- : treinta y tres : -

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han pasado dos semanas exactas desde que sucedió aquello en la fiesta, Lucy no ha vuelto a hablarme. y creo que le he dado el tiempo suficiente cómo para hacerlo, pero ella simplemente no quiere.

suspiré, cerrando la puerta de mi casillero. mentiría si diría que no me duele ignorarla o actuar como si no nos conociéramos cada vez que nos cruzamos en el pasillo o compartimos la misma clase. es simplemente horrible, me duele.

apreté el libro de biología contra mi pecho, dirigiéndome a la clase de aquella materia y tomando asiento en mi pupitre habitual.

la clase pasó más rápido que las anteriores y aquello me extrañó, porque el profesor Henderson nos dejó salir casi quince minutos antes de que la campana sonase, pero a mí no me dejó salir del salón.

— señorita Johnson. – suspiré y él imitó mi suspiro de manera exagerada, el señor Henderson y yo nos llevábamos bien, o eso creía yo.

— ¿qué sucede, señor Henderson? – cuestioné, mientras lo observaba con atención.

— ¿tú y Lucy han dejado de reunirse en la biblioteca para las clases de biología? – pasé saliva, aquellas reuniones no se hacían más desde aquella fiesta, al parecer mi expresión hizo que el profesor notara que la respuesta era un no. – pues, las notas de Lucy han descendido nuevamente, por lo que necesito que retomen las clases.

— ¿ha hablado con Lucy? – cuestioné, yendo directamente al punto. no quería darle vueltas, no me importaba darle aquellas clases, después de todo, era algo que debíamos hacer a causa de la escuela, además, sería una buena oportunidad para hablar de nuevo con ella.

— así es, ha dicho que está bien. – el profesor asintió y yo repetí su acción.

— estaré en la biblioteca unos minutos luego de que la campana suene. – asintió nuevamente con la cabeza, antes de que yo saliera del salón de biología.

— :: —

golpeaba mi lápiz de manera impaciente en el pupitre, la clase de matemáticas estaba siendo realmente extensa y aburrida, aunque no quisiera admitirlo en voz alta, quería ver a Lucy lo más pronto posible. no para reprocharle o algo parecido, sino simplemente para saber cómo se encontraba.

— no olviden leer las páginas cuarenta y trescientos del libro de cálculo. – habló el profesor, pero todos alumnos, a excepción de mí, ya estaban corriendo por los pasillos hasta llegar a la puerta de la escuela.

terminé de guardar mis cosa y me despedí del profesor con un asentimiento de la cabeza, antes de cambiar mis libros y dirigirme hacia la biblioteca lo más rápido que podía. saludé a la bibliotecaria y ella me devolvió aquel saludo.

me dirigí al lugar dónde siempre nos reuníamos para las sesiones de estudio, notando que Lucy ya se encontraba allí, con la nariz pegada al libro de biología. no logré retener mis risas debido a su posición, el sonido hizo que ella alzara su vista del libro y me sonriera de manera ladeada. me senté a su lado y coloqué el libro sobre la mesa que ambas estábamos compartiendo.

— Ava, yo...

me dolía demasiado que no me llamara lindura.

— no insistiré acerca del tema de la fiesta, si eso es lo que te preocupa. – cerró y abrió su boca cómo si fuera un pez, antes de apretar sus labios entre sí y asentir con la cabeza.

— lo siento, es decir, debí haberte dicho y...

— no te preocupes. – suspiré, dirigiendo mi mirada hacia ella nuevamente.

— no, no es "no te preocupes", Ava. – mordí mi labio inferior. – me preocupas, además... fui una idiota. debería haberte hablado y explicado las cosas.

— está bien, ya pasó, no tienes que seguir hablando de aquello. – mordí mi labio inferior con aún más fuerza y ella pareció notarlo.

— quiero saber una cosa. – alcé mi cabeza nuevamente al oírla, centrando toda mi atención en la rubia frente a mi rostro. — ¿seguimos siendo novias, verdad?

— ¿lo somos? – pregunté y noté que ella se sonrojaba.

— quiero que lo seamos, ¿lo seguimos siendo? – reí, estábamos dando demasiadas vueltas. sólo habían sido dos semanas.

— lo somos, Lucy. – sonreí y ella me devolvió la sonrisa.

— éstas dos semanas fueron cómo... ¿tomarse un tiempo? – me encogí de hombros ante sus palabras, realmente no sabía cómo tomarme aquellas dos semanas en la que ninguna de las dos le habló a la otra.

tomé el libro entre mis manos y comencé a explicarle los distintos temas, no le preguntaría por qué sus notas habían bajado cuándo había llegado a tener las mejores calificaciones de toda la clase.

—  ¿puedo besarte? – la pregunta de Lucy hizo que mi explicación sedetuviera de inmediato y me volteara hacia ella, su vista estaba fija en mislabios.  


lindura.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora