- : cuarenta : -

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Lancé aquel sombrerito azul al aire, al igual que todas las personas alrededor de mí acababan de hacer, mi graduación.

Luego de eso, todos entramos corriendo hacia el gimnasio de la escuela, quitándonos aquella bata o cómo se llamara para lucir nuestros vestidos. De inmediato busqué a Lucy con la mirada, acercándome a ella y rodeando su cuello con mis brazos.

— Te ves linda, lindura. – dijo y yo reí, antes de asentir.

— Tú te ves más linda. – acerqué mis labios a los suyos, uniendo éstos en un beso, sin importarme que estuviéramos en público y que todas las personas allí pudieran vernos, me daba igual, de todas formas, no los vería nunca más en mi vida, o eso creo. Excepto a mi hermana.

— No lo negaré. – fingió un tono engreído, moviendo su cabello de un lado a otro de manera diva, reí y la besé nuevamente en los labios. Me encantaba el sabor de éstos y nunca me cansaría de besarla. Amaba a Lucy y estaba completamente segura de eso.

— ¿no creen que tendrán tiempo para besarse luego? – preguntó Mia desde lo lejos, llevando un vaso de plástico a sus labios y bebiendo el ponche que habían preparado y seguramente algún gracioso le había añadido alcohol.

Simplemente le mostré la lengua a mi hermana, provocando que ella rodara los ojos y Thomas tirara de ella hasta la pequeña pista de baile, comenzando a bailar junto a él.

Lucy tomó mi mano y me empujó contra ella, antes de arrastrarme hacia la pista de baile igualmente, yo me dejé llevar y comencé a bailar con ella, no negaría que no era muy fan de estar de fiesta, pero era mi graduación, algo que sólo me sucede una vez en la vida y no desperdiciaría esa noche.

— Ven aquí. – Lucy extendió los brazos cuándo la música cambió a una canción lenta. Rápidamente me acerqué a ella, rodeando su cintura con mis brazos y sonriendo al estar entre ellos, me encantaba Lucy.

— ¿sabes? Creo que haber sido un asco en biología es la mejor cosa que he hecho en mi vida. – al oírla, alcé mi vista, esperando que me dijera el porqué de aquello. – si no hubiera sido por aquello, tú no hubieras venido a ser mi tutora, no te hubiera conocido, no me hubieras gustado...

— En fin, no seríamos novias, ¿verdad? – asintió con la cabeza ante mi resumen, antes de que yo sonriera y me parara sobre las puntas de mis pies para susurrarle al oído. – y yo creo que haber sido tu tutora es lo mejor que he hecho. – Lucy sonrió, tomándome de las mejillas y uniendo nuestros labios nuevamente.

— :: —

— ¡buenos días! – gritó Lucy, yo me removí en su cama al notar que abría las cortinas de su habitación, escondí mi rostro en la almohada.

— Cinco minutos más... — balbuceé, cubriendo mi cuerpo desnudo con el acolchado de la cama de Lucy, el cuál estaba calientito.

— ¡vamos, lindura! – se lanzó encima de mí, ella ya estaba perfectamente arreglada. Me removí, intentando quitarla de encima, pero ella rodaba encima de mi cuerpo.

— ¡Lucy! – chillé, sacando mis manos de debajo del acolchado para poder empujarla, pero ella, en lugar de apartarse, simplemente se acercó y besó mi mejilla.

— Buenos días. – me lanzó unas panties, mi sujetador y uno de sus vestidos.

Rodé los ojos y me levanté de la cama, soltando un pequeño chillido al sentir el frío en mi cuerpo desnudo, rápidamente me cubrí con la ropa y corrí hacia el baño en la habitación de Lucy, me di una rápida ducha y me coloqué la ropa que ella me había dado.

— Ven, te peinaré. – dijo ella, apenas salí del baño. Palmeó sus rodillas, mientras tomaba un cepillo para el pelo. Me senté en su regazo, sintiendo cómo comenzaba a acariciar y peinar mi cabello mientras tarareaba una canción.

— ¿en serio, tangled? - pregunté, oyendo el típico "flor que da fulgor..."

— Cállate. – me respondió de manera infantil, rodé los ojos, mientras ella continuaba cepillando mi cabello. Cuándo terminó, apartó éste hacia un lado y besó mi nuca de manera cariñosa a lo que sonreí.

— Ahora tú. – me aparté de sus piernas, arrodillándome detrás de ella y comenzando a acariciar su cabello rubio, me encantaba Lucy. todo de ella. Sus ojos, su cabello, sus mejillas, sus labios, su cuerpo, su personalidad. Toda ella era perfecta, incuso con defectos. – tú eres la Rapunzel original.

— ¿eres mi Eugene? – preguntó ella y yo reí, asintiendo levemente con la cabeza.

— Pero no me golpees con la sartén. – ella rodó los ojos, negando con la cabeza e inclinándose hacia atrás, depositando un beso en mi mejilla, antes de volver a su posición original y que yo continuara acariciando y cepillando su cabello, repitiendo el beso que ella me había dado en la nuca.

— Te amo, lindura. – susurró Lucy y yo sonreí, abrazándola por detrás y besando de manera sonora su mejilla.

Yo te amo más, Lucy. – me miró de reojo, antesde colocar sus manos en mis hombros y empujar mi espalda contra el colchón,comenzando a repartir sonoros y dulces besos por todo mi rostro.    

lindura.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora