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A pesar de haber reconocido su voz, giré mi cabeza con sorpresa de todos modos. —¡Jungkook!

—Hyung... —Se veía agitado, su vestimenta estaba mal alineada y tenía un corte en la mejilla.

—Jungkook, ¿cómo llegaste aquí? ¿Por qué...? —Las preguntas de Yoongi fueron interrumpidas por la repentina caída del menor al suelo.

Rápidamente me paré y fui al pelinegro, quien se encontraba con el ceño fruncido y los dientes apretados. Me incliné hacia él y pasando mi brazo por su espalda lo ayudé a levantarse, sin embargo no quitaba su mueca. —¡Kookie! ¿Qué te pasó? —Pregunté con precaución, evitando hacer la estúpida pregunta de "¿Estás bien?".

Lo llevé hasta la cama y se sentó allí, seguido de mí. Yoongi expectante a la escena decidió hablar: —Ya vengo.

—Eran varias personas, yo... —Se agarró la cabeza quejándose.

Gateé de la punta de la cama donde me encontraba yo hasta donde él, y empujé su pecho hasta recostarlo con delicadeza. —Está bien. Ahora necesitas descansar.

—Jihee... —Me miró, no obstante al segundo asintió y cerró los ojos para al poco tiempo comenzar una respiración profunda. Se había dormido.

Pasando unos largos 10 minutos, Yoongi no dio señales de vida desde que salió.

Destapé a Jungkook, pues el chico estaba comenzando a transpirar, puesto a que no estamos en una estación precisamente fría. —Jungkook. —Lo llamé, ya que tenía puesta un abrigo. Liviano pero caluroso. Ni se inmutó, aparentemente tenía el sueño pesado.

Lo medio senté como pude, le desabroché los botones del abrigo y traté de sacarle las mangas comenzando por su brazo derecho. Lo lavaría puesto a que tenía tierra y manchas rojas de lo que supuse lastimaduras.

Antes de que pudiera seguir, la puerta se abrió de golpe y me quedé helada.

—¿Acaso intentas aprovecharte del pobre Jungkook inconsciente, ah? Realmente no creía que eras ese tipo de persona, aish, me dueles.

Me relajé al ver que era Yoongi con su usual ironía. Me había asustado.

—Yoongi, casi me das un infarto. —Dije tocando mi pecho. Debía de admitir que, desde el suceso de esos dos tipos, he estado más perseguida de lo normal. Y Yoongi pareció notarlo.

—No te preocupes. Cuando estoy yo permítete estar tranquila, bajar la guardia. Todo está bien. —Mi corazón se iba a derretir por la naturalidad y tranquilidad con la que dijo aquello, sin embargo, prosiguió rompiendo el momento—. Y bajate de la cama. ¿Estas consciente de que Jungkook es un hombre? —Se quejó.

Me bajé rápidamente.  —¿Hombre?  —Me reí—. Cuántos años tiene? ¿25? Por favor, no me hagas reír.

—Tiene 16. —Le di una cara de victoria. Jungkook era tan solo un bebé—. Es solamente un año menor que tú, no te hagas la mayorcita.

Me bajé de la cama como una niña regañada. Tenía razón. Pero estaba segura que las intenciones de Jungkook ni las mías eran de esa forma.

—Hieres mi orgullo. —Dije y se formó un silencio—. Por cierto, ¿qué fuiste a hacer? Tardaste lo tuyo.

—Botiquín. —Habló dejándolo en una mesita de luz—.  No recordaba en qué lugar del auto lo había guardado.

—Por cierto, ¿crees que Jungkook vino aquí porque sabía que nosotros estaríamos aquí o...?

Yoongi negó con su cabeza lentamente. Siempre me transmitía un aura de tranquilidad, y me daba sueño por alguna razón. O bueno, quizás este sea solo mi organismo pidiéndome un descanso debido a todas las trasnochadas que me tuve que comer gracias a los exámenes. —No. Estoy lo más seguro que se puede estar, de que eso no fue.

—¿Tanta seguridad?

—Exacto. No le enseñé este lugar a nadie.

Asentí con la cabeza, —Ya veo... —mirando hacia abajo para tratar de ocultar mi sonrisa. Entonces yo soy la única y la primera a la que le muestra este lugar.

—¿Por qué sonríes?

—Por nada.

—Qué miedo.

*

Jungkook había despertado hace poco y me estaba agradeciendo el hecho de haberlo ayudado anteriormente cuando Yoongi le lanzó el botiquín de primeros auxilios en la cara de forma brusca.
Ese chico no tenía caso, pero sé que en el fondo se preocupaba por su menor.

Sentados algo distanciados, los 3 en sillas formando una ronda, Yoongi se encontraba con los brazos cruzados y el ceño fruncido prestando atención. Jungkook me guiaba e indicaba qué cosas agarrar y qué utilizar en su herida, pues ésta se encontraba en su cara y debido a la ausencia de espejos en esta choza no podía tratarla él mismo.

Mientras con algodón y alcohol le daba pequeños toquecitos a sus cortes, su atenta mirada estaba sobre mí, y sorpresivamente, más allá de avergonzarme como otras veces, me daba igual. Aunque sí me ponía presión. Como ahora, que sin querer hice que aprete sus ojos con fuerza en dolor por una mala aplicada mía.

—Lo siento. —Sin alejar mis manos de su cara, me sobresalté, algo asustada.

Sonrió aún con los ojos cerrados, dándole aparición a sus dientes de conejo. —No, no, está bien. Es normal que arda un poco.

YOUR LIPS - MIN YOONGIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora