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Luego de algunas semanas, ya podría considerarme cercana a Jimin, el pelinaranja que se encuentra a mi lado, hablando con Hoseok de quién sabe qué. No tengo idea realmente.

Siendo honesta, no quiero asimilar que sean mis amigos. Aún me cuesta, no es como si me convirtiera en una persona social de un día para otro.
Trato de no ser tan amigable con ellos, ponerles barreras. ¡Pero es que no se puede!

Yo solamente estoy con ellos por Jin. Son agradables, sí. Pero ya que el castaño, quien pasa tiempo a mi lado, se junta con ellos, pues es más o menos como una obligación... quizá no tan obligación. Y ellos son como mis no-amigos.
Exacto, estoy aquí por Jin. Solo eso.

O eso es con lo que me trato de convencer.

—Entonces, ¿estás de acuerdo? —el primer nombrado dirigió su mirada hacia mí, volviéndome a la realidad.

—Eh... sí. —dudo que estén hablando de algo serio.

—¡Promételo! —exclamó Hoseok logrando sobresaltarme.

—Claro, claro... Como sea. —hice una expresión de disgusto, que fue recibida por la gran sonrisa de Hoseok, y su cara de ilusión. ¿Qué acababa de prometer?

—Hey, parejita —Se acercó Jin, uniéndose en la conversación—,  entonces, ¿Sí van a ir a la bati-cueva?

—¡Claro que sí! —se le dibujó una sonrisa de felicidad más grande, si es que esto puede ser posible, al pelinegro—. ¡Jihee hasta lo prometió!

—¿Bati-cueva? —pregunté atónita.

—Es de lo que estábamos hablando Hoseok y yo —Jimin, si tan solo supieras que no escuché ni una mierda...

—Oh, claro. —A lo mejor, tuve que haberles prestado atención desde un principio, ni sé qué es eso de... ¿bati-cueva?—. Ahora que recuerdo... tengo planes. Una lástima, ¿cierto? —siempre fui mala actriz, así que no me sorprendí por la mueca de frustración que soltaron los tres.

—No estabas escuchándonos, ¿cierto? —inquirió Jimin, aunque ambos sabíamos que la respuesta era obvia—. Da igual, ¡porque irás! Habrá música, jugaremos videojuegos; nos alejaremos de la civilización y estará todo el squad junto.

Soy parte de un squad, wuu, qué emoción.

—Jimin, lugares ruidosos y yo... mala combinación, lo sabes. —Si bien todavía no tenía una idea clara a lo que se referían con bati-cueva, por lo menos, puedo deducir que un lugar tranquilo, no es.

—¡Por favooor~! Jihee, ¡por favor! —comenzó a exclamar el ruidoso de Hoseok, con una voz chillona en intento de un torpe aegyo.

—Bueno... —arrastré las vocales, desganada— ¡Iré, iré! —Me apresuré a responder cuando vi que el pelinegro iba a tirarse encima de mí. Los otros rieron. —¡Ya para, por favor!

—¡A la casa de Jungkook! —informó el mayor de todos, Jin. A lo cual todos nosotros asentimos.

Una fiesta entonces.

*

Al contrario de mis deseos, me encontraba parada bajo la luz de la luna, frente a la casa del tal... Joonkuk, o... Algo similar, lo que sea.

Ninguno de mis descerebrados "amigos" —para abreviar— vinieron a buscarme ya que al pasarme la dirección de esta localidad, por más estúpida que yo parezca, sí me di cuenta que se encuentra en mi cuadra. Así que quise venir sola. Estaba cerca.

La música se escucha desde aquí, así que no me sorprendería si el ruido del timbre que acabo de tocar, pasa desapercibido y me quedo viviendo aquí, en el patio delantero.

Sin embargo, un tipo sosteniendo un bowl con una clase de refrigerio, y con espuma en su cabello, abrió la puerta sobresaltándome. Debe tener alcohol hasta en el alma. Se veía ridículo pero aún así, entré sin musitar palabra alguna y oí como cerraban la puerta detrás de mí.

Lo primero que pude visualizar es a... la gente. Bailando, sobre las mesas de lo que aparentaba ser la sala de estar. Luces de colores viniendo de una esfera espejada colgando del techo, mientras que mi visión es casi nula, debido a los interruptores dando en "off".

Tapé mis oídos por la música altamente fuerte, quedar sorda no estaba en mis prioridades para este día. Caminé con mis manos en mis orejas buscando una puerta, y cuando la encontré, la abrí para así tener paso a una... especie de comedor, donde también se encontraba gente charlando y bailando. Pero aquí, la música electrónica no sonaba tan fuerte, y la mayoría de personas, estaban sentadas conversando en los sillones. Mucho mejor.

¿Y los tarados dónde están? "Estará todo el squad junto" decían. "Nos alejaremos de la civilización" decían, y sin embargo, no los veo en ningún lado.
Los busqué con la mirada hasta que un tipo me interrumpió, rodeando mi cintura por mi espalda, con aroma a alcohol desprendiendo de él.

Giré mi cuello —si bien mi cuerpo no podía por el agarre— y lo pude reconocer fácilmente como estudiante de mi mismo instituto. Dos años mayor que yo y popular en su clase. ¿Guapo? no lo niego. Pero mi mente ahora mismo solo está enfocada en encontrar a ciertas personas.

—¡Jihee! —Lo sacaría a manotazos, porque ahora mismo me está apretujando y mierda, voy a morir asfixiada. Pero lo conozco, y sinceramente, no somos amigos, pero sí buenos compañeros. Hace muchísimo no hablamos, y hasta puedo llegar a pensar que se olvidó de mí... Aun con todo esto, y el alcohol que lleva encima, no se merece los manotazos.

—Jooheon, ¿has visto a Jimin, Hoseok o a Jin? —dije saliendo de sus brazos.

—Mhh... No. Vi a Suga.

Suga... por alguna razón recordé a Yoongi, tez tan blanca como el mismísimo azúcar.

Hablando de él... ¿hace cuánto perdimos contacto? No lo sé... Creo que desde que comencé a juntarme con mis... no-amigos.

—¿Min Yoongi? —asintió a mi pregunta—. Uhm... —por alguna razón, me removí en mi lugar avergonzada—. ¿Sabes dónde está?

No sé, simplemente se me antojaba verlo. Quería verlo.

YOUR LIPS - MIN YOONGIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora