18 ♪

39 8 4
                                    


—¿Entonces dices que no recuerdas nada, verdad Jungkook?— Preguntó Nam y el interrogado negó con su cabeza.

Después de todo, nos hallábamos en la casa de Kookie. Con él, Yoongi, y Namjoon, quien ya le habían dado de alta —aunque seguía con unas pequeñas dificultades para la actividad física—.

—¿Si están detrás de Jungkook, el hecho de estar aquí no lo hace peligroso?

—Bueno, ahora que lo pienso... —Dijo cuestionando mi pregunta—. Sí, Jihee tiene razón.

Yoongi chistó con una sonrisa sarcástica. —¿Te secuestran, te golpean y te dejan tirado por ahí y dices que no recuerdas nada? ¿Eres inútil?

—Yoongi... —Namjoon lo miró con cara de advertencia, transmitiendo que no debería ser tan duro con Jungkook. Aunque yo sabía que Yoongi nada más se preocupaba por su menor.

Jungkook tragó saliva en seco, mas no dijo nada.

—¿No deberíamos avisarles a los demás primero? —Pregunté y todos me miraron—. Me parece lo más lógico, y... seguro.

—Vaya, pues si parece que Jihee usa su cabeza. —Yoongi fingió sorpresa y me revolvió el cabello de forma eufórica. Lo miré mal, sabía que no era estúpida y que nada más estaba queriendo molestarme.

—Vaya, pues si parece que Yoongi es juguetón con Jihee. —Comentó Namjoon con su mismo tono, a lo que esta vez Yoongi lo miró mal tal como yo segundos atrás. Dejó mi cabello en paz y se sentó en el sofá, neutral.

—Sí... Creo que es lo mejor. —Me respondió Jungkook.

Saqué mi celular que se encontraba apretado en mi bolsillo y fui a KalkaoTalk rápidamente. —Si le hicieron eso a Jungkook, podría ocurrirles algo a los demás también. —Comenté mientras abría el chat de Jin rápidamente, por alguna razón, tenía un mal presentimiento.

Jin no contestaba los mensajes.

Comúnmente siempre me responde al segundo, aunque sea una respuesta como "no puedo hablar ahora, después te escribo". Intenté incluso llamarlo, pero nada.

Me paré de un salto, no hacía falta adivinar que algo bueno no pasaba, gracias a la expresión en mi rostro.

—¿Qué ocurre?

—Jin. —Hablé—. Me tengo que ir. —Agarré mi abrigo de forma rápida y mientras me lo colocaba los puse en contexto—. No contesta mis mensajes, tampoco mis llamadas, ojalá sea exageración por parte mía, pero tengo un mal presentimiento.

—¿En serio, Jihee? —Yoongi me miró con burla—. No puedo creer que te preocupes tanto por ese idiota.

—En ese caso...—Jungkook habló— me gustaría poder ir contigo. —Dejé lo que estaba haciendo para pensar, bueno, ¿por qué no? mejor si somos dos.

—No. —Una negación dura y estricta provino de una voz ronca y gruesa. Todos lo miramos con confusión—. Quiero decir, Jungkook, debes quedarte y descansar. Tus heridas deben sanarse correctamente. No queda otra que acompañarla yo, ¿verdad?

—Bueno... Sí. —Afirmó Namjoon—. Yoongi está en lo cierto, Kook. —El recién nombrado resopló y se desparramó en el sillón, decepcionado. Pero de igual forma, hizo caso a sus Hyungs.

Cuando Yoongi iba atrás mío, saliendo de la sala, murmuró con un casi inexistente moflete: —Además, en realidad yo quería estar contigo y acompañarte... No permitiría que te pase algo malo, tampoco.

Aquello sonó como una queja de un niño pequeño, por lo tanto sonreí. —Está bien. —Acaricié su blanquecino y suave pelo. Me descolocó el hecho de que se dejó tocar en lugar de alejarse, pero no pude pensarlo mucho debido a la preocupante situación en la que nos encontrábamos.

—¡Nos vamos! —Gritó Yoongi, luego de cerrar la puerta. Su voz, gruesa, muy contraria con la que susurró minutos atrás.

*

—¿Entonces, cómo sabes donde queda la casa de Seokjin?

—Paso la mayor parte del tiempo allí.

—¿Por qué? ¿Acaso no tienes casa?

Uh, creo que hablé demasiado.

—Sí, si tengo...

—¿Entonces qué, Jihee? ¿Por qué no pasas tiempo en tu casa? —Preguntó tranquilamente—. ¿Acaso Seokjin te gusta o algo así?

—No, no es eso... Es muchísimo más complicado.

—¿Me puedes contar? —Preguntó con un tono apagado.

Silencio.

—Ya veo. —Respondió seco, y continuamos caminando.

—...Yoongi. —Planté mis pies al piso, Yoongi frenó unos pasos más adelante que yo y giró para verme—. Lo siento. —No respondió y siguió su camino. Me adelanté para estar a su lado y posé mi mano en su hombro, apretando dulcemente. —En un momento te lo voy a contar... Yoongi~ —Realmente no quería hacer esto, pero era por el bien de no desperdiciar mi progreso con Yoongi. Un puchero se formó en mis labios y comencé a picarlo con mis índices de manera juguetona y sutil. Estaba sufriendo internamente. —¡Yoongi~!

El peliblanco rió, dejando ver sus rosadas encías mientras que sus pequeños ojitos se achicaban.

—Ah, realmente pareces una idiota, ya para.

—¿Entonces por qué sonríes? —Pregunté de forma traviesa.

—Porque sí Jihee. —Me evadió—. Apurémonos.

Comenzamos a trotar, puesto que caminar tranquilamente no estaba en mis planes.

Paré en seco. Toqué la puerta, y Yoongi, quien deje atrás, me alcanzó al fin con su pecho bajando y subiendo de forma alterada. —Jihee... Tú... Me dejaste atrás otra vez. ¿Por qué corriste tan rápido? —Se quejó.

—Parece no haber nadie adentro. —Hice ademán de golpear la puerta aún más fuerte, pero Yoongi agarró mi brazo, evitándolo.

—Mira. —Señaló una ventana que se encontraba en la pared izquierda de la casa. Estaba rota, con los vidrios peligrosamente desparramados en todo el suelo, afuera y adentro.

Yoongi y yo nos miramos. Mutuamente por unos segundos. Y sin decir nada, entramos de la forma más cautelosa que podíamos.

YOUR LIPS - MIN YOONGIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora