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—¡Kim Taehyung, devuélveme eso en este instante! —Con los brazos en jarra vociferé ya algo harta, dirigiéndome al de cabello cobrizo que andaba correteando al rededor de la mesa.

Sí, he venido a la enorme casa de Jungkook. Pero desde que llegué, se nos ha hecho imposible poner un ojo a los libros y hojas. Es que, están todos los chicos, y a los dos que no había conocido antes —debido a que me dormí, pero si estuvieron presentes— en la fiesta, les encantaba ser algo... revoltosos. Bueno, de hecho solo puedo hablar así de Taehyung, ya que el moreno apodado Nam actualmente está tratando de ayudarme a sacarle mi libro al loco.
Estos dos chicos sí estaban en la clase de sótano/sala algo oculta aquella vez, que por cierto es donde nos encontramos ahora, pero precisamente ese día estaban extrañamente callados y tranquilos en un rincón, que no los noté. En fin, el punto es que ellos no se molestaron por no saludarlos o algo por el estilo. Pensaron que estaba muy cansada y que por eso me fui directamente a dormir. No los culpo.

Todos estaban esparcidos en distintos puntos de la habitación. Algunos con la vista en su celular, ajenos de lo que estaba pasando y otros riendo por la persecución aquí. En cambio Jungkook, sentado en el sillón, miraba con preocupación a Taehyung, como diciéndole con la mirada que parase. Yoongi, por su parte, estaba recargado en la pared mientras que con las manos en los bolsillos de su sudadera parecía analizar qué carajos estaba haciendo el de cabello cobrizo y por qué el moreno lo estaba persiguiendo.

Me desplomé en el sillón al lado de Jungkook con un fuerte suspiro, demostrando molestia. Aunque no era del todo cierto. Era... un poco entretenido ver como Taehyung se zafaba de las garras de Namjoon.

Giré mi cabeza a Jungkook cuando sentí su mirada.

—No creo que podamos estudiar así, Noona...

—Lo sé. —Me encogí de hombros

—Para la próxima estudiemos a solas, no sabía que habría tanto alboroto. En un lugar tranquilo... n-no lo sé... —Se le notaba culpable y preocupado. No debería sentirse tan mal cuando aún tenemos varias oportunidades para juntarnos.

Inmediatamente Jungkook dijo aquello, se escuchó un fuerte ruido a donde todos los presentes dirigieron la vista, incluyéndome a mí y a mi acompañante, dejando la conversación a medias. El ruido había provenido de Taehyung, quien estrelló su cara contra el piso, y, sobando su frente le dedicó un mohín con un ceño fruncido al peliblanco, delatándolo.

Estaban quienes miraron a Tae para ver si estaba bien, y... luego estaba Hoseok, quien se agarraba el estómago del dolor que provocaban sus propias carcajadas. Bueno, el chico no tiene la culpa, a mí también me había hecho gracia.

El paliducho que seguía apoyado en la pared, hasta hace un rato con su pie extendido lo suficiente como para haber hecho tropezar a Tae, se inclinó sobre el nombrado y le sacó mi libro sin esfuerzo para luego extendérmelo. Su aire serio de no me importa nada podría parecer grosero o ya aburrido de ver. Pero por el contrario, a mí me agradaba. —Gracias. —respondí una vez tenía mi preciado y querido, nótese el sarcasmo, objeto a mi merced.

Miré a Jungkook y éste asintió, dándome a entender que ya podíamos comenzar con las estúpidas lecciones.
Taehyung se había ido a refugiar lloriqueando como un bebé a los brazos de Namjoon y Jin —éste último, no había abierto la boca en todo el día y me resultaba extraño—. Nam decía que se lo merecía, por no entregarle mi libro, anteriormente, por las buenas.
Jimin sonrió debido a esta escena, no lo había hecho desde hoy y creí sentir una clase de alivio o felicidad.

Una vez el ambiente se tranquilizó, me senté en la mesa, que no ocupaba mucho espacio, con Jungkook. Me explicó con suma paciencia cada detalle de los temas, señalando con sus bonitos y largos dedos, específicos textos del libro.
Podía ver claramente cómo dirigía su atenta mirada a mis labios cada vez que relataba qué cosas no entendía, y las volvía a explicar. Y lo mejor de todo, es que fue sin intentos de asesinatos hacia mi persona, cosa que yo no hubiese podido reprimir. Así que estoy agradecida.

—¿Entonces, cómo quedaría un párrafo respecto a este tema? Usa todos los tiempos, por favor.

Mi mente quedó en blanco. ¡Es muy distinto escribirlo en una hoja a decirlo oralmente!
Avergonzada apoyé mi cabeza sobre la mesa ocultando por completo mi rostro, hundiéndolo entre mis brazos. —Lo siento... —Balbuceé.

Jungkook se rió de mí. Vaya, pues el mocoso era un maleducado. —No te preocupes, cuesta al principio. ¡Pero con constancia estoy seguro que podrás entender!

Levanté mi cabeza y lo miré con cara de pocos amigos. —Eso dices porque aún no me conoces. —Y... volví a ocultarla.

Escuché el ruido de una silla, así que supuse que Jungkook se hartó de mí y se levamtó para irse a un lugar muy lejano de mi vida. Me di cuenta de mi exageración cuando una mano se apoyó en mi hombro. Era Jimin, quien había tomado asiento. Me encontré con su tan usual sonrisa y ojos rayitas.

—¿Y qué tal te va?

—Pues... no muy bien.

—Noona es muy inteligente, así que no te preocupes por ella, ¡aún no ha  activado del todo su cerebro!

Dirigí mi vista a mi derecha. —Jungkook, sé que me tienes pena, lastima o una extrema compasión,  pero ambos sabemos que en esto soy una completa inútil. —Antes de que los dos empiecen a negarlo como locos, me adelanté—: Yo me rindo. —Acomodé mi espalda por completo al respaldo de la silla, consiguiendo una posición más floja y cómoda.

Bostecé y me estiré con mis dos brazos extendidos por encima de mi cabeza. —Bueno, está bien por hoy.—Comenzó a hablar Jungkook—. Otro día seguiremos con lo mism-

Y como si de uno de los más fuertes golpes se tratara, se pudo escuchar como la puerta de arriba —la puerta principal de la casa de Jungkook— se caía abajo.

Los ojos de Jungkook se abrieron de par en par y un miedo invadió por completo mi cuerpo. No sé que está sucediendo, pero por la reacción de todos, que mágicamente se callaron, algo bueno no.

—Mierda, mierda, mierda. —Me giré para ver a Yoongi quien estaba susurrando maldiciones por lo bajo y se notaba alterado. Los chicos estaban en el sofá, aunque algunos no tardaron en pararse. Jungkook se bajó rápidamente de la silla al igual que Jimin.

El peliblanco levantó su vista hacia mí, que miraba expectante a todos y a todo. Se me acercó dando pasos con firmeza, me agarró del brazo con integridad y me arrastró, puesto a que no puse resistencia alguna, hacia al diminuto baño que había aquí abajo.

El aura agradable del ambiente desapareció por completo y ya no se encontraba. La puerta abierta del baño me dejaba ver como todos iban de un lado a otro, con el ceño fruncido y susurrándose entre ellos de manera abrupta.
Cuando nuevos golpes se empezaron a escuchar, pero esta vez en la puerta que abría paso a donde estábamos nosotros, Yoongi cerró la entrada al baño frente a mí, incluyendo la traba. Me giré en mis talones para verlo con preocupación. Su pecho subía y bajaba con aceleración, aquello me hizo arrugar el entrecejo ya que nunca lo vi tan... alterado.

No obstante, aquello no era nada. El verdadero problema empezó cuando se escuchó la puerta de donde estaban los chicos, romperse.

—Mierda. —Susurró, y debido a nuestra cercanía, pude sentir el calorcito de su... palabra respetuosa en mi oreja.

YOUR LIPS - MIN YOONGIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora