- : doce : -

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el vals comenzó. los novios estaban en el centro de la pista, bailando mientras se sonreían mutuamente. ¿y si ella le pisa el pie? le quedará un agujero en el zapato porque está usando tacones de aguja.

miré mis zapatos. eran como unas zapatillas con brillos y algo de taco. reí un poco, me gustaba más mi calzado que el de ella.

vi como más personas se sumaban, comenzando a bailar junto a los novios. llevé mi mano a la bandeja dónde estaban los bocadillos, tomando uno y dispuesta a llevarlo a mis labios. pero Lucy me lo quitó.

— ¡oye! – chillé y ella rodó sus ojos, antes de levantarse de su asiento y colocarse delante de mí, extendiendo su mano.

— madame Ava, ¿me concede ésta pieza? – se inclinó un poco hacia adelante, yo rodé los ojos antes de tomar su mano, levantándome al mismo tiempo de la silla. notaba la mirada de algunas personas sobre nosotras, pero le quité importancia.

Lucy tiró de mí hasta la pista, antes de llevar una de sus manos a mi cintura, acercándome a su cuerpo al suyo hasta que éstos se rozaran, mi mano fue a su hombro y nuestras manos libres la entrelazamos. le sonreí antes de comenzar a marcar los pasos cómo ella me había enseñado, aunque a veces bajaba mi mirada al suelo, mirando mis pies y procurando no pisarla. puesto que era lo que menos quería.

— vamos, no sean tímidas. – la novia se acercó y tomó la mano que tenía entrelazada con Lucy para colocarla en su cuello, antes de hacer lo mismo con la mano de ella, colocando ambas en mi cintura. me regaló una pequeña sonrisa.

— gracias, tía Scarlett. – dijo Lucy, la mujer le guiñó un ojo antes de que la rubia me acercara más a su cuerpo, mordí mi labio inferior.

— estamos muy cerca... — susurré y ella sonrió ampliamente.

— ¿no te gusta, Ava? – apreté los labios. me encantaba estar así de cerca.

— n-no es eso... — murmuré, mientras continuaba moviendo mis pies, ahora acercándome hasta esconder mi rostro en su hombro.

— entonces, ¿qué sucede? – el hecho de que Lucy estuviera susurrando en mi oído no ayudaba a calmar mis nervios.

— me siento nerviosa. – ella sonrió y me separó lo suficiente para lograr verme a los ojos.

— yo también. – notaba que un pequeño sonrojo estaba presente en sus mejillas, a lo que una pequeña sonrisa se formó en mis labios. Lucy me acercó nuevamente a su cuerpo, pero ahora me sentía mejor.

— :: —

me sentía algo mareada, pero no lo suficiente para estar ebria. apoyé mi cabeza en el respaldo del auto de Lucy, ella soltó unas risas mientras me veía de reojo.

— no debiste haber bebido más de tres tragos. – yo negué con la cabeza, soltando un pequeño quejido. todo me daba vueltas.

— lo lamento. – murmuré, abriendo mis ojos y ella alzó una de sus cejas, deteniéndose en una luz roja. a pesar de que creí que habrían menos personas, había bastante tráfico.

— ¿por qué, lindura? – mordí mi labio inferior al oír aquel apodo.

— porque tú me invitas a la boda de tu tía y yo termino así. – hablé, refiriéndome a mi estado de semi-ebriedad. ella rodó los ojos.

— está bien, lindura. – se acercó y acomodó uno de mis mechones castaños detrás de mi oreja, sonriéndome ampliamente. – me divertí mucho, gracias por venir.

le devolví la sonrisa, sin despegar mi mirada de la suya.

pero una bocina interrumpió nuestro contacto visual. la luz había cambiado. Lucy soltó un audible bufido antes de sacar su mano por la ventana y mostrarle el dedo malo al conductor de atrás, volviendo a conducir.

llegamos a mi casa unos minutos después, bajé del auto tranquilamente, pero al pisar el pavimento, sentí como los mareos regresaban, me sostuve del auto de Lucy mientras ella me miraba con una sonrisa en sus labios.

— no debiste haber bebido tanto, no si no estás acostumbrada. – suspiré y me sostuve de su hombro.

— lo sé.

— ven, te acompaño al porche. – pasó uno de sus brazos por mi cintura antes de ayudarme a caminar hacia el porche. no estaba ebria como para no lograr caminar por mí misma, pero si lo estaba como para marearme tan solo a dar un paso.

busqué mis llaves en el pequeño bolso que llevaba, colocando éstas y abriendo la puerta. me detuve antes de entrar a la casa.

— gracias por invitarme, Lucy. – dije y ella me sonrió, antes de que yo me acercara y dejara un beso en su mejilla. mi propia sonrisa se amplió al notar que había logrado sonrojarla.

entré con rapidez en la casa y solté un suspiro.

Lucy era aún más linda sonrojada.


lindura.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora