- : veinte : -

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¡joder!

no puedo ni siquiera prestar atención a la última clase del día, todo por el simple hecho de que mi mente está pendiente de que el chupetón en mi cuello no sea notorio. y que tendré que ver a Lucy en la biblioteca en breve.

¡joder! de nuevo.

mordí mi labio inferior. había tratado de evitarla todo el día pero ella apareció, acorralándome contra una pared y comenzando a besar mi cuello, mientras yo gemía cómo gata en celo. muy bien, Ava.

golpeé mi frente con el libro que tenía en las manos, llamando la atención de algunas personas. pero aquello no me interesó. yo simplemente quería olvidarme de aquello. quería dejar de pensar en Lucy al menos por un segundo.

pero no, lo único que rondaba en mi cerebro era ella, su nombre, su cabello, sus ojos, sus mejillas, su cuerpo, su sonrisa, los chupetones que me había hecho en el cuello. sus labios, su lengua.

sentí mis mejillas sonrojarse, volví a golpear mi frente con el libro.

unos diez minutos después, el timbre que finalizaba las clases sonó. y a pesar de que no quisiera, debía ir a la biblioteca. le había hecho una promesa al profesor Henderson y la cumpliría, a pesar de que su sobrina estuviera volviéndome loca.

joder, Lucy.

tomé los libros de biología y me dirigí a la biblioteca lo más lento que pude, después de todo, no tenía ninguna prisa. ¿sería capaz de llegar una hora tarde? así sólo tendríamos unos treinta minutos restantes, menos tiempo.

llegué a la biblioteca antes de lo que quería, saludando a la bibliotecaria para luego dirigirme al lugar dónde Lucy y yo usualmente estudiábamos, sabía que iba a romper mi labio de tanto mordisquearlo, pero en ese momento, esa era una de mis menores preocupaciones.

Lucy se encontraba sentada, con su vista en el cuaderno que estaba sobre la mesa y haciendo garabatos, logré ver que escribía un nombre, aunque lo tachaba segundos después. suspiré, me había entrado curiosidad.

corrí la silla haciendo ruido a propósito, para que ella notara que yo había llegado. dejé mi mochila a un lado y saqué mis libros. Lucy se volteó hacia mí con una sonrisa en sus labios, como si nada estuviera pasando, como si nada hubiera pasado.

ella luce tan normal y yo estoy tan estresada que creo que mi cabello comenzara a caerse. instintivamente llevé una mano a uno de mis mechones castaños, pasando la mano por éste y notando que ninguna hebra se desprendía. suspiré de alivio, escuchando unas suaves risas por parte de Lucy.

volteé hacia ella, dedicándole una pequeña sonrisa antes de comenzar a quitar los distintos libros y cuadernos que estaban dentro de mi mochila, buscando una página en específico del libro y explicándole uno de los temas que ella no había entendido, podía notar que toda su atención estaba puesta en mis palabras, eso me provocaba unos pequeños nervios, aunque también me alegraba aquello.

— bien, de todo esto, ¿qué es lo que entendiste? – cuestioné, cerrando el libro pero marcando la página, dirigiendo mi mirada a la de Lucy. ella me sonrió, antes de aclarar su garganta y comenzar a hablar.

pero en lo que menos me fijaba era en sus palabras, mi vista estaba fija en el movimiento de sus labios, sus rosados y carnosos labios. aquellos que yo había acariciado aquella tarde en el parque, justo antes de marcar su cuello, verla sonrojada y agitada. aguanté un pequeño jadeo debido a mis pensamientos.

— lo siento. – murmuré, bajando mi mirada por unos segundos, Lucy alzó una de sus cejas con confusión, acercándose un poco más a mí y colocando una de sus manos en mi hombro.

— ¿está bien, lindura? – no contesté, a pesar de que podía notar el tono preocupado en sus palabras. – Ava, ¿qué..?

la interrumpí. interrumpí las palabras de Lucy. con mi boca.

mis manos subieron a sus mejillas, empujando su rostro más hacia el mío, haciendo aquel beso más profundo, aquel beso que había estado esperando y deseando desde que noté mis sentimientos por aquella rubia, por Lucy. noté que sus manos comenzaron a bajar hasta posarse en mi cintura, pegando mi cuerpo al suyo mientras nuestro beso se volvía aún más desesperado. cómo si ambas necesitáramos locamente de la otra. gemí contra su boca al notar un pequeño apretón en mi cintura, provocando una amplia sonrisa en sus labios, mordió mi labio inferior y jaló de éste, separándose del beso por unos pocos segundos, antes de volver a unir nuestros labios en un húmedo beso. mis manos se habían deslizado hasta su cuello, por lo que abracé éste, sintiendo como las manos de Lucy bajaban hasta colocarse en mis caderas.

a pesar de que no quería, separé mis labios de los suyos al notar como un pequeño ardor comenzaba a sentirse en mi pecho, mis pulmones necesitaban aire. jadeé al separarme de sus labios. Lucy estaba de igual manera, noté que sus mejillas estaban sonrojadas, aunque probablemente yo pareciera un tomate.

aclaré mi garganta, dispuesta a comenzar a hablar, pero los labios de Lucy me interrumpieron, ella juntó éstos por unos breves segundos antes de separarse, obviamente correspondí ese beso.

— me gustas, Ava. – sonreí ampliamente, acercándome más, hasta lograr abrazarla.

— me gustas más, Lucy.

lindura.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora