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—¿Dónde está Suga? —Se escuchó una voz. Potente, rasposa y desconocida, haciendo que unos escalofríos recorrieran mi espina dorsal.

—Él no está aquí. —Reconocí la voz de Jungkook, un tanto más masculina que de costumbre.

Yoongi, sin decir palabra alguna, colocó su mano en mi espalda y me acercó a la bañera en silencio. Con gestos, me hizo saber que debía meterme en la blanca y reluciente tina.
Sin pensármelo dos veces, así hice. Pues confiaba en él y me veía venir cualquier cosa de ahora en adelante. Bueno, menos el hecho de que él también se metiera en la bañera, siendo que el espacio, no sobra.
Esto definitivamente no estaba en mis planes.

Se logró recostar confrontado a mí, enredando sus piernas con las mías no intencionalmente, pues el área era muy reducida, y literalmente, me estaba aplastando.
Usé el cerebro, y dado que soy un poco más ligera que él, procurando no hacer ni el más mínimo ruido, intercambié nuestras posiciones para finalmente encontrarme sobre su torso bajo y piernas.

—Jinyoung, revisa todo —El... ¿hombre? dio indicaciones—  mientras me aseguro de que estos cobardes no escapen. Aunque dudo que quieran hacerlo —hizo una pausa para oscurecer el tono de su voz—, no dudaré en jalar el gatillo.

Mis ojos se abrieron más de lo normal al escuchar la palabra gatillo. Sí, no acostumbro a vivir situaciones como estas.
El peliblanco que parecía escuchar toda la conversación con la misma concentración que la mía, cerró las blanquecinas cortinas, tapando así, la vista de la entrada del baño hacia aquí, y viceversa.

—Claro. —Respondió otro chico, aunque éste tenía una voz más dulce.

—Jihee —susurró audible solamente para mí—. ¿Dónde está tu celular?

—¿Mi celular? —Lo miré con interrogaciones revoloteando en mi cabeza. ¿Por qué de repente preguntaba por mi pesado, roto y para nada moderno móvil?—. Mi abrigo... Me lo saqué arriba y lo dejé colgado ahí cuando llegué... —Traté de hacer memoria a la rápida—. En la mesa. —Bingo—. Arriba, en la mesa del comedor. Lo dejé allí.

—Bien. —Empezó a revisar sus bolsillos algo incómodo a causa de la falta de espacio. Sacó papeles y unos que otros chicles. Me alarmé al ver un arma. No por miedo, no le tengo miedo a Yoongi, olvidándome de la escena en la fiesta. Es la adrenalina de ver un revólver negro por primera vez en una situación en la que sé que están dispuestos a disparar.

De todas formas, no fue mucho espectáculo, ya que dejó la pistola a un lado, apoyándola en los gruesos bordes de la tina para sacar su celular. ¿Va a hacer lo que creo?

—No tiene volumen. Va a vibrar. —Advertí.

—Genial —murmuró para él mismo haciendo una sonrisa ladina, que combinada con su dulce apariencia, daba un aspecto algo tétrico—. Mejor aún. No te preocupes. —Me respondió. Asentí, aunque su mirada no me pertenecía, ya que era atraída por la pantalla de su móvil.

Se escucharon ruidos de los utensilios de cocina caer al piso, seguido de cajones abriéndose violentamente. Jinyoung cumpliendo la orden de su superior, me imagino.

Admirablemente, actuando como si ningún ruido molesto estuviese presente, Yoongi me extendió su celular en la ventana "llamadas", y no tuvo que decirme nada para que coloque mi número allí.
Una vez listo, apretó en lo verde y me dirigió la palabra: —Estoy llamando a la roca de prehistoria que tienes por celular. —Vamos, que ni en estas situaciones deja de ser Yoongi—. Con suerte caerá al piso, y, tenlo por seguro —Me miró con confianza—, se escuchará.

Lo sabía.
Buena idea dada la circunstancia. En la inmensa casa de Jungkook, parece que los ruidos traspasaran cada una de las habitaciones, independientemente del piso en el que se pueden encontar. Esto recientemente confirmado por la búsqueda de Jinyoung de quién sabe qué cosa en la cocina.

Ni bien pasaron 5 segundos, un ruido se escuchó en los pisos de arriba. Perfecto.

—¿Eso que ha sido? —Voz rasposa al habla.

—Mierda. ¡Suga! ¡Vete de aquí, rápido! —gritó Namjoon. Miré inmediantamente al peliblanco. Mi mirada se suavizó al ver que Yoongi permanecía tranquilo y sereno.

—¡Suga está arriba, jefe! Estos no tienen ningún arma, ya los revisé.

—En marcha entonces. —Se escucharon estruendosos pasos rápidos, demasiado rápidos.

Veamos, si estoy en lo correcto, Namjoon está más que consciente de que Yoongi está aquí, conmigo. En el baño.

Salí de la tina, ignorando un gruñido por parte de Yoongi al aplastar aún más su cuerpo para impulsarme. Cuando salí, me dirigí a la puerta y la abrí con cuidado, pasando a la sala donde estaban todos, seguida del peliblanco.
El último nombrado, con un semblante juguetón, subió su mano a la altura de su rostro, dejando ver el arma que sostenía, haciéndola girar con su dedo índice como si de un juguete se tratase.

Vi que Namjoon, Taehyung y Jungkook pegaron un suspiro de alivio al advertir el objeto; en cambio, los demás, parecían estar más distantes y un tanto más desconcertados. Así que en la misma tesitura que yo, ¿uh?

¿Nam al escuchar el ruido de arriba simplemente... actuó?
Como si en realidad haya sido el peliblanco el motivo del ruido...
Ya veo, chico listo.

—Espero salir vivo de esta, y en cuanto eso pase, exigimos una explicación —habló el mayor de todos, a lo que Jimin y Hoseok asintieron inseguros, dándole la razón.

Taehyung y Jungkook se dieron una mirada cómplice, apretando sus labios en una fina línea recta, no muy de acuerdo con Jin.

—Debemos subir, sí o sí. —habló Namjoon, intentando no subir mucho el tono de voz. El peliblanco a mi lado asintió.

El ambiente seguía demasiado tenso,  a lo que me limitaba a observar y escuchar todo con atención, intentando no interrumpir ni estorbar.

—Pero tan solo tenemos una pistola... —Jungkook con un puchero en sus labios, susurró para sus adentros, aunque de manera entendible.

—Jungkook, ¿Y tu arma?

El menor miró con culpabilidad al emisor de aquella pregunta, Taehyung. —En el tercer piso... Lo siento, sé que debía tenerla a mano.

—Tercer piso, lo que faltaba. ¿Quién lo mandó a tener una jodida mansión? —renfufuñó Yoongi.

—...Entonces —el moreno relamió sus labios, pensativo—, debemos salir a escondidas, como putos cobardes.  Menuda mierda esto de ir a la defensiva.

—Lo sé, a mí tampoco me gusta este modo, Namjoon-Hyung... Pero cálmate, solo será por esta vez. —El nombrado miró a Jungkook y bufó.

Nam le dio una ojeada a todos, quienes estábamos parados consumidos por las conversaciones y enunció: —Como sea, vámonos. —Hizo una pausa y nos regaló un vistazo nuevamente—. ¿Están seguros de poder subir sin que les agarre un infarto, o... algo parecido del susto? Tú, Jihee, no has dicho ni una palabra, me preocupas.

Todos los ojos se posaron en mí y asentí con naturalidad. —¿Qué se supone que deba decir en estas situaciones? —Me encogí de hombros—. No te preocupes por mí, en serio. Lo que menos quiero es ser una carga. —Los oscuros orbes de Namjoon se conectaron con los míos, y ahora que lo visualizaba bien, sí tenía un porte algo intimidante.

YOUR LIPS - MIN YOONGIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora