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Estar a su lado era cómodo, ¿por qué a las personas les costaba tanto admitir cuando les gusta estar con alguien? A mí me gustaba tener a Yoongi a mi al rededor y punto.

Cuando el timbre sonaba, y las personas abandonaban el salón, quedaba él, con su cara larga característica debido a mi tardanza.

—¿Puedes dejar de mirarme así? —Me paré y acerqué a él una vez terminé de guardar mis cosas en la mochila que colgaba de mi hombro—. Envejecerás más rápido. —Hablé con sorna y rodó los ojos.

—Está bien, está bien. —Comenzamos a salir del lugar—. Estoy pensando en teñir mi cabello. —Dijo de repente a lo cual me sorprendí, él no solía decir qué pensaba ni contarme sus planes futuros.

—¿Ah, sí? —Pregunté interesada mientras caminamos por los pasillos casi desiertos—. Es verdad que el decolorado se te está notando... ¿Qué color será? —Pregunté más para mí misma, pues realmente no esperaba que me contase mucho más.

—Color verde menta.

—Mhh... —Otra vez me sobresalté pero no lo demostré. ¿Por qué está siendo tan abierto?—.  Ya veo. Siento que te quedará bien.

—Por cierto, ahora que las clases terminaron... ¿A dónde tienes que ir?

—Necesito aprobar mis materias. ¿Si recuerdas que mi "profesor Jungkook"  —bromeé— con los chicos nos está esperando en su casa? —Susurró un "ah, claro" como respuesta.

—...Personalmente, —agregó cuando pensé que no iba a decir más— quería enseñarte un lugar. Eh... no... no te estoy ordenando que no vayas con ellos, pero realmente quería mostrártelo. —Me miró y como no dije nada, prosiguió— Quiero ir contigo a un lugar que me parece interesante, no sé si te gustaría.

—¿Tú? ¿Conmigo? —Me señalé con una confusión demasiado exagerada.

—Sí, contigo, Jihee. —Resopló—. ¿Por qué lo haces sonar como algo extraño? —Se quejó— ...Me pones nervioso. —Vaya, pues por su cara parece muerto por dentro.

—Ah... —Tenía la boca abierta así que la cerré cuando me percaté de aquello—. Pues por mí está bien. Sí me gustaría Yoongi. —Sonreí y él asintió—. Solo deja que le avise a Jungkook... —Saqué mi celular.

—No. —Me lo arrebató de las manos y lo observé con un signo de interrogación ilustrado en la cara—. No se lo digamos.

—Dejar a Jungkook y a los demás "plantados" es un poco...

—Estarán bien. No es como si se fueran a morir de todos modos. —Me devolvió el celular.

—...Entiendo. —Cuando me quise dar cuenta, ya estábamos fuera del establecimiento.

*

—¿Está bien que conduzcas? —Pregunté subiéndome al coche, bastante espacioso por cierto, y poniéndome el cinturón de seguridad.

Me miró con desgano y respondió de malas: —Sí, claro que está bien. ¿Crees que soy un animal?

—Pues de hecho los humanos somos animales... —Me ignoró.

El trayecto pasaba tranquilo y el clima  parecía agradable, pero no pude evitar las ganas de poner música al ver el aparato propio de la mayoría de transportes.

—¿Qué haces?

—Prendo la radio.

—¿Te gusta la música? —Dirigió su vista hacia mí unos segundos y luego la volvió a la carretera.

—Sí. —Comenzó a sonar una agradable sinfonía de guitarra eléctrica—. ¿Y a tí? —Aprovechando que estaba actuando de forma más accesible, creí que podría sacar más detalles.

Pero como era de esperar, volvió a ser el de siempre y no respondió. No obstante, pasé todo el viaje mirando por la ventana hasta que frenó el vehículo y pronunció un "llegamos" antes de esfumarse.

Cuando bajé, tenía una vista completa de lo que era un ambiente abierto completamente verde. Se podía apreciar el césped en su completo esplendor y unos cuantos árboles que hacían buen juego con el celeste del despejado cielo. El punto era... ¿Dónde se fue Yoongi?

Cuando me giré vi a la distancia una hermosa casa hecha completamente de madera, la cual consiguió mi atención y a la cual rápidamente corrí hacia ella.
Toqué la puerta repetidamente, nadie respondió así que la abrí sin más. No pude evitar sorprenderme por el aire cálido que emanaba, sin mencionar que se veía bonita y bien cuidada como si alguien viniese con constancia aquí. Todos los muebles estaban fabricados con ni más ni menos que madera. Había unos vasos de vidrios en una estantería y una cama que se veía acogedora, pero... ¿Él dónde diablos se había metido?

Caminé hasta que encontré lo que parecía ser la puerta trasera, y me quedé maravillada por la hermosa vista de un mar que, prácticamente estaba a unos metros de mí. Vi a un peliblanco, más específicamente a Yoongi sentado en la orilla de lo que parecía ser un muelle. Un piso de madera marrón oscura que hacía de patio trasero, interesante. Pero el hecho de saber que había un mar abajo mío me ponía los pelos de punta y me hizo quedar inmóvil.

—Ven aquí. —Pronunció sin nisiquiera mirarme. Aquello me hizo agarrar un escalofrío. ¿Por qué era tan bonito escuchar aquello provenir de su boca?

—No puedo... ¿Y si la madera se rompe? —Dije medio bromeando. O eso quería creer.

Yoongi giró su cabeza mirando hacia mí y me sonrió, pronunciando un tierno aegyo sal debajo de sus ojos. Sentí que iba a fallecer ahí mismo, en serio. —Es 100% seguro, —volvió su vista hacia el azul mar— confía en mí.

Avancé y me senté en su lado. Mi estómago molestaba de una forma agradable... ¿Me explico?
Quité la estúpida sonrisa que mantuve este tiempo cambiándola a una mueca incómoda. Porque de repente me comencé a sentir mal al recordar que Jin me dijo que no me acerque a Yoongi. Aunque yo lo diga ahora, esas palabras siempre estuvieron presentes en mi cabeza. Haciéndome sentir un poco culpable cuando pasaba tiempo con el peliblanco.

—Jihee, ¿pasa algo? —Preguntó en tono ronco mirando hacia la atractiva vista de la que podíamos gozar.

No iba a pensar en eso ahora. Quitando cualquier pensamiento negativo por el momento, negué rápidamente con mi cabeza. —...Estas siendo menos reservado conmigo. —Sonreí expresivamente envolviendo finalmente su vista con la mía—. Me gusta. —Pero desvió la mirada, acariciando su nuca sin decir nada al respecto.

—¡Hyung! —Se escuchó a nuestras espaldas y Yoongi giró rápidamente su cabeza.

YOUR LIPS - MIN YOONGIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora