Me chocaba el hecho de que la puerta haya estado sin traba, y que mis sogas hayan sido más delgadas. ¿Será que estaba esperando a que yo salga y vaya directo a la trampa?
Miré hacia mis lados, caminé hacia el final del pasillo para asegurarme de que no esté arriba, y cuando pensé en bajar, vi un arma. El arma de Yoongi. La agarré rápidamente, y no sabía si sentir alivio por al menos ahora tener algo mejor con el que defenderme o alarmarme porque eso significaba que le había pasado algo.
El objeto se ubicaba frente a la única puerta del pasillo que se encontraba cerrada. Quizás fui muy impulsiva pero no pensé con claridad al imaginarme que Yoongi pudiese estar siendo torturado o algo muchísimo peor ahí adentro.
—¡Yoongi! —Exclamé sin disimular mi felicidad, al ver su carita en la habitación. Desgraciadamente, al segundo de poner un pie en el cuarto, una voz intimidante y desconocida hizo presencia.
—No des un paso más.
Me quedé helada, no había podido distinguir que las manos de Yoongi y sus piernas estaban atadas, tal como las de Jin minutos atrás. Pero claro, estaba todo disimulado, a propósito. Mierda.
—Te estaba esperando, linda. —Lo miré, y a pesar de que tenía mucho miedo, me esforcé en no demostrarlo, manteniéndole la mirada como pude. —Ya veo que no vas a hablar. —Cambió su tono de voz a uno más lúgubre y podría decir que, asqueado—. Mira, la cosa es simple. Trae a todos tus sucios amigos aquí sin contarles nada al respecto y yo me haré cargo de ellos.
—¿Qué pretendes hacer? —Pregunté, logrando que mi voz no temblara.
—Tengo que saldar cuentas con ellos, linda. Quizás termine con algún que otro cadáver pero... eres aún una niña idiota e indefensa así que por el momento tú puedes simplemente pagarme con... No sé, tu cuerpo. —Comentó con postura desinteresada, viendo sus uñas.
La sangre me hirvió la cabeza y Yoongi se había removido de forma violenta en su sitio por lo dicho anteriormente por el hombre, cosa que ignoré completamente debido a que respondí con rapidez utilizando un tono que me hubiese gustado controlar para que no haya sonado tan fuerte y borde. —¿Acaso quieres ver qué tan niña idiota e indefensa puedo ser? —Hice ademán de apuntar con el arma. Sin embargo, él fue muchísimo más rápido.
—¡Si te mueves, lo mato! —Gritó lo más fuerte que se le podía permitir. No nos olvidemos que Jin aún se encontraba en otra habitación, eso quiero creer. El hombre, posicionado detrás de Yoongi, colocó un cuchillo aparentemente filoso en el cuello del peliblanco. Frené en el acto mi intento de disparo. —Baja el arma. —Y así lo hice.
—¡Jihee! —Escuché a Jin—. Pequeña, ¿dónde estás?
El hombre me miró con el ceño fruncido. ¡¿Pero por qué?! Si yo no había hecho nada. —Hazle saber que estás bien. Si el chico llega a venir, prometo desgarrarle la garganta de tal forma que su cabeza se desprenda del resto de su cuerpo. —Dijo refiriéndose a Yoongi con esto último.
Tragué saliva en seco. Yoongi... No. No, no... —¡Jin! —Exclamé, pero como mi voz sonó temblorosa, aclaré mi garganta. —¡Estoy perfectamente bien, pero no encuentro a Yoongi! ¡Aquí arriba parece no haber nadie, ya busqué en todas las habitaciones! Ayudaría que colabores un poco e investigues el piso de abajo, ¿sabes? Haz algo. —Grité agregando una pizca de sorna en lo último, así sería más creíble viniendo de mí.
—¡Ya! ¡Está bien! ¿Pero dónde estás? —Mi cuerpo se tensó al escucharlo cada vez más cerca. ¡Por favor Seokjin, no vengas!
—Jin, en serio. ¡Qué más da! Haz algo productivo y ve abajo, por favor.
—Ash, está bien, está bien. —Se quejó y se escuchó como bajaba las escaleras.
Solté un gran suspiro, no sabía con exactitud hace cuánto estaba reteniendo aire en mis pulmones. Fue un gran alivio.
—Buena chica. ¿Ahora piensas hacer lo que te dije? —Sonrió. Estaba enfermo—. Y no pienses en utilizar tu celular o de escaparte a otro lugares poblados o a donde no estén tus amigos. Ya tengo todo planeado, te lo advierto linda.
—No, no... Está bien... Yo... —Lo miré con inseguridad—. ¿Qué pasa si entrego... —Ah, ¿de verdad tenía que decirlo?— mi cuerpo?
Bajó su arma blanca. Bien. —Oh vaya, en ese caso... —Se lo veía feliz, pero me parece que me vi muy sospechosa al ver mi satisfacción cuando él bajo el cuchillo, así que cambió su humor a uno más duro repentinamente—. Primero, tira esa pistola, preciosa. —¡Maldita sea! No quería que dude de mí, así que la tiré de forma inmediata, pretendiendo que no me importaba en lo absoluto—. Como te decía, quizás me replantee las cosas para contigo. Y tal vez sea menos duro con tus amiguitos.
—Mmmm... —Me quedé unos segundos pensativa—. Está bien. —Miré hacia Yoongi, sus ojitos se abrieron en par en par y me dio una ternura que no me permití demostrar. Comenzó a sacudirse otra vez, ¿acaso no veía que nada más se estaba haciendo daño en vano?
—Uh... Qué bien, qué bien~. —Dijo casi cantando—. Pero ven hacia aquí con las manos extendidas en alto linda.
Y le hice caso, pero aún así respondí de manera confiada: —No te preocupes. No intentaré nada. Mi cuerpo por la vida de mis amigos, ¿qué crees que es más importante? Me parece un trato justo.
Una vez me acerqué por completo, dejó caer la cuchilla por completo, y me agarró de la cintura. De la forma más veloz que se me pudo haber ocurrido, dirigí mi mano hacia mi espalda y saqué las tijeras, acto seguido pateé su cuchillo lejos de su alcancé al igual que la pistola que con anterioridad arrojé al suelo. —¡Jin! ¡Ayuda! —Grité—. ¡Ayuda! —Vociferé aún más fuerte. Asegurándome de que mi amigo, en el piso de abajo, me escuchase.
—¡Jihee! —Se escucharon los pasos apresurados del nombrado subiendo por las escaleras. En cuestión de segundos ya estaba dentro del cuarto con una cara de preocupación increíble. —No le hagas nada. —Advirtió al hombre.
—Desata a Yoongi, Jin. Yo puedo con él. —Le dije con un tono positivo. Luego, me dirigí al amenazado sosteniendo las tijeras de manera fuerte y segura, a pesar de yo no estarlo del todo.
—Atrapa. —Me tiró la cuchilla la cual agarré estratégicamente en el aire—. La pistola no tiene balas, te aviso. —Dijo mientras trabajaba en liberar a el peliblanco. Menos mal que no hice una maniobra en la cual la pistola me sea indispensable para mi defensa, en ese caso ya estaría muerta, puesto a que no me percaté de la ausencia de balas. Asentí y coloqué la cuchilla más cerca del cuerpo del hombre, que se encontraba petrificado, con sus dos manos al aire. Tal como me hizo ponerme a mí, minutos atrás. Qué irónico.
—Déjame a mí. —Yoongi se paró, ya libre, a mí lado. Arrebatándome el cuchillo de las manos. Ni se molestó en dirigirme la mirada. Lo cual me descolocó más eso, que la frialdad con la que habló.
—Chicos, chicos... Vamos, por favor. Podemos analizar mejor las cosas. —Comentó el hombre, con miedo en su voz. —La chica... Sí, sí. Dejenme a la chica y juro que los dejo irse tranquilos. —Repugnante.
Yoongi se le tiró encima, de forma violenta, y yo retrocedí, chocando con el cuerpo de Jin quien dejó caer su reconfortante mano en mi hombro.
Las cosas se salieron de control cuando el peliblanco comenzó a darle una agresiva golpiza en el suelo podiendo apreciar como un líquido rojo comenzaba a escurrir por el suelo.Cuando el peliblanco hizo ademán de utilizar la cuchilla, fue el punto límite para Seokjin: —¡Min Yoongi, no lo mates! ¡Está Jihee presente! ¡No lo mates!
—Sacala de aquí.
—¡No lo mates!
—Sacala de aquí —Repitió. Con una dureza y falta de emociones que me hizo llegar a pensar que era un robot y no un humano.
No obstante, el castaño volvió a insistir: —Min Yoon...
—¡Este hijo de puta casi se atreve a tocar a Jihee!—Gritó, callando al instante a Jin. Su mirada daba miedo, a pesar de que él en sí, nunca me llegaría a asustar. Una vena se podía ver en su cuello, y claramente, estaba fuera de sí.
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YOUR LIPS - MIN YOONGI
FanfictionSocializar y tener amigos nunca formaron parte de las fuertes cualidades de Min Yoongi, un lóbrego joven que esconde más de lo que aparenta. Aquello podría cambiar al conocer a Jihee, una estudiante bastante...