evitar la tensa situación que se había gestado.
—¡Creo que yo también necesito ir al baño!— anunció Jack, y también se incorporó.
—Con gusto los escolto— respondió Magui.
Luego de aquella declaración y la reacción de los presentes, especialmente de Mónic, lo que más le urgía a la anfitriona era abandonar la Sala.
Steven y su ex novia fueron los únicos que permanecieron en la habitación, pues el ojiverde debía arreglar cuentas con su ella y no le había permitido moverse.
—¡Ahora hablaremos muy seriamente tú y yo!
Aquella frase, formulada por Steven, había sido lo último que Anne había alcanzado a oír antes de retirarse.
Bajo ninguna circunstancia quería estar en los zapatos de su congénere, por varios motivos confluentes.
—¡Eso sí que fue intenso! —expresó Magui una vez que se encontraron en el pasillo. Anne asintió, agradeciendo que la joven exteriorizara el pensamiento colectivo en voz alta—. Su amiga es muy bella ciertamente... ¡Pero se gasta un carácter!
—Supongo que no lo habías pensado bien cuando pusiste sus ojos en ella— señaló Jack, esbozando su típica sonrisa de medialuna, aquella que acentuaba su hoyuelo.
Anne lo codeó sutilmente.
—¡Jack!— musitó.
—No es nada— dijo Magui que no se había molestado por la broma del policía—. Tiene razón. ¡Cambié de orientación sexual pero mis gustos siguen siendo fatales! —en esta ocasión, los tres rieron—. Supongo que lo de ir al sanitario ha sido una excusa— observó la pelirroja. Sus interlocutores asintieron— . En tal caso, puedo mostrarles sus habitaciones, si gustan. Imagino que necesitaran cierto tiempo para ultimar detalles y es mi intención brindarles toda la ayuda posible, empezando por un sitio donde descansar.
Dicho aquello, la joven, empezó a caminar por el pasillo en dirección al elevador que les permitiría ascender al piso superior de la vivienda.
—Has sido muy amable— señaló Anne, agradeciéndole a la chica sus atenciones.
—Realmente valoramos mucho todo lo que haces— añadió Jack, cuando ingresaron al ascensor, que parecía una desmesurada pecera por su forma y transparencia, ya que mantenía la diáfana belleza que el resto de la construcción.
—No hay problema, los amigos de Steven son los míos—repuso Magui—. ¡Adoro a ese chico loco con todo mi corazón! Solo espero que no sea demasiado rudo con su "amiga"—hizo un gesto de comillas con los dedos—. Por su embarazo sobre todo.